Impresionante testimonio de una mujer superviviente a un aborto salino
"Mi nombre es Gianna Jessen. Tengo 19 años de edad. Soy originaria de California pero ahora vivo en la ciudad de Franklin, en Tennessee. Soy adoptada y sufro de Palasia Cerebral".
Alguien dijo alguna vez que la escena que sirvió de marco para estas palabras se prestaba para un remake contemporáneo de "Daniel ante el Foso de los Leones". Una exageración, sin duda, pero no una invención. La que hablaba era una Gianna Jessen que aparecía demasiado pequeña, demasiado leve frente al micrófono que amplificaba su voz -en la primavera de 1986- ante el Subcomité de Constitución del Congreso más poderoso del mundo en la ciudad de Washington D.C.
Pequeña, pero ni temblorosa ni insegura. Ya no era la Gianna que a los 14 años acabó su presentación ante un Comité similar en California temblando y al borde del llanto, en medio de las burlas vociferantes de un contingente de abortistas, tal vez prometiéndose no volver más a un estrado. Gianna sonaba ahora serena, firme y hasta bromista, dispuesta a contar su increíble historia.
"Mi madre biológica tenía 17 años y 7 meses y medio de embarazo cuando decidió abortarme por el proceso de inyección salina. Yo soy la persona que ella abortó. Viví en vez de morir", siguió el testimonio de Gianna ante el Congreso. ¿Cómo apretar una vida tan peculiar, tan llena de sorprendentes giros, en una exposición de breves minutos? Eso es lo que Gianna intentaba hacer en el corto tiempo que le había concedido el Comité para que diera su testimonio. Un testimonio que, si producía el efecto deseado en los congresistas, podía llevar a una legislación que salvara la vida de cientos de miles de niños en los vientres maternos.
"Mi madre estaba en la clínica y programaron el aborto a las 9 de la manaña -siguió Gianna con su relato-. Afortunadamente para mí, el abortista no estaba en la clínica al yo nacer a las 6 de la manaña del 6 de Abril de 1977. Me apresuré. Estoy segura que si él hubiera estado allí, yo no estaría aquí hoy, ya que su trabajo es terminar la vida, no sostenerla. Hay quien dice que soy un ‘aborto fracasado’, el resultado de un trabajo mal hecho",