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Diario YA


 

Comentarios al Nobel de Vargas Llosa

Premiado un hombre comprometido con la libertad

Jesús D Mez Madrid

Entre las múltiples cosas, todas positivas por cierto, que sobre Vargas Llosa he leído y oído, también hay negativas pero no se han dicho, estos días es la siguiente: “Pero destacan por encima de todo lo demás su genialidad narrativa, su capacidad analítica y su compromiso moral con las libertades en una época de grandes imposturas ideológicas.”

Pues es muy probable que si Vargas Llosa no hubiera apostado tempranamente por la democracia y las libertades en Iberoamérica, frente al marxismo que impregnaba  casi toda la casta intelectual, hace años que habría sido galardonado con el Nobel. Sin embargo, fue de los poquísimos escritores y ensayistas que desde finales de los años 60 se alzó contra la tiranía castrista, que gozaba de los ditirambos de destacados mandarines intelectuales, y se arriesgó al estigma y la marginación de los poderosos que le tachaban de enemigo derechista y liberal, a pesar de que siempre estuvo en primera línea contra los espadones golpistas y dictadores de todo pelaje. Más recientemente, con esa misma convicción y lucidez, Vargas Llosa ha fustigado los populismos de nuevo cuño, como los de Chávez y Evo Morales, los nacionalismos empobrecedores, que él experimentó personalmente en Cataluña, y el radicalismo islámico que amenaza seriamente la convivencia en las sociedades occidentales. Su coherencia intelectual y moral es de todo punto admirable y sustenta una obra que le coloca entre los grandes ensayistas de lengua española. Fue un gran acierto que el Gobierno le concediera en 1993 la nacionalidad española y que las instituciones de nuestro país le hayan galardonado, entre otros, con los premios Príncipe de Asturias y Cervantes. Que ahora sea el Nobel quien corone su obra y su testimonio no añade nada nuevo, aunque resulte muy útil para hacer más universal a un escritor que sólo tiene enemigos entre los mediocres.