Krol Roger (El rey Roger), una de las grandes óperas del siglo XX
Luis de Haro Serrano
“A quien no le guste es su problema”. Estas han sido las inoportunas palabras del discutido director de escena polaco Krzystof Warlikowski que, emulando al caballo de Atila, prefiere en este aspecto pasar por encima del criterio del aficionado, igual que lo hacía con la hierba,. Un aficionado que, según declaraciones recientes de G., Mortier, navega por el mar de la opera sin criterio para elegir adecuadamente. Todo una feria de vanidades.
Por diversas circunstancias “Krol Roger” era una obra esperada en Madrid donde hasta ahora ha permanecido inédita. El Liceo ya la presentó en Barcelona el 3 de octubre del pasado año.
Como repetidamente se ha comentado, esta obra de Szymanowski, por su aparente dureza y estructura musical, encierra numerosas dificultados; para el montaje, todos los intérpretes , especialmente, para el elenco vocal y, por supuesto, para el aficionado, que debe acceder a ella con espíritu abierto y generoso para asimilar mejor las nuevas tendencias de la música operística, especialmente si se enjuicia con los parámetros de la ópera “histórica”. Esta dificultad, gracias a sus indudables valores, no le resta el más mínimo interés.
Para acercarse mejor a ella y, en cierto modo, comprender las razones de su programación por el Real, resulta interesante conocer la línea de pensamiento del propio autor que, en un interesante trabajo, se recoge en el programa general de presentación de la obra.
Szymanowski considera que el aficionado debe mantener cierta comprensión con el trabajo creativo del compositor moderno para que no llegue a producirse el usual abismo de distanciamiento que habitualmente se tiene con los compositores anteriores, “los hombres de la historia”. Un camino que poco a poco debe ir estrechándose, a pesar de la realidad de su dificultad, como ya sucedió con la ingente obra de Claude Debussy, el músico más revolucionario anterior a la Guerra o la obra de Igor Stravinski, cuyos trabajos dieron paso a una nueva estética de la música.
Ideas oportunas que debería tener en cuenta el aficionado a la ópera “tradicional” si no quiere quedarse estancado y aferrado al pasado. Ciertamente no es una tarea fácil, pero, a pesar de ello, debe ir poco a poco, acercándose a ella.
Compuesta sobre libreto del propio autor y su sobrino Jaroslaw Iwaekiewicz basado en la tragedia “Las bacantes” de Eurípides se estrenó el 19 de junio de 1926 en el Gran Teatro Wielki de Varsovia. El Real la ofrece con una producción propia procedente de la Opera National de París, antiguo feudo de Mortier, que para esta ocasión ha querido contar con el mismo equipo técnico y artístico que con pleno éxito intervino en el Real hace dos temporadas en la obra de L. Janacek, “El caso Makropoulos”
Dotada de una gran fuerza dramática, su argumento gira en torno a los dioses Dionisios y Apolo. El primero considerado como símbolo de la idea de los placeres y de la libertad que el hombre debe poseer para disfrutarlos y Apolo que, en contraposición, se manifiesta partidario de la represión humana y el antihedonismo. Su acción se desarrolla a lo largo de tres actos o escenas que transcurren en una sola velada, desde el atardecer al amanecer. Circunstancia que le otorga un especial realismo. En ella se narran la vicisitudes del protagonista (El Rey Roger, fiel espejo del Rey de Sicilia, Rogelio II del siglo XII) que con la llegada de un controvertido pastor se ve forzado a elegir entre su conducta hedonista que atrapa a toda la corte, incluida la reina Roxana, jactándose de ser el único que no ha caído en los atractivos lazos de sus propuestas, a pesar de su condición de homosexual y heroinómano
En el aspecto musical Szymanovsky refleja en su partitura no solo la influencia de compositores como I. Stravinsky y A. Scriabin sino la recibida como consecuencia de los numerosos viajes realizados a Sicilia y al Norte de Africa que le permitieron conocer en profundidad una serie de melodías en las que se mezclan las líneas de composición propias del canto gregoriano con el impresionismo francés de C. Debussy.
¿Cómo se ha recibido en el Real? con una auténtica división de opiniones; la más fuerte repulsa y la más considerada aceptación, sin duda por los grandes valores musicales que posee.
El equipo artístico.- La puesta en escena de K. Warlikowski, a pesar de su dificultad, ha resultado llamativa por la inteligente utilización de las posibilidades que los actuales medios técnicos ofrecen; la maquinaria técnica del teatro y el empleo de unas proyecciones con imágenes tomadas directamente del Coro que se mezclan con otras procedentes de una de las películas del cineasta Andy Warhol. Muy discutida la iluminación de Felice Ross y el vestuario diseñado por Malgorzata Warlikowski, con increíbles desaciertos.
El británico Paul Daniel, especializado en la música operística del siglo XX, ofreció una versión con un gran colorido instrumental que, en algunos momentos resultó bastante atractivo y vibrante que conteo con l excelente trabajo realizado por la Orquesta que estuvo también muy bien apoyada por el trabajo realizado por el coro “Intermezzo” (actual titular del Teatro), al que en esta ocasión se le ha unido un grupo de pequeños cantores.
Excelentes las voces de los tres grandes protagonistas: Mariusz Kwiecien como Roger; Hill Hartman, pastor y Olga Pasichnyk, Roxana.. Sus voces sonaron suaves, elegantes y expresivas, especialmente en los agudos, muy atractiva esta última en su delicada canción. Fueron, con justicia, los más aplaudidos por el público
“Krol Roger”, además de ser una de las operas más atractivas del siglo XX cabe considerarla también como la ópera de la nostalgia.