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Diario YA


 

necesidad de grandes pactos entre las fuerzas políticas

CIU y PNV dicen una cosa y hacen la contraria

Pedro Sáez Martinez de Ubago. Hace pocas semanas, en un acto con militantes y simpatizantes de su partido, el candidato de CiU a las elecciones generales del 20 de noviembre y portavoz de la federación nacionalista en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, habló de la necesidad de grandes pactos entre las fuerzas políticas para salir de la crisis, pero subrayó que éstos deben incluir a CiU y el PNV. Según afirmó, "No es una idea nueva; yo llevo reivindicándolo desde el principio de la legislatura, y si se hubiera hecho desde entonces la situación económica sería completamente distinta de la que tenemos, sería más positiva […] pero PP y PSOE sólo han primado los intereses electorales y han pasado de los intereses de las futuras generaciones y de la sociedad. Y así nos van las cosas económicamente”.

A su vez, durante algún chacolí de este verano de precampaña, Iñigo Urkullu, Presidente del PNV, defendía los grandes pactos y planteaba reeditar los Pactos de la Moncloa, llegando a expresar su creencia  de que, en este momento sería bueno que los partidos políticos con representados en las Cortes se reunieran "en el formato que fuera"; y que los ciudadanos observarían una reunión de los partidos políticos como una señal, “no de debilidad, alarmismo o catastrofismo”, sino como un ejercicio de “responsabilidad y de suma de esfuerzos, de arrimar el hombro", para ver "cómo idear iniciativas" que se pueden desarrollar "de común acuerdo, en consenso entre todos".

Pero, a la hora de la verdad, cuando se ha propuesto  reformar la Constitución y establecer una disciplina presupuestaria para todas las administraciones, la reforma ha sido aprobada con 318 votos a favor (PSOE, PP y UPN) y los votos en contra de los 6 representantes del PNV y la asusencia del hemiciclo de los 10 representantes de CIU. No deja de ser cuando menos irónico que el portavoz de CIU y el Presidente del PNV, cuya portavocía en el congreso ejerce Josu Erkoreka, vayan por ahí diciendo una cosa y, llegada la ocasión,  con días de diferencia, actúen de manera radicalmente contraria.

Ante este ejercicio de cinismo, uno tiene que preguntarse por qué ambos grupos han apoyado en reiteradas votaciones al gobierno que nos ha conducido a la situación actual pero se han negado a dar su apoyo a una reforma que podría ayudar a salir de ella. Y la respuesta parece clara. Los apoyos concretos y puntuales de estos partidos al gobierno han supuesto cada vez alguna contrapartida económica o cesión competencial a favor de estas dos comunidades autónomas. Es decir, CIU y PNV nunca han usado sus votos en función del bien común de la nación española, en la que no creen y cuya unidad están minando desde los mismos Pactos de la Moncloa que ahora  dicen reivindicar, sino en función de sus intereses políticos y de partido, para obtener sus buenos réditos políticos en las Cortes Generales.

Dice el refrán que “al perro flaco todo son pulgas” y ahora que el Gobierno es eso, un perro flaco al que los parásitos nacionalistas se han esforzado en dejar exangüe a favor de sus terruños; ahora que ya ven inminente su hundimiento, estos enemigos de España actúan como las ratas y se apresuran a abandonar el barco que naufraga a fin de salvar su vida y buscar otra fuente de alimento.

Tampoco sorprendería que la calculada ausencia de CIU no fuera más que un  canto de sirena para atraer a un Partido Popular que, si no obtiene mayoría absoluta, tendrá que buscar apoyos parlamentarios ¿Se dará cuenta a tiempo Mariano Rajoy y actuará con sentido de Estado o se prestará este juego para aposentarse en la Moncloa,  aún a costa del interés común de todos los españoles, aunque con ello se  metamorfosee en el nuevo perro flaco del que estas pulgas se podrán seguir alimentado?

Entre políticos profesionales anda el juego y no hay que olvidar que, como dijo el enciclopedista D´Alembert, “El arte de la guerra es el arte de destruir a los hombres; de la misma manera que la política es el de engañarlos”.

PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO