Un maestro cristiano enseña con las técnicas más avanzadas, sin renunciar a sus principios
Víctor Alvarado Según han comentado algunos críticos de prestigio, el cine religioso parece que está experimentando un pequeño repunte y muestra de ello han sido películas como La verdad duele, protagonizada por Will Smith; Brooklyn, nominada a los Óscar, en la que esa dimensión del ser humano aparece reflejada ampliamente y, muy especialmente, la producción Poveda.
Se trata de un biopic que cuenta la vida del avanzado sacerdote San Pedro Poveda, pasando por los momentos más importantes, como su interesante labor en las cuevas de Guadix con los más necesitados y desfavorecidos o la fundación de la Institución Teresiana. La dirección ha corrido a cargo de Pablo Moreno, un experto en el citado género. Este realizador es el autor de Un Dios prohibido, por la que obtuvo galardones importantes, entre los que destaca el Premio a la Mejor Película en el V Festival Internacional de Cine Católico, considerado como los Óscar de cine católico. Su trabajo como cineasta es excelente, sobre todo, teniendo en cuenta los escasos medios con los que ha contado.
El resultado es una digna película que, de haber contado con una estrella del tirón de Mario Casas, hubiese tenido mayor seguimiento. El guión es muy sólido y está muy bien documentado, lo que ha permitido lograr el suficiente equilibrio, ya que estamos ante un drama histórico, salpicado de simpáticas situaciones cómicas que hacen más llevadero este relato cinematográfico. El mayor peso interpretativo recae en Raúl Escudero, que transmite autenticidad, haciendo de un presbítero que proponía el diálogo entre la “fe y la ciencia” con el centro en la persona humana y Elena Furiase, que lejos de lo que nunca hubiese imaginado, nos ha sorprendido con una magnífica interpretación. El tema principal es que nos cuenta la historia de un hombre que acepta el camino que Dios le propone, no exenta de obstáculos como las envidias dentro del seno de la Iglesia, para alcanzar el objetivo de formar a mujeres que pudieran transformar la sociedad mediante la educación.
Hay que prestar atención al modo en que el protagonista en su faceta de pedagogo se enfrenta a la todopoderosa Institución Libre de Enseñanza, haciendo una serie de inteligentes y sensatas propuestas de la forma en la que un maestro cristiano puede formar y enseñar a sus alumnos con las técnicas más avanzadas, pero sin renunciar a sus principios y a la transmisión de valores evangélicos. En cuanto a la trama que hace referencia al episodio de la Guerra Civil y, aunque se muestra la persecución por parte de simpatizantes o militantes de partidos de izquierda que lo asesinaron, el cineasta ha sido fiel al contar que para Pedro Poveda el odio y el rencor no eran la solución al problema, sino el diálogo y el perdón.
No se trata por tanto de un largometraje revanchista, ya que no todos los milicianos salen mal parados. No podemos olvidar la importante labor de Josefa Segovia en que ese sueño pudiera llevarse a cabo. Ella aparece como la mano derecha de un sacerdote, volcado en los pobres y, fundamentalmente, en la promoción de la mujer como instrumento de cambio con la creación de la Institución Teresiana.