El Teatro Real finaliza con “Simón Bocanegra” su décimotercera temporada de ópera
Luis de Haro Serrano
El Real finaliza su brillante temporada 2009-2010 con la reposición, desde el 17 al 29 de julio, de “Simón Bocanegra”, ópera compuesta por un Verdi con 44 años. Recupera en esta ocasión el montaje de Giancarlo del Mónaco realizado en 2002, al que se la han hecho algunos retoques. López Cobos dirige a la orquesta y el Coro titulares del Teatro y a un doble elenco artístico en el que se encuentran figuras como Plácido Domingo, la soprano albanesa Inva Mula y la rumana Angela Gheorgiu. Carlos Alvarez, por motivos de salud, no ha podido intervenir como en principio se tenía previsto. La función del día 25, ya con Plácido Domingo en el papel de Bocanegra, será transmitida en directo al público a través de una pantalla gigante situada en la fachada de la Pza. de Oriente
El libreto primitivo fue de F. M. Piave y Giuseppe Montanelli basado en la obra del mismo título del escritor y académico andaluz García Gutiérrez. Se estrenó en Venecia en 1857. Fue un rotundo fracaso. Esta versión es hoy prácticamente desconocida.
Venticinco años más tarde, 1881, a pesar de que el autor se consideraba un hombre cansado y con pocas ilusiones musicales, por consejo de Giulio Ricordi encargó a Arrigo Boito la revisión de aquella 1ª versión, dotando a la música, según López Cobos, de una nueva viveza, profundidad y fuerza, especialmente en la escena del Consejo con la que se cierra el primer acto, considerada como un avance de Otello. Olvidó el tono tétrico de la 1ª gracias a la utilización de ese colorido instrumental tan propio de su etapa de madurez
En esta ópera de tonos sombríos, continúa diciendo López Cobos, hay un claro predominio de los pasajes graves. La orquesta adquiere un protagonismo que, de alguna manera, condiciona la forma de dirigirla.
“Simón Bocanegra”, por la situación social en que se encontraba Verdi, bastante más acomodada, perdida en parte aquella fuerza y carácter de su juventud, muy influenciado por el espíritu de la Revolución de París de 1847, se convirtió en la imagen personal que deseaba proyectar de la nueva Italia. No pertenece por tanto a esa serie de obras conocidas como el “grupo político”, dotadas de aquel soplo tan nacionalista con el que compuso títulos como “Nabucco”(1842), “La bataglia di Legnano”(1849) y “Vísperas sicilianas” (1855).
La acción transcurre en Génova y sus alrededores entre los años 1339-64. Narra las vicisitudes amorosas e históricas de un corsario de la República genovesa que, a través de una conspiración política llena de ambiciones personales, accedió al cargo de Dux, poniéndose de manifiesto en ella la soledad del que ostenta el poder y la angustia de un padre que busca a su hija a la que cree muerta
En esta nueva versión se encuentran varias de sus formas y estilos anteriores; periodo de juventud, intermedio y madurez, con importantes novedades en los aspectos de armonía y orquestación. El crítico Julian Budden considera que, igual que la primera versión de “Macbeth”,”Simón Bocanegra es una obra innovadora y valiente. La ausencia de grandes arias fue, sin duda, la causa de que, a pesar de su belleza, no adquiriera la popularidad de otros títulos.
Como momentos más señalados conviene recordar en el acto primero el aria de Amelia llena de nostalgia y la ya citada escena del Consejo. Un pasaje de gran belleza donde la orquesta, con gran maestría, mezcla sus notas con las voces de solistas y coro. De gran valor melódico resulta el aria del noble genovés Jápoco Fresco, “Il lacerato”. Auténtica piedra de toque para los bajos verdianos. El concertante con el que se cierra el acto 2º y el trío del acto tercero en el que intervienen Simón Bocanegra, Amelia y Adorno. Un pasaje inspirado en la música polifónica italiana del siglo XVI.
El equipo artístico,- Los cambios realizados en la producción de 2.002 de Giancarlo del Mónaco han resultado bastante positivos. Pasar del tenebrismo del todo negro de la primitiva decoración al gris casi blanco, ha hecho que la escena se inunde de alegría, a pesar de la dureza del argumento, facilitando con ello que la iluminación de Von Zoubek aporte más fuerza a sus personajes. Bastante efectista la fuerte alusión al mar realizada a través de la proyección trasera, salvo el lapsus de olvidarlo en el tercer acto, en el que Bocanegra, antes de morir, lo evoca con nostalgia, apareciendo en su lugar un fondo blanco frío que no aporta ninguna credibilidad a lo que está viviendo.
En la parte vocal destaca el excelente trabajo del barítono George Gagnidze (Bocanegra) que hizo una versión del dux muy lírica. La escasa fuerza de su registro bajo la compensó sobradamente con su excelente fraseo, su musicalidad e impecable movimiento de escena que hizo que fuera un excelente actor cantante. Inva Mula, dotada de una voz de gran corte lírico, amplio registro, belleza y dominio del sentido de la escena, vivió con gran elegancia su papel de Amelia Grimaldi. El tenor Fabio Sartori (Adorno) , estuvo muy acertado y valiente en los pasajes agudos fue por su extraordinaria entrega otro de las grandes triunfadores de la obra por lo que fue justamente muy aplaudido, igual que Giácomo Prestia (Fiesco), muy acertado y convincente en todas sus intervenciones, especialmente en su gran aria “Il lacerato”. Simone Piazzola, sustituto a última hora de Angel Odena en el papel de Pablo Albiani merece justamente ser destacado igual que el resto de sus compañeros de reparto.
El Coro y la orquesta se dejaron llevar con gran comodidad por la impecable batuta de López Cobos, siempre atento, ágil y brillante, especialmente en los grandes momentos. El vestuario de Michael Scottt. algo confuso y monótono al principio, no facilitó el conocimiento exacto de los principales personajes. Había que realizar un auténtico esfuerzo mental para seguirlos, cambió por completo en la escena del tercer acto, resultando atractivo y elegante.
Aplaudimos la idea del director de escena de subir la orquesta al escenario para que recibiera los mismos plácemes que el público dedica a los demás intérpretes, sacándola del tradicional anonimato del foso, especialmente en esta ocasión en la que tanto protagonismo tiene.
Con la presentación de esta obra el maestro López Cobos y Antonio del Moral, director musical y artístico, se despiden de sus respectivos cargos en el Real donde durante los últimos cuatro años han realizado su trabajo con gran profesionalidad y acierto. Les deseamos el mismo éxito en sus futuros proyectos.