Si a Felipe González se le llamó Pinocho, ¿qué habría que llamarle a Zapatero?
Rafael González. 22 de febrero.
¿Recuerdan al cardenal Tarancón? Tras colaborar con gran sentido de
Pero si la época de Felipe González fue desastrosa, tanto en corrupción como en la utilización de la mentira como herramienta de Gobierno, ¿qué decir de la de Rodríguez Zapatero? Decía uno de los más grandes mentirosos de este Gobierno, allá por marzo de 2004, cuando mentían y confabulaban desaforadamente, en medio de la tragedia, para alcanzar el poder, que España no merecía tener un Gobierno que le mintiera. Y la gente creyó al embustero. “¡Queremos saber!”, gritaban. Subieron al poder mintiendo y mintiendo lo han revalidaron después. El talante célebre, las nuevas formas de un diálogo directo, el Estatuto de Cataluña, las negociaciones con ETA, el pleno empleo, la negación de la crisis, todas grandes mentiras. Y siguen mintiendo; ahora, en periodo electoral, con frenesí. Pero lo peor es la general pasividad con que la mentira es acogida. Incluso cuando la mentira adquiere modalidad de calumnia, como en el último intento de manchar el honor de un miembro del PP: el ex concejal de Vivienda y ex presidente de
Si no fuera tan dramático sería para reírse por la falta de juicio que está demostrando el Gobierno en su afán de negar la realidad e inventarse otra completamente ficticia. El esplendor alcanzado durante el Gobierno de Aznar lo niegan y hablan de los logros alcanzados en la etapa de Zapatero. Justo cuando
En esa misma línea de mentir y dislocar la realidad, el ministro de Trabajo, señor Corbacho, culpa del paro galopante que sufrimos nada menos que a Cristóbal Montoro, uno de los hombres de Rato que lograron el “milagro” español en los Gobiernos de Aznar. Bueno, pues según Corbacho el responsable de la burbuja inmobiliaria fue Montoro.
¿Y qué decir de esa mentira de que la reforma de la ley del aborto ha sido fruto del consenso? Sólo ha contado con el apoyo de la izquierda más radical frente a la oposición del PP y abstenciones del PNV y CIU. Pero es que, además, el aborto nunca ha sido una demanda social. Nunca he visto entre las demandas de los trabajadores que figurase el aborto. Eso ha sido siempre una petición de la progresía burguesa relativista, que es de la clase social que se nutre el PSOE.
Riza el rizo de estas maliciosas trolas la explicación que la ministra Cabrera da de las sentencias del Tribunal Supremo sobre la asignatura Educación para
La gente ésta del PSOE no lo han pensado bien y, sin darse cuenta, se han enmarañado en sus propias mentiras. Ya lo advirtió el inglés Alexander Pope, que además de poeta era un gran crítico y humanista: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”.