La fiscalía de la Audiencia Nacional denuncia al alcalde de Leiza
Pedro Saenz Martinez de Ubago. Todos hemos podido ver en los diferentes medios a los cinco encapuchados que portando fotos de terroristas etarras y pancartas de apoyo a los mismos enturbiaron lo que debería haber sido el alegre “chupinazo” con que Leiza abría las fiestas de su patrón San Tiburcio, un mártir a quien, por negarse a hacer sacrificios a los dioses gentiles, condenaron los romanos a pasear con los pies descalzos sobre fuego vivo y ser decapitado en la vía Lavicana el 11 de Agosto del año 286.
Pero este 1 de septiembre, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha denunciado al alcalde de Leitza, Oier Oizmendi, de Bildu, y a otras dos personas por un delito de enaltecimiento del terrorismo. El Ministerio Público considera que el pasado 10 de agosto, con motivo de las fiestas de la localidad se produjeron "diversos actos de apoyo y homenaje a los presos de ETA" que revisten "presuntamente carácter delictivo". Esos actos, descritos en un informe de la Policía Foral de Navarra remitido a la Fiscalía, consistieron en una manifestación que recorrió las calles del municipio bajo el lema "Euskal preso eta iheslariak estera" ("Presos vascos y refugiados a casa") y en que, durante el chupinazo que abrió las fiestas, se exhibieron fotografías de etarras.
Para quienes no conozcan esta localidad situada al norte de Navarra, diré ronda los 3.000 habitantes y que en las pasadas elecciones municipales, de los 2531 votantes censados, 1283 apoyaron a BILDU, que obtuvo 9 de los 11 concejales, siendo los 2 restantes para Derecha Navarra y Española, con 188 votos y Unión del Pueblo Navarro con 130. En este pueblo de mayoría aberzale, ETA asesinó en 2001 al concejal José Javier Múgica y en 2002 al cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro. Con estos antecedentes no es de extrañar que ETA y su entorno convirtieran el inicio de las fiestas en un alegato a favor de los presos, con un brindis por ellos, un discurso de apoyo a los reclusos de la banda y la entrada en la plaza de cinco encapuchados.
Pese a todo, aún quedan españoles honrados y valientes que se atreven a plantar cara a estos asesinos dando su testimonio de patriotismo diario entre una población abrumadoramente hostil. Yo tuve la suerte de pasear por el pueblo y compartir mesa en compañía de dos de ellos, Silvestre Zubítur y Pello Urquiola, el sábado 15, durante las fiestas y sobra decir que padecimos alguna agresión verbal y no pocas miradas hostiles. Como no podía ser menos, comentamos el asunto en la jovial sobremesa y quiero destacar las reflexiones que hizo Pello Urquiola, conocido bertsolari natural de Leiza, de las que me permito destacar lo siguiente.
“Algunos políticos condenaban estos actos como si fuera algo novedoso. Está bien que condenen pero... ¿para qué? ¿Creen que hace falta dar tanto “eco” a los incidentes ETArras de Leiza? ¿Creen que los auténticos leizarras nos extrañamos de estos acontecimientos? ¿Por qué creen que “algunos” no salimos al chupinazo, ni a la mayoría de los actos festivos de Leiza? Pues no lo hacemos para no ver estas injusticias.
¿Por qué creen que Maiorga Ramírez, de Bildu, dijo que en el chupinazo leizarra “hubo tranquilidad y normalidad”? pues porque sabe perfectamente que la “manzana podrida” ha trabajado mucho y bien en Leiza y que nadie se va a mover ante estas injusticias. Unos porque no salimos a presenciarlas y si lo hiciéramos nosotros seríamos los “culpables” por salir de casa en fiestas. Otros porque sí presencian todo, pero se camuflan entre la “masa podrida” como uno más de ellos y aguantan todo para quedar bien.
¿Por qué creen entonces que en la página 30 del programa de fiestas de Leiza dicen que lo que se ha conseguido no ha venido de la nada y que ha sido fruto –añaden- de muchos años de lucha para conseguir alcanzar la verdadera democracia para Euskalerria?. Sin embargo, no mencionan ni las quemas ni asesinatos cometidos para ello”.
A mi juicio, la culpa de todo esto no es de Bildu sino de quienes le han permitido y le han dado el poder para gobernar y estar donde están. Nada ha cambiado. Bildu ha tenido buenas oportunidades para demostrar que no es lo mismo, pero no ha sido así y continúa apoyando a los presos asesinos ETArras como siempre lo ha hecho. Es fiel heredero de aquellos que no condenaron los asesinatos de Leiza y hoy –como ayer- siguen en la misma dirección, siguen amparando a los asesinos”.
No creo que estas reflexiones de mi amigo Pello necesiten muchos comentarios. Pero no puedo dejar de pensar que serían innecesarios si la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional no estuviera politizada ¿En tal caso, serviría de algo que prosperara esta denuncia de la Fiscalía de la Audiencia Nacional? Y duele creer que otra hipotética intervención del Tribunal Constitucional se debiera, en su caso, a posibles especulaciones partidistas sobre futuribles gobiernos con apoyo nacionalista después del 20 de noviembre, porque eso demostraría una debilidad de quienes aspiran a gobernarnos que muy bien puede evocarnos el triste pensamiento de Ramón y Cajal al afirmar: “Lo malo de un país no consiste en su debilidad, sino en que ésta sea ignorada de quienes tienen la inexcusable obligación de conocerla”
Asi jura un concejal españolista en Leiza
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO