"Los terroristas y sus amigos se sienten estimulados por los logros propios y premiados por las cesiones"
El Director de Opinión de DiarioYa.es José Luis Orella, ha dialogado en un encuentro celebrado en la ciudad de Pamplona con Fernando José Vaquero Oroquieta, estudioso del terrorismo, autor de numerosos artículos al respecto y del libro “La ruta del odio”, sobre el trascendental momento político que vive la sociedad española: tregua de ETA, triunfo electoral de Amaiur, futuros retos soberanistas, recambio en el Gobierno de la Nación… ¡Dejando a la Economía al margen!
Pregunta: Esta tregua de ETA, en la que la mayoría de españoles no confía, según investigaciones demoscópicas conocidas a principios de este mes, ¿consideras que es la definitiva?
Respuesta: Seguramente sí. Una primera precisión: si bien la mayoría de españoles desconfía, entre los vascos la opinión se invierte. En cualquier caso, ello no quiere decir que ETA desaparezca, ni tampoco la crispación social generada durante tantos años, ni los mecanismos coactivos colectivos implantados por la autodenominada izquierda abertzale. No, la libertad no se restaura de un día para otro. No hay una receta mágica; sobre todo cuando los agresores no han renunciado a sus objetivos de siempre, estructuran con unos marcos muy bien definidos una patología colectiva totalitaria y se sienten estimulados y premiados.
P.: El nacionalismo vasco, aunque dividido entre moderados del PNV y radicales agrupados en Amaiur, aparentemente avanza posiciones. ¿Es la hora histórica del nacionalismo vasco? ¿Se le pasará? ¿Llegará un momento en que no condicione la agenda política española?
R.: La izquierda abertzale, especialmente, está avanzando resuelta y aceleradamente hacia sus objetivos. Y ello, tanto por méritos propios, como por errores y cesiones ajenas. Con la comprensión moral de ciertas izquierdas y la inhibición de otros muchos actores sociales, por cierto. Así, la situación del PNV se ha tornado dramática: pensaba que podía repartirse los papeles sine die con la izquierda abertzale. ETA sacudiría los árboles y el PNV recogería los frutos. Pero se está quedando sin árboles. La izquierda abertzale vive un momento álgido. Y la cuestión no es ya tanto que condicione la agenda política española, como que ponga en riesgo la mismísima pervivencia de la nación española.
P.: Ese avance, ¿se está dando también en Navarra?
R.: Lamentablemente, también, aunque no tan precipitadamente. Es un dato objetivo: el techo electoral nacionalista en Navarra se eleva, poco a poco, con cada convocatoria. Si miras hacia atrás, parece que el crecimiento es muy lento, apenas perceptible. Pero si extiendes la mirada en el tiempo, es incuestionable deducir que el voto nacionalista ya es superior a un tercio del electorado navarro; y sigue creciendo entre el más joven. Por el contrario, el voto españolista, navarrista o constitucionalista, se le llame como se quiera, se desgasta. En el caso del PSN/PSOE, en buena medida a resultas de la nefasta gestión de unos dirigentes incapaces. En el del centro derecha, con su incapacidad en responder, con una alternativa vital y cultural atractiva, la presión cotidiana del movimiento nacionalista; laminándose así el necesario recambio generacional.
P.: Según las revelaciones del presidente de los socialistas vascos, el polémico Jesús Eguiguren el PSOE y el Gobierno socialista venían manteniendo contactos con ETA desde hace años. ¿Lo siguen haciendo?
R.: El diarioEl País, con la publicación durante tres días de diversos materiales del próximo libro de este dirigente vasco, ha tratado de marcar el curso político futuro. Señores: el PSOE hizo lo que tenía que hacer. Con firmeza, ha logrado que ETA haya dejado de matar. A partir de ahora, lo que suceda será de la exclusiva responsabilidad del Partido Popular y de Mariano Rajoy en particular. Un caramelo muy indigesto. Una mina a los pies del PP. Es evidente que han dialogado, negociado o como quieran denominarlo. Y nada indica que hayan dejado de hacerlo: todo lo contrario. No parece plausible que ETA se haya movido unilateralmente. Si algo acredita su triste y larga historia es su inmovilismo y extrema cautela en la medición y control de los tiempos de cada cambio táctico impulsado por su dirección.
P.: Entonces, Eguiguren, ¿es un tipo “obsesionado por la paz”? ¿Sufre del “síndrome del sherpa”? ¿Es un aventurero…?
R.: ETA no se habría permitido jamás dialogar, no digamos ya negociar, con un interlocutor que careciera de competencias para ello. En semejante tesitura, Eguiguren, de haber actuado por su cuenta, habría perdido su posición en el PSE/PSOE, como poco, y, acaso, la vida… Será la gran empresa de su vida, buscará un protagonismo enfermizo o mesiánico, se sentirá imprescindible…, pero en cualquier caso se ha convertido en un testigo cualificadísimo de estos acontecimientos- aparentemente esotéricos para la inmensa mayoría- que algún día podrá contar más detalle.
P.: Según tu opinión, si ETA se ha movido sin posibilidad de marcha atrás, ¿estamos cerca de la paz?
R.: De la extinción del terrorismo puro y duro de ETA, así lo creo. Pero el “conflicto” ideológico, político y social consiguiente, seguirá activo por muchos años. Y con una libertad y una capacidad de maniobra como nunca ha disfrutado el conjunto de la izquierda abertzale. No olvidemos, por otra parte, que amplios territorios y espacios sociales vascos y navarros han sido arrasados por la presión nacionalista que se ha servido de todos los medios a su alcance y sin límite ético alguno. Allí no parece fácil que nada ni nadie se regenere angelicalmente de manera espontánea. Por mucho que se hable de regeneración democrática y demás tópicos análogos, difícilmente puede regenerarse a quien no tiene interés alguno en ello, sino más bien, todo lo contrario.
P.: ETA se ha movido. Pero, ¿ha cambiado?
R.: Para nada. Está renunciando a unas tácticas concretas, las del terrorismo del plomo, en función de un frío análisis coste/beneficio; no como resultado de una autocrítica moral. Creen que con unos cambios tácticos saldrán ganando mucho más que de continuar como hasta ahora. Su moral/objetivo es la “construcción nacional” y la revolución. Lo ha sido, lo sigue siendo y así continuará. No puede ser de otra manera.
P.: Ya sabemos, más o menos, cómo se ha comportado el PSOE: en nombre del buenismo, les ha abierto la puerta de la política a cambio de dejar de matar. Aunque queda pendiente la cuestión de sus presos como asunto a resolver a corto plazo; parte del precio político pagado. ¿Qué podemos esperar del Partido Popular?
R.: Todo y nada. Me explico. Desde el Partido Popular se viene afirmando que no hablarán con ETA, ni con Bildu, ni con Amaiur. Por ello, han afirmado que, para no caer en una trampa de ETA y no deslegitimar la democracia, no participaría jamás en una “Mesa de partidos”; pues el lugar por excelencia para hablar de política es el Parlamento. Entonces, ¿por qué se ha entrevistado una delegación popular con Antonio Basagoiti al frente, con la formación abertzale Aralar el pasado 29 de noviembre en Vitoria en un encuentro bilateral? ¿Acaso ignoran la naturaleza de Aralar? Patxi Zabaleta,alma mater y su principal dirigente, ha declarado que su mayor deseo es reintegrarse en la izquierda abertzale. Y si saben algo de él, serán conscientes de que le habrá faltado tiempo para contarlo todo a sus aliados y antiguos camaradas de la que él mismo denomina “izquierda abertzale oficial”. Pero, ¿qué tiene que hablar el Partido Popular con Aralar fuera del Parlamento? Hablar con Patxi Zabaleta, ahora, es hablar con Amaiur. Es notorio quiénes mandan allí. Ni siquiera se molestan en ocultarlo…
P.: Entonces ese análisis político tan extendido como aceptado que asegura que el Partido Popular tiene que digerir, quiera o no quiera, el caramelo envenenado de la “cuestión vasca”, ¿es falso?
R.: En cierto modo. El mutismo de Mariano Rajoy, en esta materia, no puede responder a una falta de información. Seguro que es conocedor de la salud y estado real de la política antiterrorista del Gobierno saliente; en caso contrario ya lo hubiera denunciado contundentemente. Todo indica que buena parte de esa aparentemente desconocida “herencia”, ya está desvelada, al menos para él. Así, ese mutismo es análogo al que mantiene en otras áreas, complejas y dolorosas en su resolución, de su futura acción de gobierno. Su discurso público es poco concreto y, realmente, se desconoce cuál pueda ser su hoja de ruta al respecto; más allá de generalidades.
P.: Si Rajoy ignora a sus electores, quienes -no es temerario afirmarlo- son partidarios de una línea dura con ETA y todo su entramado, y aplica un programa “oculto” también en esta área, ¿qué podemos hacer los ciudadanos?
R.: Existe un termómetro que puede medir la evolución de la situación. Y es duro decirlo, pero es el comportamiento de las asociaciones de víctimas del terrorismo. Si denuncian al Gobierno futuro, será por motivos muy fundados. Entonces, lo que se puede y se debe hacer es resistir: apoyar a las víctimas, auspiciar y fortalecer al movimiento cívico que, por cierto, no goza de demasiada buena salud. Sabemos hasta la hartura que la Economía tiene la primacía. Pero no por ello la sociedad civil puede declinar su responsabilidad delegando en unos políticos que tratan a los ciudadanos como súbditos menores de edad...
P.: Te interrumpo, pues se afirma y se insiste mucho en que las víctimas deben opinar pero nada más…
R.: Una cosa es la discreción y otra el secretismo y la carencia de intención alguna de rendición de cuentas. Por ello, es muy fácil en determinadas circunstancias echar mano de las víctimas y luego, según conveniencia, apartarlas, esgrimiendo el argumento de que la resolución concreta de esos problemas corresponde a los políticos. Por sus obras les conoceréis… En todo caso, algo tendrá que hacer Rajoy para que Rodríguez Zapatero no pase a la Historia como el hombre que trajo la paz a España, y Rajoy el que la deshiciera. Si acerca a los presos de ETA a prisiones del País Vasco y Navarra, si empieza a aplicarles beneficios penitenciarios, ello indicaría que la “hoja de ruta” trazada por ETA y PSOE, la que sea y que en líneas generales desconocemos, sigue adelante, pues estaría consensuada de alguna manera con el PP tiempo atrás. Es paradójico, pero estamos en una situación en laque Jesús Eguiguren y Jaime Mayor Orejade cían la verdad. Y ambos han sido presentados por sus respectivos partidos como aventureros, tipos obsesionados, incluso alejados de la realidad… ¿La alternativa? ¿Ilegalizar Amaiur jugando firmemente? Ahí debe estar la sociedad para recordar a Rajoy su responsabilidad histórica: con las víctimas del terrorismo, con sus electores, con los intereses de la nación española, con su supervivencia.
P.: Te muestras un tanto pesimista. En contra de tu perspectiva, ¿no se desinflará progresivamente la presión nacionalista para alcanzarse un día la normalidad democrática? ¿No se cansarán de tanto batallar y se integrarán en un estilo de vida definitivamente burgués?
R.: ¿Pesimista? Si lo entiendes en su sentido literal, como optimista con buena información, creo que sí. Bueno, es una broma. Creo que la izquierda abertzale tratará de arrastrar al conjunto del nacionalismo vasco en una dirección rupturista. Plantearán como necesidad imperiosa –ya lo empiezan a hacer- la resolución del problema de “sus presos”. Pero también lanzarán uno o varios referéndums soberanistas y diversas estrategias de confrontación civil. Explorarán diversas tácticas orientadas a soltar amarras con el Estado español, diluyendo todavía más la conciencia nacional que todavía pervive. De no seguir ese camino, perderían su razón de ser. En esta triste aventura, suman ya muchos muertos entre los propios como para traicionar su memoria. Ahí están sus familiares para recordárselo y… ETA.
P.: Así las cosas, vivimos en un momento histórico…
R.: Seguramente. Ante semejante ofensiva, que presentará nuevas expresiones, el Gobierno no podrá mantenerse indeciso ni lento. Tendrá que responder a cada desafío, pues toda cesión o vacilación será una conquista irrenunciable del nacionalismo. Un momento histórico, por tanto. Acaso estemos ante un nuevo 98 y no seamos conscientes de ello. Tengo la sensación de que en esta dramática obra de teatro, unos actores, que buscan hundirlo, conocen muy bien su papel y lo que pueden esperar de la representación. Pero los otros actores parecen meros figurantes que ignoran el sentido de su presencia y por dónde sopla el aire. Me gustaría equivocarme, pero creo que a esta cansada nación le falta nervio y voluntad de supervivencia. Demasiada economía y muy poca memoria histórica; pero de la de verdad. En resumen: el terrorismo etarra ha sido derrotado “militarmente”, por emplear su jerga, viciada pero muy descriptiva, pero no moralmente. En esta España en descomposición territorial, declive demográfico, desinterés por el destino colectivo, están más cerca que nunca de conseguir sus objetivos. Los terroristas y sus amigos se sienten estimulados por los logros propios y premiados por las cesiones ajenas.
Entrevistador: Veremos, pues, cosas interesantes… Seguiremos atentos a lo que suceda. Muchas gracias, Fernando, y hasta otra.
Entrevista realizada por José Luis Orella