"AES y el fracaso": Esta es la carta que han recibido los militantes de AES
Son ya diez años los que llevamos en la vida pública y algunos opinan que solo hemos cosechado fracasos.
Pues sí, visto por los ojos del que está imbuido del sistema partitocrático actual es verdad...
Es más, muchos podrían pensar que esta perseverancia no es tal, sino que en realidad es soberbia y orgullo, pues también tendría su lógica.
Piden que nos retiremos, se puede entender. También pueden pensar otros que estamos en estas lides, porque lo que pretendemos es dividir el voto y crear diáspora y más en un momento como el actual, hasta puede resultar comprensible este juicio.
Otros argumentan que más que aportar, contaminamos, porque tenemos un discurso rancio que no vende; no sumamos, restamos.
Dicen también que somos unos meapilas, unos ultra católicos, más papistas que el papa; que además, ni la propia jerarquía de la Iglesia, a la que defendemos y amamos, nos apoya, todo lo contrario afirman que los obispos nos rechazan y ello porque somos unos extremistas y no somos presentables.
Algunos han llegado a afirmar con todo rigor, porque a él se lo han dicho, que ciertos obispos no nos quieren ni ver, y me lo creo.
Piensan que somos un partido que no aporta soluciones, más allá que denunciar el aborto y gritar por la unidad de España y que eso no tiene hueco en la política española.
Después de todos estos argumentos, y alguno más que se me queda en el tintero, el lector esperaría de una persona responsable, políticamente hablando, que a continuación anunciara la disolución del partido y en un acto de responsabilidad se marchara a su casa...
Pues bien, desafortunadamente, y en contra de los intereses personales de los hombres y mujeres de AES, la razón para no hacer tal anuncio es solo una, para muchos quizás irrelevante, para los menos quizás tenga algún sentido; no nos podemos ir, no digo que no nos queramos ir, digo que no podemos irnos, porque al día de hoy no existe partido político, parlamentario o extraparlamentario, que defienda los principios y valores que dimanan de la Doctrina Social Católica, por lo tanto la Justicia Social y la unidad de nuestra Patria.
Así las cosas permítame el lector ahora compartir con él mi discernimiento sobre las razones por las que debemos continuar.
AES nació cuando el PP estaba en el gobierno (2004), y lo hicimos porque en aquel momento ‐lo que ahora parecen descubrir algunos recién llegados‐ vimos que este partido era en gran medida el precursor de los graves problemas que hoy pesan sobre España.
El PP se convirtió en el mejor valedor del PSOE, no cambió leyes, tampoco a los que las promovieron en nombre del PSOE.
El gobierno de Aznar, con Esperanza Aguirre y demás, fueron los que hicieron las mayores cesiones a los gobiernos autonómicos, fue el del pacto del Majestic, el de las transferencias de mayor contenido político y social, el de los pactos fiscales con el PNV;
fue el de la excarcelación y acercamiento de los presos etarras, el de la negociación con ETA… “Hoy he autorizado que se inicien las conversaciones con el Movimiento Nacional de liberación Vasco” ¿recuerdan esta frase de Aznar?;
fue el gobierno que aprobó las píldoras abortivas PDD y la RU486, con las que se disparó el número de abortos;
sus CCAA eran, y son, las que como la de Madrid, presidida por la Sra. Aguirre, mayor número de abortos subvencionaron y siguen subvencionando; fue el que aprobó la investigación y manipulación de los embriones;
fue el de las uniones civiles de homosexuales;
los que aprobaron las primeras adopciones por parte de estas;
los de los cambios de sexo gratuitos y tratamiento hormonal de por vida, mientras nuestros mayores se tenían y tienen que pagar determinadas intervenciones;
los que se corrompían, Baleares, Galicia, y ahora sabemos que Madrid era el epicentro; eran los que impusieron la política de la especulación y el pelotazo; los que instauraron una política económica asentada en el sector servicios arrinconando los sectores primarios e industrial; el de la deuda elefantiásica de Gallardón; los que cedieron la soberanía de España a Europa;
el único partido de centro derecha de Europa que apoyaron la Constitución Europea;
los que empezaron a terminar con la clase media asaetada de impuestos y cargas sociales y pasaron a apoyar a las grandes empresas internacionales, a las cuales subvencionaron para luego terminar deslocalizadas, llevándose los frutos de los fondos que se les entregó;
fueron también los que sin escuchar la voz del Papa S. Juan Pablo II, se comprometieron en una guerra injusta, inmoral e ilegítima como la de Irack , principio de todos los males que asolan hoy a Occidente, y los mismos que hoy se niegan a intervenir o promover una actuación armada, legal, moral y justa contra los enemigos de la humanidad;
son los que, como se ha demostrado en el caso de Aznar, hacían negocios con Libia y otros dignatarios execrables.
...
Esto era el PP.
Cuando vimos que el deterioro moral alcanzaba esas cotas de la mano del PP, cuando veíamos que eran ciegos a la perversión de lo que supone el sistema autonómico español, cuando eran conniventes con la política terrorista en contra de las víctimas, cuando vimos su desprecio por la vida, por la familia y por nuestras raíces cristianas, entendimos y entendemos que era más que necesario, pese a ser conscientes de la dificultad de la empresa, comparecer en la vida pública para dar voz a estos principios y valores.
A tales efectos nos definimos como el proyecto social cristiano de los principios y valores, uno de nuestros primeros eslóganes electorales, fue “Vota Principios, Vota Valores, Vota AES”. Hoy me alegro que otros estén utilizando el mismo eslogan.
Pero nadie olvide que este discernimiento y la decisión de comparecer a la vida pública la tomamos hace diez años, la tomamos cuando otros que hoy reaparecen en la política eran parte del PP, vivían a costa del partido, y compartían la estrategia de silenciarnos o de presentarnos como radicales para sacarnos fuera del tablero.
Estaban en un partido que les gustaba y por eso cuando sucedió el tema del Mayestic, las vacaciones fiscales vascas, las transferencias a las autonomías o cuando se fomentaba la antiespañolidad en Cataluña o Vascongadas, callaban y cada fin de mes seguían percibiendo su sueldo y manteniendo su poltrona.
Pero volvamos a hablar de nuestro fracaso, del fracaso de Alternativa Española.
Solo se fracasa cuando tienes puesta la mirada en el corto plazo, y se asume que el fracaso se concreta en no conseguir escaños.
Pero cuando estás convencido de que la defensas de tus principios exige el combate y la perseverancia, porque son la verdad que terminará por triunfar, cuando asumes que una forma de cumplir con tu Credo y con tu Patria es estar presente en la vida pública, para mantener vivos estos valores es cuando llegas a la convicción de que lo que ellos llaman fracaso es parte el éxito, que exige de la coherencia y de la lealtad a tus convicciones.
La parte humana, y más, a los que como es el caso de AES, ni vivimos ni cobramos, sino que nos cuesta AES, nos pediría abandonar, dejarlo estar y seguir la actividad profesional y dedicarnos en la intimidad de nuestra familia a ser coherente con los principios, pero afortunadamente Benedicto XVI y S. Juan Pablo II nos dijeron y nos compelieron a que los católicos debíamos comparecer en la vida pública, para defender lo que ellos llamaban los principios no negociables que no admiten componenda.
Y no nos dijeron que esto lo teníamos que hacer con vocación de éxito , sino todo lo contrario de servicio al bien común, de martirio que es la gracia del cristiano.
No nos dijeron que nos pagarían, ni que ayudaría a nuestra carrera profesional, es más nos dijeron que no nos fiáramos de determinados medios que con la apariencia de católicos trasladan mensajes que son contrarios a los referidos principios innegociables.
Tampoco nos dijeron que esto sería un proyecto de masas, lo contrario, y recientemente hemos podido leer como determinados obispos han levantado la voz para denunciar que proyectos, como AES, son eclipsados y apartados de la hoja de ruta de los medios de comunicación de la Iglesia; yo puedo dar fe que esto ha sido una constante en los últimos años.
En consecuencia, en el ADN del católico comprometido en política debe estar descontado lo que ellos llaman el fracaso, es parte del camino a recorrer, el verdadero fracaso sería ceder en la defensa de estos principios, dejarnos llevar por la corriente del sistema y escuchar que solo el éxito consiste en tener más votos que el vecino.
Para nosotros triunfar es cada persona que se acerca a nuestras mesas informativas y se ve reconocida en nuestro mensaje, lo es también el hostil que nos insulta pero sabe que no tendrán el camino libre para terminar con España y lo que ella ha supuesto en la historia de la humanidad.
Todos conocemos la máxima católica de “fracaso en fracaso hasta la Victoria final”, y cuál es la victoria final, la de presentarnos un día con las manos llenas de “fracasos” y humillaciones por defender lo que no es negociable. A lo que aspiramos como bien dice mi esposa es a que Dios nos lo premie con un escaño en el cielo.
Somos conscientes que decir estas cosas y de esta forma en la política del siglo XXI es de difícil comprensión, sabemos que esto es políticamente incorrecto, sería más fácil hablar el lenguaje manido de la mayoría de los políticos y adoptar el tono populista de la mayoría, pero si lo hiciéramos, necesariamente terminaríamos por mimetizarnos con el sistema y seríamos parte del mismo y con ello parte del problema.
Dicho todo esto, es importante que se sepa que la defensa de estos principios y la inspiración de nuestro programa en Doctrina Social de la Iglesia (DSI) nos permiten presentar un riquísimo programa, que da soluciones a todos los problemas actuales.
No se olviden que los hombres y mujeres de AES son trabajadores, empresarios, intelectuales, autónomos, amas de casa, personas que, a diferencia de otros políticos que no han gestionado ni una tienda de chucherías, han sabido crear empresas, han sido emprendedores y parte de esa ejemplar clase media española, que ha llevado a España a sus mejores niveles de éxito;
sabemos cómo crear empleo y qué tipo de empleo, de calidad y estable;
sabemos los impuestos que deben ser suprimidos porque duplican o incluso triplican determinados hechos imponibles;
sabemos cuáles son y cómo solucionar los problemas de la sanidad, la educación y la seguridad;
somos y seremos un azote contra la corrupción, exigimos la responsabilidad penal de los partidos políticos y la regulación de la pena para los líderes de los mismos por razón de la culpa “in vigilando”;
somos conscientes de la importancia de un medio ambiente sostenible, pero no paranoico;
sabemos que la única forma posible de economía libre y justa es la basada en la iniciativa privada, la propiedad privada y el libre mercado;
pero también sabemos que para que la riqueza sea justa y genere riqueza compartida, debe tener una función social;
sabemos de lo importante de un Estado pequeño pero solvente y que se rija en sus actuaciones por el principio de subsidiaridad, o como lo llamaba S. J. Pablo II de suplencia, y no por el intervencionismo;
sabemos del derecho a una vivienda y de cómo solucionar la política de los desahucios;
defendemos el fin social de las empresas y su obligación de colaborar con la solidaridad en la pobreza a partir de la ayuda fiscal que el Estado debe prestarles.
Tenemos un programa rico, muy rico, y completo al que todos pueden tener acceso.
Desde que llegamos a la política hemos intentado aunar esfuerzos, siempre hemos creído, repito no de ahora, sino desde hace ya diez años cuando las cosas hubieran tenido mejor solución, que era preciso unir voluntades que permitieran presentar una opción que constituyera una alternativa.
Hemos propuesto acuerdos y salvo uno, Impulso Social, los demás han sido imposibles, agradezco el esfuerzo de nuestros socios de Impulso Social.
Hemos apelado a la unidad bajo un mínimo denominador común, la defensa de los principios no negociables al que sumábamos dos puntos más, la unidad de España y como expresión del bien común la Justicia Social.
Hemos querido evitar la diáspora.
Hablé, y hoy lo digo, con Alejo Vidal Cuadras de Vox para las elecciones Europeas, pero nos rechazó porque no quería ninguna contaminación que les pudiéramos ocasionar, ya que según él nosotros somos de “extrema derecha” y ellos liberales; le advertí, en presencia de periodistas testigos de esa reunión, de las consecuencias y de que nuestros votos les dejarían fuera, no obstante y después de conocer sus posicionamientos en relación con los principios no negociables en mi debate con el Sr. Quiros, agradecí esos renglones torcidos con los que Él escribe, porque de haber llegado al parlamento europeo con los “valores” de Quirós hubiéramos sido conniventes .
Los argumentos que nosotros dimos durante la campaña fueron los utilizados por los actuales responsables de Vox para remover de sus cargos a los fundadores del partido, hoy exmilitantes del mismo, pero pese haber sido las mismas razones que nosotros esgrimimos en nuestra campaña, parece que somos los responsables de todos sus males.
La pregunta es una, si hubieran salido como cargo electo y defendieran, como defendían el aborto en determinados supuestos y ese concepto de España de lo que dan fe las hemerotecas… ¿Hubieran seguido en el partido?
Luego, ¿les hemos hecho un daño o un favor? Pero después de las elecciones europeas y a la vista de los cambios anunciados he intentado por diversos medios tomar contacto con ellos y ha sido imposible, no ha habido respuestas.
Han rechazado siempre cualquier contacto, según las cinco versiones que he recibido: una, no me fio; dos, nos hicieron daño durante las europeas; tres, somos unos intervencionistas frente a ellos que son unos liberales; cuatro, somos de “extrema derecha” y la quinta y última me la comunicó directamente Abascal: nosotros no sumábamos, restábamos y que no tenía nada de qué hablar salvo por cortesía, así lo ha dicho su portavoz y candidato a la Comunidad de Madrid.
En las últimas elecciones andaluzas los resultados no han sido los que esperaban, han perdido la mitad de los votos y dos tercios del porcentaje de voto, pero pese a ello yo les animo a no decaer, que sigan en el empeño, en menos de un año dos derrotas, pero insisto eso no es fracaso si a lo que se aspira es a defender unos principios que el sistema rechaza, cambiar el sistema pasa por muchas batallas perdidas para ganar la guerra.
Pero pese a nuestro interés de aunar esfuerzos y el rechazo de Vox a construir una alternativa, la unión por el momento desafortunadamente se ha vuelto imposible al haber confirmado recientemente el Sr. Abacal que se reafirma sobre la legitimidad de las uniones homosexuales, para nosotros uno de los principios no negociables, ello sin perjuicio de otros planteamientos de corte extremadamente liberal que pudieran no tener un total encaje con los principios de Justicia social reconocidos en la DSI.
También recientemente anunciamos nuestra intención de constituir una coalición bajo la denominación de “Con las Manos Limpias”, pues bien, al haberse opuesto un sector del partido de PxL a dicho acuerdo, la viabilidad del mismo se hacía imposible, además de que la estrategia electoral y los planteamientos políticos en algunos aspectos importantes no eran coincidentes y nos podían suponer el riesgo de cruzar líneas rojas a lo que no estábamos dispuestos.
En consecuencia compareceremos en solitario en las próximas elecciones.
Por último solo decir que no nos sentimos fracasados.
Estos reveses electorales son parte de lo que tenemos asumido y sabemos por descontado que lo conlleva un proyecto de principios y valores.
Somos conscientes de que nuestra presencia se sigue haciendo necesaria, porque no hay ningún partido que defienda esos principios no negociables y dé solución a los problemas de hoy día desde la Justicia Social amparada en la DSI.
Sabemos, como dijo el Santo Padre que existe el martirio de la coherencia, al cual estamos dispuestos a sumarnos, y no tenemos complejos por comparecer en la vida pública para defender unos valores que según algunos no venden, pero que son la base sobre los que construir una sociedad justa y próspera.
No nos humilla el que se nos excluya y que algunos nos consideren un lastre, porque cuando a los que hoy dicen ser los defensores de alguno de esos principios les llegue ese fracaso puntual, que ya están sufriendo, estaremos ahí para hacer camino en común.
Sabemos que, salvo muy honrosas excepciones, no contamos con el apoyo de la jerarquía de la Iglesia católica, pero que estamos a su servicio, que no nos ofende el que nos llamen ultra católicos o meapilas por seguir el mandato doctrinal de la Iglesia, y confiamos en que un día la jerarquía recapacite sobre su participación, por acción u omisión, en la actual situación y nosotros estaremos ahí, porque a ellos y a lo que representan nos debemos.
Y si por ultimo alguno considera que debemos retirarnos y apartarnos, les pediría que nos lo hicieran saber pública o privadamente en una acción de caridad y justicia.
En las próximas elecciones se presentará un partido islámico, nadie lo critica, se ve como un acto de tolerancia y pluralidad.
Pero por el contrario, presentar un partido cristiano como es AES supone todo un escándalo, que incluso ofende a algunos cristianos y, al parecer, según dicen algunos, incluso a algún miembro de la jerarquía católica; pero pese a ello y en un acto de responsabilidad nos presentaremos y una vez más estará en la calle el mensaje de AES, sabiendo que lo que ha de venir como resultados de las elecciones no es más que un paso en nuestro devenir en el compromiso con los principios y valores con los que estamos conjurados.
Estamos en la semana de Pasión, con visión política de hoy podríamos llamarla la semana de los “fracasos”, pero esta semana de “fracasos” termina con la Pascua de Resurrección, la Victoria Final.
Si hoy fuera el año 33 después de Cristo, la expulsión de Jesús por sus hermanos en la Fe del Templo lo veríamos como un “fracaso”, también lo sería cuando le juzgaron y le condenaron, le flagelaron y le coronaron con espinas, el “fracaso” alcanzaría el culmen con su muerte en cruz, pero después de todos esos “fracasos” llegó la Victoria Final ya que por mor de esos “fracasos” nos dio la salvación y la vida eterna. Sin esos fracasos, que como hombre alguna vez quiso dejar pasar, no se hubiera consumado la Victoria Final.
Y no olvidemos tampoco el “fracaso” de los mártires españoles de 1936 a 1939 que entregaron su vida por Dios y por España, ni de los actuales cristianos de Oriente que están siendo martirizados en lo que muchos podrían considerar un fracaso, pues bien esta sangre derramada por los mártires es de donde debemos sacar la fuerza necesaria para seguir.
Nada de lo que he dicho es políticamente correcto, ni tan siquiera político, algunos dirán que no se pueden mezclar las cosas, una es la política y otra la moral y tu Credo, pero nosotros no somos capaces de disociar estas situaciones y es por ello por lo que los hombres y mujeres de AES estamos en la vida pública.
Madrid Domingo de Ramos de 2015
Rafael López‐Diéguez Gamoneda.
Secretario General de Alternativa Española (AES)