Tarde de zarzuela con el tenor mexicano Javier Camarena
Luis de Haro Serrano
El Teatro Nacional de la Zarzuela continúa por la vía del éxito el desarrollo de esta atractiva y sugerente temporada artística al presentar otro de sus platos fuertes como ha sido este enjundioso recital de zarzuela del tenor mexicano, Javier Camarena, sin duda el cantante de moda en la mayoría de los teatros líricos del mundo, que acaba de intervenir en el Real en uno de los conciertos especiales de celebración de los doscientos años de su fundación, afrontando con auténtico éxito el difícil papel de Fernando perteneciente a la ópera de G. Zonizetti La Favorita. Un título que desarrolla también un tema púramente español centrado en las relaciones de la famosa María de Guzmán con el Rey Alfonso XI de Castilla, que ha continuado en esta su primera actuación en el Teatro Nacional de la Zarzuela, donde ha interpretado un denso programa dedicado íntegramente a este género. Una modalidad musical que le apasiona debido a su variedad y a sus reconocidas cualidades artísticas que, según confiesa, no desmerece, ni en dificultades técnicas ni en atractivo a cualquier título de ópera y que, por si fuera poco, le permite poder cantar en su idioma original.
El contenido del programa se centró en ocho conocidas romanzas de autores españoles tan conocidos como Chapí, G. Giménez, Guerrero, Serrano, Sotullo, Vert, Barrera, Calleja, Luna y Sorozábal, que han estado acompañadas por la Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por el maestro Ivan López-Reynoso, compañero de estudios del propio Camarena, elegido por Alberto Zedda como el maestro más joven de la Academia Rossiniana de Pésaro y que, además de pianista y violinista, es también un reconocido contratenor.
Un interesante programa en el que el tenor mexicano hizo gala de su hermosa voz llena de homogeneidad y un gran legato, que alcanzó un partciular brillo en todos los pasajes seleccionados, especialmente en el "Adiós, Granada" de Emigrantes que, además de ser el que más éxito alcanzó se lo ha dedicado a su compañero Pedro Lavirgen, así como el "Bella enamorada" de El último romántico. La orquesta titular del Teatro bajo la dirección del maestro López-Reynoso, salvo pequeños desajustes en la primera parte, estuvo tan brillante y efectista como habitualmente nos tiene acostumbrados.
Una tarde más, en la que la magia de la zarzuela discurrió, como siempre, bien servida y presentada en su teatro oficial, con un público plenamente entregado con la bondad y calidad que demostró en su largo recorrido el gran tenor mexicano.