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Diario YA


 

Personas de todas las edades soltaron linternas de papel en el río Motoyasu

Homenaje a las víctimas de Hiroshima en Japón

Redacción.   En Japón se acaba de celebrar una marcha por la paz y una Misa en homenaje a las víctimas que fallecieron con motivo de la bomba atómica que sufrió la ciudad de Hiroshima aquel 6 de agosto de 1945. El Vice-Chambelán de la Cámara Apostólica del Vaticano, Monseñor Pier Luigi Celata, transmitió desde la Catedral de Hiroshima y a través de Radio Vaticana, que allá donde hay miedo y destrucción, la "fe y la esperanza son necesarias para cada ser humano y la entera sociedad, al igual que el aire para respirar" 

A las 08,15 horas (13,15 GMT), el tristemente famoso bombardero estadounidense B-29 'Enola Gay' arrojó la fatídica bomba nuclear que convirtió la ciudad en un infierno y aniquiló sin piedad a unas 140.000 personas, en el capítulo final de la Segunda Guerra Mundial. El bombardeo de Hiroshima fue seguido por el de Nagasaki, que el 9 de agosto provocó 70.000 muertos. Los dos ataques precipitaron la capitulación de Japón y el final de la Segunda Guerra Mundial, el 15 de agosto de 1945.
 
Mons. Celata habló de cómo el coraje y la determinación de las personas que vivieron en primera persona esa tragedia transformaron “aquella página profundamente oscura de la historia de la humanidad” en “un punto luminoso de referencia, en el que se alimentan la confianza y la esperanza por un mundo mejor" y añadió que "Estamos llamados a unir nuestras energías espirituales y materiales para colaborar en la edificación de una sociedad más justa y solidaria, que pueda convivir en paz y armonía". 
 
El Prelado subrayó que, a pesar de "la tentación del egoísmo, de la opresión de dominio, del acumulamiento de los bienes, a menudo, a través del engaño, la violencia y la guerra que anida en el corazón de cada ser humano y entre los pueblos", todos los creyentes en Dios y las personas de buena voluntad "tenemos que reaccionar a esta tentación poniéndonos al servicio de la paz, y sostenidos por los valores espirituales de nuestras tradiciones". 
 
Mons. Celata, quien además es Secretario Emérito del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, animó a los fieles a superar cualquier miedo y abrir el corazón al encuentro con los demás, "también a aquellos que vemos distintos, reconociéndonos todos miembros de una única familia humana con un destino común". Además, recordó que Jesucristo murió y resucitó en la cruz por amor a todos nosotros, y nos liberó de la esclavitud del pecado haciéndonos capaces de amarnos los unos a los otros como "Él nos ha amado". 
 
Más de 50.000 personas han asistido a la ceremonia en Hiroshima, y otros miles han formado parte de las manifestaciones, marchas, foros y conciertos organizados en la ciudad, convertida en símbolo del movimiento global contra las armas nucleares. Unas setecientas personas, incluyendo supervivientes de la bomba y evacuados de la zona de Fukushima, han participado en una manifestación antinuclear.
 
El movimiento de protesta contra la energía nuclear se ha hecho más fuerte desde que el primer ministro Yoshihiko Noda decidiera en junio de 2011 reactivar dos reactores nucleares, justificando tal decisión “por el riesgo de penuria en el suministro de energía eléctrica”. Japón, que antes de Fukushima se había lanzado en una política de desarrollo nuclear para compensar su falta de recursos energéticos, se abstuvo de utilizar sus cincuenta centrales nucleares durante mayo y junio y las 48 restantes siguen detenidas.
 
Por otra parte, en Estados Unidos se ha querido conmemorar también el bombardeo nuclear de Hiroshima al cumplirse el 67º aniversario de la destrucción de esa ciudad del oeste de Japón, en medio del creciente rechazo a la utilización de la energía nuclear tras la catástrofe del año pasado en Fukushima. Se han dado cita en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima varios ancianos supervivientes, parientes, representantes del gobierno y delegados extranjeros que han asistido a una emotiva ceremonia.