Proyecto Marruecos: La tibetización del Sahara
Luis de Carlos Calderón. En uno de mis artículos anteriores, comparaba la similitud, incluso paralelo histórico en fechas, de lo acontecido en Timor Oriental y en el Sahara, excepto en la consecución de la Independencia de la primera tras la celebración de su Referéndum de autodeterminación. No perdemos la esperanza de que España, con el Sahara, imite a Portugal con Timor y asuma la iniciativa frente al invasor marroquí haciendo así justicia a los derechos reconocidos por la ONU a los saharauis. En el otro lado, la esperanza de Marruecos es desarrollar la política exitosa de la China Comunista con respecto al Tíbet. Entre estas dos realidades hay coincidencias pero también diferencias claras, veámoslas:
Similitudes:
1.- Cuando triunfó el comunismo en China, la invasión al Tíbet fue una de las acciones del Ejército rojo que, en 1949, comenzó por el este del territorio tibetano. En 1951 impuso el "Acuerdo de 17 puntos para la liberación pacífica del Tíbet". Años después, avanzó por el oeste y derrotó al levantamiento popular de 1959 en Lhasa, capital del Tíbet. Con variantes contextuales, historia parecida a la sufrida por el Sahara.
2.- El conflicto “Tíbet” consiste en la demanda del Gobierno tibetano en el exilio afirmando que es una nación invadida y ocupada ilegalmente que, como pueblo con historia y características propias, según los estatutos de la ONU tiene el derecho a la autodeterminación contra la posición de la República Popular de China, que considera este territorio parte de su integridad nacional. Similar a la relación Marruecos – Sahara.
3.- Así como sucede con Marruecos, que no termina de someter a los bereberes del Rif, pretendiendo hacer lo mismo con el pueblo del Sahara, China es un estado multiétnico, con regiones autónomas en conflicto, además del Tíbet, como Xinjiang.
4.- En 1959, alrededor de 80.000 tibetanos cruzaron los Himalayas para buscar refugio en India, Nepal y Bután. En el discurrir de los años serían cientos de miles. Idéntico éxodo al exilio que ha sufrido y está sufriendo el pueblo saharaui.
5.- Al igual que los representantes del Sahara, el Dalai Lama ha buscado el apoyo de la ONU, que discutió el problema en varias ocasiones y cuya Asamblea General adoptó resoluciones en 1959, 1961 y 1965, solicitando a China que respetara los derechos humanos del pueblo tibetano, y su deseo de autodeterminación en las dos últimas. Ya en 1950, el Dalai Lama pedía a las NU, a través de su Gobierno y Asamblea Nacional: “Mientras el pueblo de Tíbet sea obligado por la fuerza a convertirse en una parte de China contra su voluntad y consentimiento, la presente invasión será la más flagrante instancia de violación del débil por parte del fuerte. (…) confiamos el problema del Tíbet en esta emergencia a la decisión máxima de las Naciones Unidas, esperando que la conciencia del mundo no permita la interrupción de nuestro Estado”.
6.- Como los saharauis, el Tíbet en el exilio, mantiene un sistema político con los tres poderes: El Gobierno que inicia su andadura en 1959, ahora denominado Administración Central Tibetana; la Asamblea Tibetana, representación del pueblo, que elige al Consejo de Ministros, y el poder judicial. La Asamblea elaboró la “Carta Constitucional de los Tibetanos en el Exilio”. Constitución y Administración, como en el Sahara del exilio, pero sin ningún territorio liberado, ocupado totalmente por China.
7.- El Dalai Lama denunciaba, en el 2008, que “la lengua (mayoritaria), las costumbres y las tradiciones del Tíbet están desapareciendo” los tibetanos “han tenido que vivir en estado de constante miedo, (…) bajo la represión china”. Situación vivida por el pueblo saharaui que ve como desaparece el español, sus edificios históricos, sus libertades,…
8.- Existe una preocupación internacional por la conculcación de los derechos humanos en el Tíbet. En el 2006, en España, la Audiencia Nacional se declaraba competente para investigar el genocidio perpetrado por el gobierno chino en este territorio en las décadas de los ochenta y los noventa. Preocupación manifestada, un par de años después, por la Alta Comisionada de la ONU para los DDHH, por diplomáticos occidentales y representantes de la sociedad civil en el Consejo de DD HH de la ONU. En este contexto, incluso el Parlamento Europeo, aprobó una resolución en la que pide a los dirigentes de la UE que se piense en un boicot a la ceremonia de apertura de los JJ OO de Pekín, si las autoridades chinas no dialogan para solucionar el conflicto del Tíbet. El texto, que deplora la "brutal represión" china contra los tibetanos y reclama una investigación de la ONU, fue aprobado por 580 votos a favor y 24 en contra (2008). Ya, sobre todo Europa, se pronunciara con tanta claridad con respecto a Marruecos.
Diferencias fundamentales:
1.- La RASD es reconocida por la OUA y por 80 naciones como Estado Independiente (territorio, población, administración) y el Sahara por la ONU como “territorio No autónomo” para descolonizar. Sin embargo, internacionalmente se considera al Tíbet como parte de China y ningún país extranjero ha reconocido a su gobierno en el exilio. Contemplamos el derecho de la nacionalidad tibetana frente al derecho del estado chino. La Carta de las Naciones Unidas afirma que el objetivo de la ONU ha de ser el de asegurar, entre otros aspectos, el derecho a la autodeterminación. Pero también, señala que nada de lo que se especifica en la Carta de Derechos Humanos autoriza a la ONU a la intervención en cualquier asunto interno de los estados.
2.- Aunque los años anteriores el Tíbet era independiente, como demuestra una política exterior propia en la neutralidad que adoptó durante la Segunda Guerra Mundial, las relaciones históricas del Tíbet y la China son mucho más complejas que las del Sahara con Marruecos que han sido mínimas y nunca con soberanía del sultanato alauita.
Lo que se debe evitar, aprendiendo en cabeza ajena:
1.- En 1965, China constituye la Región Autónoma del Tíbet (TAR), que dispone de un Gobierno autónomo dependiente de Pekín. Por tanto, el "Tíbet" puede referirse a la TAR (1.228.400 km².) o al Tíbet histórico (2.500.000 km².). El Dalai Lama, posteriormente, modificó sus demandas con la intención de llegar a un acuerdo y propuso la creación de un Tíbet democrático y con gobierno autónomo, en asociación con la República Popular de China. Ya vemos los resultados. Jamás debe, ni temporalmente, aceptarse una autonomía bajo soberanía marroquí.
2.- El Tíbet en el exilio apeló a la ONU, obtuvo tres resoluciones favorables, pero el Dalai L. se cansó, como reconoce en una entrevista (2007): “En los setenta entendimos, sin embargo, que era más práctico tratar directamente con China. Tengo una visión crítica de la ONU”. Fue un error, el Dalai L. creyó en un imposible: tratar a solas con los hijos del padre de la mentira. La solución pasa por el Referéndum o, si la MINURSO continúa en “huelga”, por todas las presiones que sean necesarias.
Por lo escrito, se entiende que la “tibetización” del Sahara, expresión poco correcta, se forja en el seguimiento, por parte de Marruecos, de los pasos de la China con respecto al Tíbet: oídos sordos a las recomendaciones de organismos internacionales y, siguiendo un proyecto propio, terminar de colonizar territorios invadidos pasando de una situación de facto a una de iure cual es la preconizada autonomía como punto final.