José Luis Orella. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la descolonización aparecieron en el panorama internacional una serie de frentes de liberación nacional, cargados de un fuerte sentido revolucionario. Estos grupos revolucionarios, que pronto fueron adoptados por la Unión Soviética en su táctica de desestabilizar en su favor el orden mundial, se pueden subdividir en tres grandes grupos:

- Grupos guerrilleros hispanoamericanos.
- Grupos de liberación árabes
- Grupos revolucionarios europeos

Los grupos guerrilleros hispanoamericanos cobraron importancia a partir de 1959, cuando “los barbudos”, los jóvenes guerrilleros de Fidel Castro derrocaban al general Batista y tomaban el poder en Cuba. El triunfo guerrillero en la isla antillana va a provocar un mimetismo en todo el nuevo continente, que va a provocar la aparición de grupos similares. El fracaso en Bolivia del Che Guevara servirá para relanzar otros modelos revolucionarios, pero convertirá al líder argentino en un mito.

Desde entonces, se fue imponiendo el modelo maoísta de relación del grupo guerrillero con las masas populares. En ese sentido, después de un análisis de la situación social y económica del país, se llegaba a la situación de dar una respuesta armada, que derrocase al régimen imperialista y crease un nuevo estado, conforme a las directrices revolucionarias emanadas del grupo revolucionario.

- Análisis del país.
- Solución de emprender la lucha armada
- Construcción de una fuerza política y una fuerza militar del pueblo
- Acumulación de fuerzas
- Actos de lucha armada, simbólicos, que tengan una finalidad propagandística de darse a conocer.
- Formación de un ejército revolucionario en el campo, mientras en la ciudad, los grupos urbanos emprender una lucha política y social.
- Ofensiva final del ejército popular y derrocamiento del sistema

Siguiendo este esquema, han aparecido las FARC, ELN, ELP y M-19, en Colombia; MRTA y Sendero Luminoso, en Perú; Frente Liberación Farabundo Martí, en El Salvador; Frente Patriótico Manuel Rodríguez y MIR , en Chile; Montoneros y ERP, en Argentina; Tupamaros, en Uruguay; UNRG, en Guatemala etc… El único movimiento que finalmente ha conseguido derribar un régimen americano y reverdecer las glorias guerrilleras fue el FSLN de Nicaragua. El triunfo sandinista en 1979 volvió a plantear la solución de la violencia guerrillera como una salida política posible. Sin embargo, en la actualidad, la situación suele ser, como el representado por las FARC, el que un grupo guerrillero es dueño una zona geográfica y le resulta imposible ganar, pero al gobierno, también le es imposible su aniquilación. Más recientemente, la única novedad fue el EZLN (zapatista) que surgió en Chiapas (México) donde la guerrilla pretendía, a través del indigenismo, conectar con las masas populares, para dar cuerpo al movimiento.

Los movimientos guerrilleros revolucionarios suelen reclutar sus cuadros entre los estudiantes universitarios urbanos, procedentes de los sectores altos y medioaltos de las sociedades hispanoamericanas, mientras que sus miembros de pie los son por reclutamiento forzoso en las comunidades campesinas. Su alto idealismo, aislado de la realidad social, es lo que ha provocado sus fracasos, motivando fuertes depuraciones internas en virtud de buscar una mayor coherencia ideológica. En la actualidad algunos de aquellos grupos, como las FARC. Aislados internacionalmente por la caída del comunismo se sostienen por la protección que ofrecen a los grupos de narcotraficantes. En sus “zonas liberadas” es donde se puede preparar la coca y disponer de su transporte sin interferencias de las fuerzas de seguridad.