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Diario YA


 

Una película de Pablo Moreno

Red de libertad

Victor Alvarado

La lista de Schindler fue una de las primeras producciones de gran entidad en contar la historia de héroes de carne y hueso que se jugaron la vida para salvar a judíos de los campos de concentración. Los españoles tenemos bastante que decir con respecto al tema, pues el diplomático español Sanz Briz se jugó el tipo como se puede ver en El ángel de Budapest, protagonizada por Antonio Valero.

Red de libertad es la nueva entrega en esta materia de Pablo Moreno, un experto en cine religioso, autor de estimables películas como Un dios prohibido, Poveda o Luz de soledad, que vuelve a contarnos una historia que está basada en hechos reales. Esta producción cuenta la historia de Helena Studler, una Hija de la Caridad que, como dice su director, desafió al poder de un imperio, salvando a más de 2000 personas gracias a su red de libertad.

Este largometraje surge con motivo del 400 aniversario de la fundación de la familia Vivenciana, impulsada por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillach en 1627, que destaca por sus localizaciones, pues se rodó en los campos de concentración originales y en países como Francia, Portugal y España.

El equipo de prensa destaca que el contexto de entonces guarda paralelismos sorprendentes con los conflictos bélicos actuales, recordando cómo la vida de esta mujer se convierte en un referente de superación y lucha contra la injusticia.

Su director saca el máximo producto a esta historia porque su presupuesto es escaso, un poco más de 400.000 euros, una cifra que se nos antoja escasa. Sin embargo, el resultado es notable gracias a su experiencia, a pesar de su juventud y al talento de la actriz Assumpta Serna, que nos hizo disfrutar en su papel en El maestro de esgrima, que transmite el arrojo y la valentía de una mujer a la que su fe en Jesucristo le pide acción; es decir, amor para quien lo necesita incluso, poniendo su vida en peligro. Para ello, esta mujer fue capaz de hacer una especie de cadena de favores al estilo de la película de Mimi Leder, protagonizada por el actor Kevin Spacey, para lograr su cometido, siendo luz en la oscuridad y acogiendo a la persona sin mirar su nacionalidad, raza o religión. La otra virtud de este largometraje es que deja claro que hay personajes blancos y negros, pero que existe la escala de grises, ya que hay colaboracionistas o militares nazis que, en momentos puntuales, se juegan el pellejo o el prestigio por algunos judíos.

Como dato curioso, esta religiosa francesa llegó a salvar al mismísimo François Mitterrand, que llegaría a ser un importante político francés como todos nuestros lectores saben.