Traiciones
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José María Manrique (Coronel de Artillería, retirado) Llevo mucho tiempo sin escribir, sobre todo, por el desgarro y repugnancia que me producen nuestros mandos, sean políticos o militares, y la profunda desazón que me embarga al sentir, incluso físicamente, la negrísima sima en la que se está sumergiendo España.
Hemos asistido, aparentemente casi como si no fuera con nosotros, a la muerte de un soldado español en el Líbano por un intencionadísimo y cuidado disparo de carro judío en puntería directa. Hemos sufrido la impasividad, por no decir colaboración, de autoridades civiles y militares con relación al “referéndum” separatista catalán del 9-N pasado y al sentido de “plebiscito” dado a las elecciones catalanas del 27-O. Nos desborda la indignación ante la traición, y su consentimiento, del nuevo parlamento catalán.
Se me destroza el alma ante la impunidad de las blasfemias y ataques públicos a la Religión y a España, especialmente los perpetrados con ocasión de la Festividad de la Virgen del Pilar, la Hispanidad y la Fiesta Nacional. Aun no se han amortiguado los ecos del trágico y vergonzoso caso del helicóptero caído en aguas del Sáhara Español. Y español es porque aún sigue siendo un territorio cuya potencia administradora es España, como bien sabe la ONU, aunque hayamos huido y entregado la misma, de facto, a nuestro tradicional enemigo Marruecos (todo el siglo XX está para atestiguarlo y lo que llevamos del XXI lo confirma: agresiones indirectas -emigración, droga, petróleo, pesca- y no tan indirectas).
Un accidente, según la cambiante y errática versión oficial que inicialmente no descartó el secuestro (¿y por qué no el derribo en una zona donde operó el FPolisario y supuestamente actúa Al-Qaeda “AQMI”?), que tardó una semana en resolverse, y del que aún no se ha recuperado la mayor parte de los restos del Super Puma, aventurado las causas de la posible avería, ni difundido el resultado de las autopsias. Nadie ha hablado de posibles comunicaciones radio de la tripulación pidiendo ayuda (VHF, HF, satélite), ni tampoco ha explicado por qué no estaban activadas ninguna de las balizas individuales. Un accidente que sería el tercero en ese tipo de helicópteros en Canarias en muy poco tiempo: para el Sargento Ojeda era el tercero en año y medio. En marzo de 2014 fue el único superviviente, pereciendo sus cuatro compañeros, y en agosto pasado estuvo a punto de estrellarse cuando el motor del helicóptero en el que volaba se incendió en vuelo.
Con Aparatos de 30 años de antigüedad y sufriendo las carestías de decenas de años de los presupuestos comparativamente más bajos de todo nuestro entorno, y mayoritariamente empleados en acciones en el extranjero, los dramáticos resultados están a la vista y los ha denunciado en El Mundo el padre de uno de los fallecidos en un accidente anterior (*). En este caso parece ser que hubo rotura de la transmisión del rotor principal, pues las palas están intactas en el fondo del mar. En todo caso, los únicos restos exhibidos aparecen, en una fotografía, rodeados de soldados marroquíes. Y eso nos lleva a la incalificable actuación marroquí, cuyas ¿falsas? noticias evitaron que se iniciara el rescate desde los primeros momentos haciendo perder un tiempo precioso. Luego, supuestamente, Marruecos ha pedido perdón por escrito “por las molestias ocasionadas”, nada más, y sin dar ninguna explicación aparente, aunque parece que recuperaron parte del fuselaje unido a un flotador. Lo peor, la inactividad, credulidad e ineficacia española, la “frivolidad” de Rajoy diciendo que España está por debajo de la media europea y de la OTAN en catástrofes de aeronaves, los serviles agradecimientos del Ministro y el Presidente a Marruecos, y la “insensibilidad” de los militares que ni siquiera claman por unos medios más eficaces y menos peligrosos.
Pero, ¿qué se puede esperar de unos Ejércitos cuyo anterior JEMAD, Teniente General del Aire y responsable en grandísima medida de este estado de cosas, se apunta públicamente a Podemos, un partido que está a favor del “derecho a decidir”, es decir, de la independencia de Cataluña. Lo dicho: ¡Traición!
Traidor, aunque el que menos, el “aliado” marroquí. Traidores desde el Jefe de Estado al último de los diputados y senadores, pasando por el Gobierno que consienten la descomposición de España y su supeditación a instancias extranjeras. Traidora toda la clase política, que ha permitido se vulnere la Constitución, no se haya desarrollado el Artº 155, se hayan educado dos generaciones en el separatismo y odio a España, y se haya llegado a esta situación en la que todo parece estar medido para dejar hacer a los traidores separatistas ante el aparente vacío de poder de unas instituciones escudadas en cortapisas de reglamentos. Traidores los miembros de la Justicia que no la aplican, empezando por el Fiscal General por no procesar a la Mesa del Parlamento catalán admitiendo una propuesta delictiva.
Traidores los obispos y sacerdotes que colaboran con el separatismo en tantas partes de España. Traidores, por último, los militares que no hacen honor a su juramento, especialmente los altos Mandos que ni siquiera respetan esa Constitución en la que ponen el cénit de su supuesto patriotismo. Y no se asusten ustedes, que el delito de traición ha quedado reducido a tiempo de guerra, como también, en una paciente y cuidada labor de “deconstrucción judicial”, se han desprovisto de contenido los de rebelión y sedición, así que puede que aquí no pase nada, por supuesto. Al menos de momento, porque estas traiciones las pagaremos muy caras todos.
(*) Los militares están volando en chatarras http://www.elmundo.es/opinion/2015/11/01/56351a6e268e3ecf418b4667.html