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Diario YA


 

El Gobierno de Zapatero cierra una Basílica pontificia

Renace la persecución religiosa en España

Rodrigo del Valle. Parecía que la persecución religiosa más abierta a la fe en Europa era cosa del pasado y que en los tiempos actuales sólo se llevaba a cabo de un modo más sutil. Sin embargo, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, quien ahora detenta la presidencia de la Unión Europea, está emprendiendo una campaña contra la fe católica que adquiere características cada vez más radicales. Sus medidas en materia religiosa, educativa y moral son completamente hostiles al sentir católico de la mayor parte de la población española.

Y ahora, a otros hechos muy agresivos como la guerra contra los crucifijos (no sólo en los colegios y centros de titularidad pública, sino incluso tratando de entrometerse en los colegios privados concertados) y a los intentos de derribar monumentos religiosos como la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en Monteagudo (Murcia) −intento de momento detenido por la fuerte reacción popular−, se suma el acoso a ciertas comunidades religiosas monásticas asentadas en lugares simbólicos de la historia de España (tal es el caso de los monjes jerónimos del monasterio de Yuste, en la provincia de Cáceres) y el cierre del primer santuario y de su iglesia.

 

El cierre de una Basílica pontificia

            En fechas recientes, y bajo supuestas y cambiantes excusas de tipo político o de realización de obras que nunca se llevan a cabo, el Gobierno de Zapatero ha procedido a cerrar al turismo el importante santuario de Santa Cruz del Valle de los Caídos, regentado por una comunidad de monjes benedictinos desde 1958. La Basílica, de titularidad pontificia por documentos de Pío XII y de Juan XXIII, ha sido cerrada al turismo y, al menos de momento, queda aún permitido el acceso al culto, que los monjes mantienen fielmente día a día con gran solemnidad, pese a todas las adversidades que desde hace mucho tiempo les viene tocando sufrir. Al término de la Misa, el personal de Patrimonio Nacional y el de seguridad privada expulsan con rapidez y contundencia a los fieles. Da la impresión de que el siguiente paso será provocar la asfixia económica de la comunidad benedictina para que se vea obligada a abandonar el santuario.

            El santuario del Valle de los Caídos cuenta con el monumento más grande del mundo a la Santa Cruz: una colosal cruz de 150 metros de altura y más de 200.000 toneladas de peso, construida sobre un risco montañoso en un paraje de gran belleza natural en la Sierra de Guadarrama y que se ve desde Madrid. Es lógico que este monumento suponga un objetivo de primer orden para quienes se han empeñado en descristianizar España y eliminar los crucifijos.

El santuario fue construido después de la Guerra Civil (1936-1939) para orar por la paz en España y albergar los restos de caídos de los dos bandos: nacional y republicano. Fue erigido, por lo tanto, como un lugar de reconciliación para los españoles, aunque un sector heredero del bando republicano, hoy en el Gobierno, sigue empeñado en reabrir aquellas heridas y en ver un significado político en el santuario. Por eso alegan con frecuencia razones de tipo político para atacarlo y han levantado mentiras y calumnias sobre su historia.

 

Regreso al pasado: una nueva persecución religiosa

Ciertamente, el Gobierno de Zapatero tiene como modelo ideal la Segunda República Española, en la cual se produjo una terrible persecución contra la Iglesia Católica, que tuvo algunos de sus episodios más duros en la quema de iglesias y conventos en mayo de 1931, en la Revolución socialista de Asturias de octubre 1934 y sobre todo en los primeros meses de la Guerra. Más de 7.000 sacerdotes, religiosos y religiosas, así como otros muchos seglares cuyo número es difícil calcular con precisión, fueron cruelmente asesinados por militantes izquierdistas únicamente por su fe. En la actualidad, ya han subido a los altares como santos y beatos alrededor de mil de estos mártires y otros muchos se encuentran en proceso de beatificación.

Con el cierre de la Basílica y del santuario de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, el Gobierno de Zapatero (en el cual hay una fuerte vena neomarxista y una parte pertenece a la masonería) ha dado un paso muy fuerte y atrevido para estos tiempos en su ofensiva laicista, mientras que es incapaz de afrontar con éxito la crisis económica, que está hundiendo a muchos españoles en el umbral de la pobreza: ya hay más de cuatro millones de parados y su número sigue creciendo.

 

Hacia la desacralización del santuario

En esa ofensiva anticatólica, es significativo que la primera escultura que pretende desmontar el Gobierno en el santuario no sea precisamente ninguno de los pocos signos que pudieran calificarse de “políticos” y que ya tienen un valor artístico e histórico superior, sino nada menos que la imagen de la Piedad, es decir, la Virgen María con Jesucristo muerto en sus brazos. Según dicen, es para proceder a su “restauración”, pero al mismo tiempo reconocen no tener dinero en estos momentos para cualquier restauración. Ciertamente, el santuario ha sufrido desde hace muchos años un abandono completo e intencionado y las esculturas del gran escultor Juan de Ávalos están bastante dañadas por el frío y el viento. Parece que el Gobierno pretendiera ir desacralizando progresivamente el santuario para convertirlo en un museo político.

 

Una Comunidad benedictina resiste

Los monjes benedictinos de la Santa Cruz cuentan con una buena Hospedería Interna para varones que deseen compartir unos días su vida y otra Externa muy amplia en la que se pueden realizar actividades espirituales, culturales, de descanso, etc. En este edificio se asentó el Centro de Estudios Sociales, que cesó en su labor en 1982 por presión política, pero en el que se venía realizando una considerable tarea de estudio desde la inspiración de la Doctrina Social de la Iglesia. Desde sus inicios, los monjes han dirigido también una Escolanía de niños cantores que ha adquirido gran prestigio nacional e internacional y algunos de sus antiguos miembros han compuesto el grupo coral “Schola Antiqua”. La Escolanía es el único coro de niños en el mundo que canta diariamente Gregoriano.