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Diario YA


 

Un libro de humor frustrado, frustrantes y ... ¿disolvente?

75 consejos para sobrevivir en el colegio (*): PRISA, machacando a los padres

Fernando José Vaquero Oroquieta. Promete mucho: un texto, en clave de humor irreverente, dirigido a un público juvenil. Objetivo: sobrevivir, de manera divertida, en esa etapa tan decisiva de la vida…, el colegio. La contraportada así lo presenta: “La vida a los 12 años puede ser bastante difícil: tu madre te castiga sin razón, tu mejor amiga se enfada contigo, te enamoras de un chico que no te conviene, metes la pata con las populares... Por eso he patentado este manual, que te ayudará a sobrevivir en los malos momentos. ¡Ah! Y mira al final del libro. Allí he puesto lo mejor: unos consejillos para aprender a dibujar chibis y unas divertidas pegatinas. ¡No van a poder contigo!”.

Pinta bien. Humor, escenas por todos vividas, técnicas para dibujar (ya se sabe, la moda de lo visual)... En cualquier caso, un intento ambicioso, pues no es nada sencillo divertir y orientar, con calidad literaria, a la par. La autora, en su primera incursión dirigida a este público, ¿lo ha conseguido?

Así, al azar, leemos el inicio de la página 138: “Ya eres MAYOR para creerte eso de«no seas egoísta, piensa en los demás niños. Papá Noel tiene que traer para todos» ¡Qué me importan los otros niños!, ¿acaso ellos se preocupan por mí? Por supuesto, a Raquel le mentí y le dije que pidiera como mucho dos cosas”. ¡Qué desconcierto! ¿Acaso es un mero ejemplo aislado, aunque desafortunado, de cinismo y oportunismo? No obstante, al proseguir la lectura, ya de principio a fin, parece que ambos rasgos, poco característicos de unos 12 años sanos, aparentemente impregnan toda la obra. O, ¿no será que he perdido el sentido del humor? ¡Pero si me muero por reír!

Seamos serios y analicemos el asunto. Veamos algunos de esos consejos, concretamente los referidos al papel e imagen de los padres (sobre todo de la madre, curiosa circunstancia, no en vano el padre está “ausente”). “Sal de los pensamientos de tus padres enseguida” (número 6); “Si quieres que tus padres te compren algo, diles que lo necesitas para el colegio” (8); “Escucha lo que hablan tus padres cuando crees que no escuchas” (14); “No intentes entender las decisiones de tus padres. Son totalmente injustas” (23); “No merece la pena ayudar en las tareas del hogar a cambio de conseguir su cariño” (24); “Cuando tus padres te suelten el rollo, aprovecha para pensar en tus cosas” (28); “JAMÁS, JAMÁS dejes que tus compañeros conozcan a tus padres. No les des más motivos de burla” (37); “Acostúmbrate: todo lo acabamos pagando los hijos” (47); “No intentes entender a tu madre, es IMPOSIBLE. Sólo síguele la corriente” (49); “Si crees que tus padres pueden oírte, es mejor que no pegues a tus hermanos” (41). Sin duda, tales consejos constituyen una buena batería de técnicas dirigida a la manipulación de padres un poco pardillos. Si los chavales lectores no las conocían, prepárense: se convertirán en unos manipuladores implacables.

Los demás familiares tampoco salen muy bien valorados: “Empieza a ser  muy simpático con tus familiares unas semanas antes de Navidad” (39). Referencia un poco avara, por no calificarla de puro utilitarismo.

Así las cosas, no nos sorprenderán los consejos referidos a los profesores: “No te engañes: no se salva ningún profesor” (16); “No te engañes: nunca, jamás, un profesor te da algo bueno a cambio de nada” (62).

En resumen, por lo que se refiere a las tradicionales figuras de “autoridad”, como no podía ser menos, aconseja: “Ni por un momento te creas eso que dicen los adultos de que TODO lo hacen por nuestro bien” (73). Casi nada: o adereza la autora todo ello con unas extraordinarias dosis de humor, y desde un criterio ético firme, o desorienta a cualquiera; sobre todo a preadolescentes en crecimiento afectivo y psicológico. Pues no olvidemos que lo puesto en negro sobre blanco, se configura en fuente de autoridad. Y si el criterio no es claro, o carece de una base, seguro que desorienta o confunde; por muchas “morcillas” de presunto humor que incorpore. Y es que, además, divertir es difícil, muy difícil; un ejercicio particularmente ingenioso del intelecto, mucho más que limitarse a llamar constantemente “arpía” a la “popular” que ensombrece en clase a la protagonista del libro.

Pero, dada su importancia en esta edad, veamos las relaciones con los iguales que sugiere la autora: “Que tu mejor amigo sea mucho, muchos más tonto que tú" (1); “Cuando el compañero de mesa es más peligroso que un mal marido” (este consejo, el número 19, un tanto amargo. ¿No se producirá, acaso, una proyección de las experiencias de la autora, que distan mucho de las de una preadolescente de 12 años?); “Nunca admitas un error delante de tus amigas. Miente todo lo que haga falta” (12); “Esfuérzate en caerle bien al más popular” (32). Por mucho que busquemos, no encontramos, ni en clave de humor, ni en ninguna otra, una mirada amable a la amistad; ni a las otras realidades que dan consistencia y belleza a la vida. Pura amargura. ¿Es lo que nos concluye la autora? ¿No hay nada bueno?, ¿Nada merece la pena, salvo salirte con la tuya?

Y, en esta edad de los primeros y sucesivos novietes, concluye: “Sal con alguien. Con quien sea” (44). Un poco triste, ¿no?

Llegados a este punto, debemos preguntarnos, ¿tiene una propuesta moral y ética este libro?, pues sí: “Cierra la boca. No decir toda la verdad no es mentir” (7); “Disimula, que nadie se dé cuenta cuando algo te enfada o te pone triste” (20, ¡viva la espontaneidad juvenil!); “MIENTE. MIENTE. MIENTE” (55); “IMPORTANTÍÍÍÍÍÍÍÍSIMO´. NUNCA, JAMÁS, dejes que los demás te obliguen a que te apliques tus consejos” (consejo 57, ¡olé por la coherencia!); “Mucho cuidado con los buenos sentimientos. AHÓGALOS si hace falta (67).

Conforme a lo culturalmente dominante, el texto presta no poca atención a las apariencias. “IMPORTANTÍSIMO: échate una última ojeada justo antes de salir de casa para ver cómo te van a ver hoy los demás” (36). ¡Viva la superficialidad! El paso siguiente, tememos, será que la autora sugiera como modelo juvenil de éxito el de tronistas y candidatos de ”Mujeres, hombres y viceversa”.

Entonces, ¿no hay consejo bueno? Pues alguno, alguno… hay: “Busca el lado bueno” (27); “Aunque los demás se porten como idiotas, tú piensas con calma” (64). Y uno políticamente correcto, como no podía ser menos: “¡Padres y políticos, concienciaos, porque sois los que tomáis las decisiones!” (70). Entonces, un menor de 12 años, ¿no tiene responsabilidad alguna?

Dudo mucho que nadie se ría mucho con este libro. Desorienta, es triste, incluso enfada. Si quería reírme… ¿fallo yo o la autora?

 

María Frisa es autora deEl resto de la vida (Simancas, 2004), Breve lista de mis peores defectos (Martínez Roca, 2006),15 maneras de decir amor (Martínez Roca, 2008),El cuarto círculo del infierno (Onagro, 2011) yComo entonces (Premio de narrativa Universidad de Zaragoza, 2010). Todo un currículum.

En esta ocasión, Alfaguara, editorial del grupo PRISA, nos ha ofrecido un producto ambicioso, pero frustrado y frustrante. Y nada divertido. Pero dada la carga cultural subyacente en este trabajo, que la tiene y muy potente, no parece que su lanzamiento sea un acto puramente mercantil o, no digamos ya, al servicio de la buena literatura. O de la diversión, si somos generosos. Sin alcanzar el objetivo de divertir, sí parece que alcance el de contribuir a privar de autoridad -la poca que queda- a padres especialmente, y a otras figuras de autoridad, en aras del egoísmo y del “porque yo lo quiero y valgo” de los pequeños tiranos domésticos; prefigura del eterno adolescente irresponsable propuesto como modelo por el poder cultural dominante. Así nos va. Toda una aportación a la moral colectiva. Estarán orgullosos. Para que luego digan que eso de la ingeniería social zapaterista es un cuento. Ahí está, múltiple, en ocasiones sutil, con una potentísima base legal, y totalmente operativa.

(*)75 consejos para sobrevivir en el colegio, María Frisa, Editorial Alfaguara, Colección INFANTIL JUVENIL, Madrid, febrero de 2012, 224 pp, precio con IVA 15 €.