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Diario YA


 

De película

Gonzalez Macho, presidente de la Academia

José María Caparrós

El pasado domingo, 10 de abril, se ha elegido nuevo presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Se presentaban dos candidaturas, para sustituir a Álex de la Iglesia: la encabezada por Bigas Luna, un auténtico “rompedor” como el dimisionario cineasta bilbaíno; y la propuesta por Enrique González Macho, prolífico productor, distribuidor y exhibidor cinematográfico.

Pienso que ha salido una presidencia de “continuidad”. González Macho (Santander, 1947) es un impulsor del cine español de nuestros amores (y dolores). Con 22 películas en su haber, algunas tan famosas como Te doy mis ojos (2003) y Flores de otro mundo (1999), ambas dirigidas por Icíar Bollaín, fundador de la distribuidora Alta Films y gerente de los multicines Renoir, es un pequeño magnate del cine autóctono. Digo pequeño, porque el país no tiene industria; pero él es una persona de gran altura, que se parece físicamente a Francis Coppola.

Conocí a Enrique González Macho en 1998, con motivo de la inauguración de los “Renoir Les Corts” en Barcelona. Y le felicité por la entonces reciente concesión del Premio Nacional de Cinematografía. Años después, coincidí con él en un coloquio sobre los “Goya” en TVE. Es un profesional que sabe adónde va, e intentará llevar a mejor puerto el cine español. Un cine -¡todo hay que decirlo!- que tiene muchos detractores en su propio país. Acaso por aquello de que “nadie es profeta en su tierra”.

Desde la tribuna de El Mundo (7-III-2011), mi antiguo colega Fernando Lara -ex Director General de Cinematografía- rompió una lanza en favor de la enseñanza del audiovisual en las escuelas, una asignatura todavía pendiente en España. Ha sido un pequeño reto que ha lanzado antes al nuevo presidente de la Academia de Cine, que apoyo desde estas páginas. Sería, por tanto, un buen momento para que Enrique González Macho se pusiera de acuerdo con el Ministerio de Educación e insistiera en hacer un programa para los colegios españoles, en lugar que el Gobierno autonómico intente crear un instituto de elite en la Comunidad de Madrid.