Estreno mundial de “Yo, Dalí”, una opera de hoy para hoy
Luis de Haro Serrano
Con estas cortas pero expresivas palabras define Tomás Marco la interesante y sutil composición de Xavier Benguerel realizada con un entramado vocal e instrumental bastante complejo, basada en un denso libreto de Jaime Salom, nada convencional pero algo irreverente en algunos momentos, dotado con una acción llena de un gran movimiento y efecto teatral, con el que ha conseguido una cálida aceptación por ese público tan fiel como entendido que tiene el Teatro de la Zarzuela, que en esta ocasión se ha sentido complacido con la atractiva puesta en escena de Xavier Alberti y la escenografía de Quim Roy, así como por la cuidada interpretación del barítono Joan Martín-Royo como Dalí y la de la mezzosoprano Marisa Martín como Gala, merecedores de los mejores elogios por la fuerza y elegancia de sus voces y sus movimientos escénicos, muy bien acompañados por el Coro titular del Teatro dirigido por Antonio Fauró y una brillante y nutrida orquesta que bajo la batuta de de Miquel Ortega supo poner de manifiesto con exquisita sensibilidad la compleja sonoridad con que Benguerel ha compuesto la obra. Un mérito que alcanza mayores cotas de éxito si se tiene en cuenta el escaso tiempo que, por exigencias de la programación ha tenido para prepararla- menos de dos semanas-.
El resto del elenco vocal; Antonio Comas, Paul Ëluard/ Superstar; José Antonio García, padre de Dalí y director del circo; Hamik Nahapetyan, Ana María Dalí; Carlos Cremades, García Lorca y demás figurantes reforzaron con su excelente actuación la labor de los grandes protagonistas, que puso de manifiesto el profundo estudio que todos han realizado de la personalidad y sicología de sus respectivos personajes. Trabajo que alcanzó su mayor nivel en las diferentes escenas del cuarto acto.
Después de ver y escuchar “Yo, Dalí”, el espectador que no haya tenido ocasión de conocer en profundidad los avatares de la vida del matrimonio Dalí-Gala se preguntará si realmente fueron tal como Jaime Salom los refleja en su libreto. Pero de lo que no cabe duda es que la ópera de Benguerel, por muchos aspectos; musical, teatral, puesta en escena y libreto, es una obra bastante interesante.
Al margen de estas consideraciones es de justicia destacar el encomiable esfuerzo que el Teatro de la Zarzuela ha realizado este año para tener una programación tan atractiva, a pesar de contar con un presupuesto relativamente bajo. Luis Olmos puede marcharse satisfecho porque deja el listón muy alto. Le deseamos de nuevo todo lo mejor en su futura andadura profesional.