Editorial: "El sentido del deber"
Sí, lo lógico sería que PP y PSOE gobernasen juntos en Vascongadas. Pero no demos muchas vueltas a algo que es obvio: el elemento distorsionador para que esa posibilidad sea difícil de conseguir es el pasado y la trayectoria política de Pachi López. La foto con Otegui pesa mucho, demasiado, y aunque la campaña electoral ha servido para que el candidato socialista intentara marcar distancias con el separatismo, todos sabemos que López no es Ramón Jáuregui ni Chiqui Benegas. Y todo eso, en este momento de la partida, se nos antoja crucial y casi definitivo.
Zapatero y Blanco han dado los pasos que había que dar para dejar la pelota en el tejado de López. En principio, se respetará su decisión, y si Ibarreche no consigue sacar adelante su investidura, le tocará a él pedir el apoyo de la Cámara de Vitoria para ser lendakari. En ese momento, el PP tendrá que elegir entre formar parte de un ejecutivo regional que le dará más de un disgusto o seguir en la oposición, que en la práctica supone ocupar una plaza totalmente marginal en la política vasca. Si todo ocurre con normalidad, Basagoiti dará su apoyo a Pachi López, y entonces será anecdótico que Rosa Díez quiera unirse o no (que querrá) a ese bloque "constitucionalista".
Pero más allá de estas quinielas, que son necesarias porque lo que está en juego es nada menos que el futuro de una región española de una importancia enorme, lo fundamental de las últimas horas ha sido, sin duda, el mensaje claro que ha enviado la sociedad vasca a los partidos mayoritarios para que desalojen del poder cuanto antes a los nacionalistas. El daño que el PNV, EA, y ya no digamos EB o HB han hecho a los vascos, y por extensión a España, quedará en los libros de Historia para que las próximas generaciones puedan valorarlo como merece. La voz de Vascongadas ha sonado clara y rotunda en las urnas: "echen ustedes a los separatistas del poder".
Pocas cosas son tan absurdas, anacrónicas y estúpidas como el nacionalismo cateto, provinciano y corrupto que promueven el PNV, el BNG o CIU-ERC. Un separatismo improductivo, empeñado en inventar una Historia que sólo existe en la imaginación de sus líderes, incapaz de afrontar los desafíos de la sociedad de hoy y de resolver los problemas reales de los ciudadanos. Un separatismo corrupto, con una red clientelar absolutamente bochornosa, que ha usado las estructuras de poder para perpetuarse en el poder, esquilmando, desesperando y frustrando a los españoles que viven en aquella tierra hermosa y fecunda. Una lacra ciertamente perniciosa.
Esperemos que Pachi López cambie, que tenga la suficiente altura de miras como para hacer lo que debe hacer, que sepa interpretar la voz de los ciudadanos de Vascongadas. Y que el PP, que ha sufrido en las urnas un descalabro de dimensiones considerables, tenga al menos la humildad de colaborar en un proyecto regenerador que supondrá atar en corto al próximo lendakari para que no se caiga en las continuas tentaciones que le propondrán los enemigos de España. No es tarea fácil, y posiblemente tampoco estén las personas que podrían desempeñarla con acierto.
Martes, 3 de marzo de 2009.