Si es que semos como animalicos (2ª parte)
No tenemos la culpa. No nos han ayudado a coleccionar
Jorge Llopis Planas. Presidente de CEPTAPA. Entiendo (y agradezco) que el que está leyendo estas líneas, NO es coleccionista o tal vez cierto modo se sintió removido en su fuero interno: ya sea por patriotismo, ya sea por curiosidad. Ambos sirven y parafraseando a aquel (y gracias a un medio en como DIARIO YA) se puede afirmar: “Un articulo pensado para lectores como usted”.
Confío en que la anterior entrega, “Si es que semos como animalicos” (1ª parte) haya sido un toque de atención. Pero ¡No se sientan miserables, hombre!, también decirle que nuestro suelo acoge a importantísimos coleccionistas. Para que se haga una idea: la mejor colección de merchandising de Coca Cola a nivel mundial no está en Atlanta, sino en el Vallés Oriental (Barcelona). Pero por otro lado el coleccionista más importante de motos Montesa es alemán y mayor coleccionista de figuras de porcelana de Lladró está en Nueva York ¿Ven lo que quiero decirles?.
Muebles, cerámica, porcelana, cristal, juguetes de todo tipo y condición, filatelia, numismática, notifilia, pósters, postales, cromos, cómics, discos, uniformes, armas antiguas (blancas, negras y de fuego), pertrechos, soldaditos, motos, coches, instrumentos musicales y científicos, relojes, plumas, bisutería y joyas antiguas…La lista es infinita como se ve. Seguramente usted mismo, recuerda que en cierto momento intentó coleccionar algo, recuerde, recuerde…Y ya ni le cuento, cuando la colección era cosa de los padres o abuelos. Eran intocables, hasta que la malévola marujita, mencionada en mi anterior artículo lanzó la envenenada pregunta “¡¿Y que va a pasar con todo esto cuando se muera?!“. A esta pregunta es más fácil responder: se perdió, tiró o malvendió a un anticuario.
Tarde o temprano, el destino nos pasa factura y nos enteramos o aparece una noticia: Que se ha vendido tal o cual reloj, tal o cual pistolón, tal o cual plato de cerámica de Fajalauza o tal o cual tren Payá de hojalata en un precio elevado y nuestra memoria, paciente y rencorosa, nos trae la imagen de aquello que tiramos o malvendimos.
No es mi intención hacer apología del síndrome de Diógenes ni presido ningún club de fans del griego de Sinope, pero antes de deshacerse de esos objetos o antigüedades de cualquier manera (siempre de la peor de las maneras, advierto), consulte a un experto (un Perito Tasador independiente es su hombre/mujer) y si la colección vale la pena, por el motivo que sea (valiosa o singular), tal vez se encienda una pequeña llamita en su interior que le anime a continuarla, siempre que le guste claro y saque provecho a las estanterías y librerías suecas que están para eso. Total las fotos y los libros los llevamos en el iPod, iBook ,o lo que sea y que algún día, también serán objetos de colección.
Empiece o conserve su colección. Es sano, ilustra y como la Real Academia de la Lengua da esplendor y además facilita a los demás saber que nos pueden regalar. Particularmente a mi me interesan más las mascotas de radiadores de los coches de los años 20 (Art Decó).
No podemos olvidar la Aldea Global en la que vivimos, y La red y foros han conseguido capitalizar el comercio y difusión del coleccionismo
En mi modesta opinión sigo pensando que el contacto personal con la pieza es la mejor opción: es decir la tienda física y especializada. El chamarilero, almoneda o brocanter y sus ferias y descargas han sido nuestras opciones tradicionales. Actualmente el coleccionista quiere especialización y se desespera con el mal llamado y manoseado “Vintage”. Otro anglicismo absurdo que sólo justifica paseos domingueros por el Rastro o las Glorias hasta la hora de las cañas.
Nos hacen falta “Mecas del Coleccionismo” en nuestro país. Que una tienda o comercio sea referente nacional e internacional por su especialización. ¿Le suena el concepto Turismo de Coleccionismo? Pues en Londres, Paris, Amsterdam, Nueva York, Nápoles, Dublín o Buenos Aires hace décadas que viven de ello.
Comentaba en mi otro articulo como estamos viviendo una auténtica explosión televisiva de busca tesoros made in USA. Créanme que en este sentido envidio a los americanos.
Viví durante 5 cinco años en ese país y les puedo asegurar que conservar los recuerdos de sus mayores es casi una religión. Por supuesto alguno me dirá “como no tienen historia, se la inventan a titulo individual”. No sean ingenuo amigo mío. Estados Unidos tiene su propia historia. Claro que la tiene. Una historia, y diferente la nuestra: por supuesto, pero para que simplemente se hagan una idea, los grandes estilos de mobiliarios del siglo XVIII, encuentran en America (por aquel entonces todavía colonias y excolonias incipientes), el lugar idóneo donde los artesanos europeos que emigraron al nuevo país ya fuese porque en casa eran considerados unos herejes, ya fuera porque estaba hartos de tanta guerra o porque simplemente porque querían prosperar. También se llevaron consigo su técnica, sabiduría, destreza y calidad, pero eso si con materias primas locales.
Allí el coleccionismo es o muy ostentoso o muy variado. El coleccionista potentado de allá no tiene reparos en enseñar: ya sea arte, ya sean coches, ya sean figuras de Lladró, ya sean joyas, ya sean restos arqueológicos, ya sea cualesquiera barbaridad que se nos ocurra. Si la temática de la colección es cara y exclusiva, alguien lo coleccionará y no tendrá inconveniente en mostrarlo haciendo un museo para ello o patrocinando uno ya existente.
En cuanto al coleccionista de a píe, no nos olvidemos que el país es muy consumista desde la década de los 50. No es un tópico, Los americanos son consumistas y son prácticos. Cada cierto tiempo, ya sea porque tengan el trastero lleno, ya sea porque se muden, ya sea porque los padres permitan que los hijos hagan el primer dólar, ponen las cosas que les sobran en venta en los “Sales Garage” o Yard Sales”. Una especie de rastrillo individual y espontáneo en la entrada de la casa. Con ello consiguen varias cosas: Hacer dinero, vaciar espacios y continuar coleccionando, porque siempre hay interés. No esperen encontrar un Warhol, pero si cómics, discos, juguetes, cachivaches eléctricos y mucha morralla, pero si se tiene paciencia y afición encuentras “cositas” que alguien de la familia guardó, se metió en una caja, se olvidó y vuelve a aparecer. A veces cosas interesantes.
Me encantaría que en nuestras urbanizaciones suburbanas de nuevo cuño y que no son otra cosa que una imitación de las americana, en una o dos generaciones, se repitiese la experiencia. Y sino al tiempo. Si hemos sido capaces que encargar pizzas por teléfono, ir al Mall, cocinar con la Termomix, o bautizar con Jessica todo llegará. ¿Se imaginan lo que se puede encontrar en un Yard Sale typical spanish?
Ahí dejo mi sugerencia. No todo va a ser I+D.
Jorge Llopis Planas
Presidente de CEPTAPA (Consejo Español de Peritos Tasadores de Arte y Patrimonio Artístico)
Perito Tasador en Arte y Antigüedades
Perito Judicial en Arte y Antigüedades
http://www.arstasante.com
blog de Jorge Llopis