Siria, el tablero de ajedrez de las grandes potencias
José Luis Orella. El domingo, 23 de junio, el sacerdote sirio François Murad fue asesinado en el convento de la Custodia de Tierra Santa, en Gassanieh, en el norte de Siria. Otros dos permanecen secuestrados, y dos obispos que fueron a interceder por ellos para su liberación, fueron a su vez también secuestrados. Entretanto, la CIA y el Mi6 no solo no procura su liberación, sino que organiza campos de entrenamiento, que recuerdan a la contra nicaragüense, en Turquía y Jordania. Menos mal, que nuestro ministro del Interior, Fernández Diez, que de temas internacionales no entiende mucho, ha desmantelado una oficina de reclutamiento yihadista en la misma Ceuta. Aunque su compañero de Exteriores, días antes dijese que era favorable a armar a los rebeldes sirios.
Siria es un país de una riquísima historia, con un profundo mestizaje derivado del cruce de pueblos y civilizaciones que pasaron por allí. Aunque actualmente, la mayoría de la población es islámica sunnita, Siria es hogar de numerosas comunidades religiosas, entre ellas muchas cristianas, que actualmente llegan al 8 % de la población total del país. Los cristianos no provienen del extranjero, sino que forman parte de aquella primera comunidad damascena, a la cual fue Saulo a exterminar, y fue motivo de su conversión. Hablamos, por tanto, de una de las primeras iglesias del mundo, de las comunidades más antiguas, enraizada en la identidad siria, y que ha formado parte de su historia.
En la actualidad, Siria es uno de los últimos países que se rige por un régimen baasista, basado en un nacionalismo social y laicista, donde los cristianos tienen los mismos derechos sociales que los demás, pero también las mismas restricciones políticas que el resto de la población. Sin embargo, son los cristianos los que ven el futuro con temor ante la posibilidad de que la guerra abierta contra el régimen por occidente, abra las puertas a la entrada de la fuerte organización de los Hermanos Musulmanes, e implanten un Estado islamista de donde los cristianos tengan que parir hacia el exilio occidental.
En Siria no hay una guerra civil, es un tablero de ajedrez, donde Arabia Saudita e Irán juegan sus peones de control de la región. Occidente, clarificando EEUU, Gran Bretaña y Francia, apoyan a Qatar y Arabia Saudita en su afán de aislar a Irán, derribando a su único aliado de la región. Además, Siria estimula la coalición libanesa que lidera Hezbollah, por lo que Israel, favorece la eliminación del patrocinio gubernamental sirio. Sin embargo, en este juego, Rusia y China también juegan, deseosas de recortar las intervenciones estadounidenses en regiones cercanas a sus fronteras. Siria es el fiel aliado de Rusia, desde tiempos de la URSS, y base de su presencia en el Mediterráneo, como Rota (Cádiz) es la de los EEUU. El gobierno sirio se sostiene por el apoyo material que había firmado anteriormente con los rusos, y el social de las minorías religiosas, étnicas y sunnitas temerosos a una islamización radical, como la que triunfaría en Siria. Los Hermanos Musulmanes, después de Egipto, tienen en Siria una de sus federaciones más numerosas, intensamente apoyados por los turcos del gobierno Erdogan, deben radicalizarse para evitar que los salafistas aumenten su presencia. Estos disponen a su favor de numerosos yihadistas de diferentes países que han llegado al país y han asesinado a numerosos cristianos indefensos, instando a sus familias a huir al Líbano.
La tragedia que se vive en Iraq, se está repitiendo en Siria, manipulada de forma absurda desde el extranjero, y con proyección alarmante de que se contagie al Líbano. La manipulación de los medios de comunicación cada vez es más indignante, y la paz y la población civil son los grandes perjudicados por las ambiciones de unos países que han fomentado una guerra gratuita con casi cien mil muertos, exclusivamente para aislar internacionalmente a Irán. ¿Quién se hace responsable de los muertos del próximo oriente? ¿de sus desplazados? ¿de las familias destruidas? ¿ de una cristiandad siria de dos millones de personas desaparecida? Como lo fue la iraquí, con más de un millón, ya reducida a la mínima presencia.