El New York Times publica un ataque a la Iglesia en primera página
Eligelavida. Eres mejor que tu Iglesia, así que, ¿por qué seguir yendo a Misa? ¿Por qué pertenecer a una Iglesia que niega sus derechos a las mujeres? ¿De parte de quién estás? ¿Eliges a las mujeres y sus derechos o a los obispos y sus males? Si eres parte de la Iglesia Católica, eres parte del problema. Ningún feminista que se precie sería católico. Si eres liberal o progresista, sal de Misa. La Iglesia no cambiará su doctrina de la ‘inmaculada contracepción’…
Toda esta demagogia barata fue publicada en primera página el pasado viernes en el New York Times. Vivimos en el mundo de la corrección política. Y, por supuesto, denigrar, calumniar y desprestigiar a la Iglesia Católica es lo políticamente correcto. Por ello, medios que desean ser considerados ‘prestigiosos’, como el diario New York Times, dedican gran parte de su tiempo a insultar al Santo Padre y a mentir sobre lo que es la Iglesia. Para ellos, ‘todos’ los curas son pederastas, ‘todos’ los bautizados son antifeministas que luchan para que la mujer no avance socialmente, ‘todos’ los que van a Misa son anticuados y ‘todos’ los que obedecen la doctrina católica son subnormales.
El New York Times, fiel a sí mismo, publicó un anuncio en el que la Freedom From Religion Foundation ataca a la Iglesia católica por oponerse al Presidente Obama en sus planes anticonceptivos y abortivos. Lo llaman ‘carta abierta a los católicos liberales y nominales’ y es una clara muestra del ateísmo de nuestro tiempo. Un ateísmo que no ha olvidado a Dios, sino que lo tiene siempre presente para renegar de Él. Por supuesto, nada dice esta carta sobre la lucha de la Iglesia en favor de los débiles, su defensa de los marginados, su cuidado de los pobres, la alfabetización que durante siglos ha llevado a cabo en el mundo, su creación de universidades, su defensa de la vida y la dignidad del ser humano, su presencia en los conflictos armados y en las cloacas de la tierra, de donde los ‘librepensadores’ salen huyendo como ratas mientras los misioneros permanecen ocupándose de su prójimo con la fuerza de Cristo. Y mientras la Iglesia sale al encuentro de todos, incluso de los que no comparten la fe en Dios, estos ateos ejercientes buscan coartar la libertad religiosa y violar las conciencias de los creyentes.
Imagino que los obispos norteamericanos habrán pensado: ‘ladran, luego cabalgamos’. Estoy convencida de que este artículo, como tantos otros, provocará una reacción adversa a la que pretende. La gente de bien, sean católicos, de otras confesiones religiosas o agnósticos, no se deja llevar por argucias y manipulaciones de saldo. Puede que Estados Unidos esté atravesando un momento especialmente duro para la Iglesia Católica. Pero donde hay anticatolicismo, hay también mucha gente en camino, muchos que, buscando la verdad, lograrán en su país un despertar religioso.