El Teatro Real inicia su nueva temporada de ópera con la presentación de Othello
Luis de Haro Serrano
Tres grandes títulos operísticos, muy del agrado de los aficionados, servirán al Real para iniciar la conocida como temporada del tricentenario; “Othello”, “Norma” y “Madama Butterfly”. Con ellos, sin duda, se continuarán batiendo los records de ocupación de la pasada temporada. Sus respectivas producciones han sido realizadas en colaboración con grandes instituciones teatrales europeas, con la particularidad de que, salvo la 1ª, se presentarán inicialmente en Madrid y a continuación en sus escenarios originales de encargo.
Este Othello ha sido coproducido con la English National Ópera y la Kungliga Operan de Estocolmo, estrenada en septiembre de 2014 con gran éxito en esta última, con David Alden como director escénico, que centra su acción en un espacio demasiado abietrto de una sombría y derruida ciudad mediterránea, que sirve de único escenario para el total desarrollo de este drama lírico.
Después de estrenar Aida en 1871, Verdi decidió que era el momento de poner fin a su dilatada carrera como compositor de ópera, a pesar de estar considerado como uno de los principales autores italianos y, posiblemente, el más rico.
Este voluntario retiro fue considerado por su editor como una forma de malgastar su talento y perder posibles beneficios. Por ello surgió una especie de ”amistoso complot” para obligarle a salir de su silencio compositivo y escribir otra ópera. Como Verdi era muy selectivo con la elección de sus temas, la labor resultaba difícil y delicada, por lo que conociendo la predilección que sentía por la dramaturgia de los textos de Shakespeare, decidieron proponerle para su nuevo título, “Othello, el moro de Venecia” Aceptó el encargo con la condición de que el libreto reflejara plenamente el fuerte dramatismo del original. insistiendo en la idea de que con Aida su carrera había terminado. De ahí la lentitud inicial que tuvo su preparación. Verdi deseó titularla Yago, en lugar de “Othello”.
La obra se realizó en cuatro actos - cinco en el original de Shakespeare- sobre libreto de Arrigo Boito, estrenándose con rotundo éxito el 5 de febrero de 1887 en la Scala de Milán. El entusiasmo del público por Verdi y su nueva obra se demostró al tener que levantarse al final el telón en veinte ocasiones. Exito que continuó en los demás teatros de Europa y América. En Madrid se estrenó en el Real en octubre de 1890 y un mes después en el Liceu. Para su estreno en París en octubre de 1894, dadas las especiales connotaciones francesas sobre la ópera, Verdi compuso un breve ballet para el final del acto 3º que, posteriormente, formó parte de la ceremonia oficial de bienvenida que solía ofrecerse a los embajadores venecianos.
En ella demostró su madurez como compositor. Junto a Aida, (1871) y Falstaff, 1893, se considera que es una de sus principales obras maestras. Su discurso musical es contínuo, no hay separación entre arias y recitativos. La orquesta no solo acompaña siempre al canto, sino que dialoga con sus contextos dramáticos generales pero disponiendo de una autonomía que no se encuentra en ninguno de sus anteriores títulos.
Uno de los personajes más importantes de la obra, además de Otelo y Desdémona, es Yago. Entre los pasajes más conocidos se encuentran su Credo, situado en el segundo acto. El dueto de amor del primero, la canción del sauce y el Ave Maria, interpretadas por Desdémona en el cuarto y toda la escena final, dedicada al asesinato de Desdémona y al suicidio de Othello, son otros de su grandes momentos, siempre esperados por el aficionado.
Estos tres grandes papeles se encuentran entre los técnicamente más exigentes de Verdi, tanto vocal como dramáticamente. Entre los más reconocidos cantantes de los últimos años que han dado vida al personaje principal, considerándolo como parte fundamental de sus repertorios, se encuentran el gran Giacomo Lauri-Volpi, Mario del Monaco y Plácido Domingo. Enrico Caruso cuando estaba preparándola murió inesperadamente en 1921, frustrando así los planes del MET neoyorkino de ofrecer esta ópera como el vehículo adecuado para el lanzamiento de su tenor estrella. Mario del Mónaco y Plácido Domingo son los tenores que aparecen con más interpretaciones.
Respecto al durísimo papel de Yago, una larga línea de reconocidos barítonos lo han interpretado desde 1887. Entre ellos Victor Maurel (su primer gran exponente), Mattia Battistini, Mario Ancona, Antonio Scotti, Titta Ruffo, y, más recientemente, Leonard Warren, Robert Merrill, Tito Gobbi, Sherrill Milnes y James Morris. A Desdémona, la mayoría de las grandes sopranos líricas lo han asumido desde 1887.
Es, probablemente, la ópera que goza de un mayor número de versiones discográficas. y representada con más frecuencia, encontrándose en el repertorio habitual de los teatros más importantes. En las estadísticas de Operabase aparece con el nº 28 de las cien más ofrecidas durante el período 2005-2010, siendo la 17ª en Italia y la octava de Verdi.
Puesta en escena
El neoyorkino David Alden ha concebido una puesta en escena claramente mejorable; un escenario demasiado frío, muy al gusto británico, donde no tienen cobijo ninguna de las atractivas intimidades que marcan tanto Verdi como Shakespeare, la muerte de Desdémona, por ejemplo, poco adecuado para el sentimiento hispano. Muy discutible también el prescindir de la tez morena del protagonista, que con tanta precisión concibió Shakespeare para reflejar mejor su despego sicológico de la clasista sociedad veneciana y para acentuar su sentido de inferioridad que con tanto acierto manejó Yago, Punto clave para ir minando poco a poco su insegura personalidad, ha movido demasiado y con excesiva vehemencia al coro en la larga secuencia inicial de la tormenta. Los indefinidos figurines de Jon Morrel han ayudado poco, contrastaron con la sugerente iluminación de Adan Silvernan que favoreció el desarrollo del extraordinario libreto de Boito.
Bien el coro, la orquesta y la dirección musical de Renato Palumbo, que ha sabido mostrar con precisión la fuerte dramaturgia que tiene la música de Verdi, especialmente cuidada en los pasajes ya mencionados. Excelente la sustituta de Krassimira Stoyanova, Ermonela Jaho, muy elegante vocal y escénicamente, lo mismo que Gregory Kunde (Othello) y George Petean (Yago), muy entregados los tres para ofrecer un digno Othello cuya puesta en escena ha coincidido con la celebración del 44 cumpleaños de la Reina. Correcto el resto del reparto.
Paralelo a las 13 representaciones de Othello, por cortesía de la empresa Bertelsmann se ofrecerá por primera vez en España la exposición tesoros del “Archivo Stórico Ricordi” relativos al nacimiento de Othello, en la que se muestran numerosas piezas originales que servirán para comprender mejor la génesis y el proceso creativo de este singular título de Verdi.