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Diario YA


 

Se suceden las agresiones de las fuerzas del orden marroquíes

¿Qué he visto en mi último viaje al Sáhara?

Luis de Carlos Calderón

Se suceden las agresiones de las fuerzas del orden marroquíes, y de sus colonos colaboradores, a los saharauis y a todos aquellos que pretendan mantener en alto la bandera del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. En los últimos meses, entre las víctimas se cuentan varios españoles. La intensidad de la violencia de las fuerzas del orden invasoras ha ido aumentando. Ya en el mes de abril, dos aragoneses sufrieron una experiencia que en julio se repetiría con un extremeño y cuatro canarios. En agosto serían dos aragonesas y una catalana junto a un mexicano, residente en España, los que sentirían las caricias de los puñetazos y las patadas de  la brutalidad de la mal llamada policía. En estos últimos días del citado mes de agosto, catorce canarios más relatan idéntica experiencia. Ante las pocas noticias que se tuvieron en España sobre los primeros casos, parece que, por fin, se ha roto el veto mediático sobre este tema. Tal vez, el número de los apaleados tenga algo que ver en esta decisión y con la de un gobierno que, en los casos anteriores, también guardó un silencio cómplice aunque no sabemos que es lo mejor pues, cuando no callan, le dan la razón al invasor.

Con respecto al último grupo, el más numeroso, argumentar que no tenían permiso para manifestarse no deja de ser un chiste de mal gusto. ¿Se toleran manifestaciones, en Sahara ocupado, a favor de los derechos humanos del pueblo saharaui o de su derecho a la autodeterminación? Si un gobierno de una nación, que pretende tener un atractivo turístico, trata así a los extranjeros imaginar cuál ha de ser su comportamiento con los nativos.

En este orden de cosas, centrándonos en el título de este artículo, cualquier persona que pretenda objetividad en sus comentarios y que, recientemente, haya visitado una o varias ciudades del Sahara, como es mi caso, constata unas contantes fácilmente observables:

1.- Los saharauis, en su mayor parte, viven en el miedo, bajo una vigilancia omnipresente similar a la de cualquier otra parte del mundo invadida y ocupada. Asusta la cantidad de marroquíes uniformados, y lo que es peor, los que van de paisano dedicados a asegurar que nadie, públicamente, manifieste su pensamiento en orden a los derechos de la nación saharaui.
2.- El aumento, en progresión geométrica, del número de colonos marroquíes. De cada diez habitantes, ya sólo dos son saharauis.  
3.- La pobreza de grandes zonas urbanas, habitadas bien por saharauis o bien por colonos marroquíes trasladados desde el norte del sultanato. Éstos últimos reciben la ración individual asignada por las autoridades de la metrópoli colonial para su supervivencia en el territorio ocupado.
4.- Banderas del reino alauita, cada pocos metros, y fotos de Mohamed VI, recordando que nación se presenta como dueña del territorio y quien manda. La imposición del francés recordando, a su vez, quien sustenta, en los foros internacionales, el absolutismo del Majzen.
5.- Miles de pescadores, traídos del norte del río Draa, en barrios de chabolas; granjas acuícolas; kilómetros de invernaderos… todo en manos marroquíes. Productos que, después salen desde Agadir, por ejemplo, para dar la impresión de que no se esquilman las riquezas que corresponden al pueblo saharaui.
6.- Infinidad de terrenos, vendidos, a bajo precio, a marroquíes. Si alguna vez Marruecos es obligado a una marcha de retorno a su tierra, el suelo estará en manos de los que ya serían antiguos colonos.
7.- Inversiones, muy por debajo del valor de las riquezas esquilmadas, destinadas al mantenimiento de cerca de doscientos mil militares y al de cientos de miles de colonos. Sólo algunas pocas de ellas benefician, también, al pueblo saharaui.
8.- Control absoluto de los medios de comunicación y persecución a cualquier actividad religiosa no musulmana fuera de los templos. No hay libertad religiosa, sólo de culto y restringida. Así mismo, terrible vigilancia sobre periodistas extranjeros y observadores internacionales.
9.- Cuando están en las ciudades, cual turistas relajados, paseos por las calles y estancia en los mejores hoteles de los miembros de la ineficaz MINURSO.
10.- Muchas camisetas en los jóvenes de la selección española, del Real Madrid y del Barcelona. Gran simpatía por España de los saharauis, a pesar de las actitudes de los gobiernos españoles.

Esto es lo que he visto, tal y como lo he descrito.