Una mirada verdaderamente humana, la fórmula de auténtica integración
Redacción
“¿Qué ocurre cuando un inmigrante llega a Europa? ¿Qué sucede con sus deseos de una vida mejor? ¿Se encuentra con una verdadera posibilidad de integrarse?”: con estas preguntas Pablo Llano, director general de la ONG Cesal, daba comienzo a la mesa redonda sobre la inmigración en la que Bitani ha testimoniado su historia personal, comenzando con la educación fundamentalista que recibió en Afganistán, dominada por la violencia: “Participábamos en lapidaciones públicas, veíamos cadáveres en la calle todos los días. Era común ver el llamado ‘baile de la muerte’: decapitaciones públicas acompañadas de una danza alrededor de la cabeza rociándola con aceite”. A pesar de ello, “ha sido el amor a Dios lo que me llevó a desenmascarar toda esta mentira y vorágine de violencia. Con el tiempo, después de trasladarme a Italia, pude conocer vuestra verdadera cultura, la cultura del pueblo. Todo lo que he vivido en Italia, gestos de caridad y respeto hacia mí, me han ayudado a ir hasta el fondo de mi propia tradición y religión”. Respondiendo acerca de la situación que se ha encontrado en Europa, Bitani también ha afirmado que “los jóvenes europeos han perdido su identidad”.
Por su parte, Raúl Jiménez ha hablado de su experiencia como director del CEPI, en el que diariamente atienden y acompañan a jóvenes inmigrantes: “Los chicos del centro llegan a España con el deseo de encontrarse en el paraíso, pero cuando ven la realidad despiertan del sueño. Sin lazos familiares ni culturales se sienten perdidos. Nosotros intentamos que encuentren un lugar donde descubrir su verdadera humanidad, un lugar donde sentirse acogidos y valorados”.
“Si tuviéramos una fórmula mágica no tendríamos que trabajar en la integración”, ha explicado Marina del Corral, que ha tratado de abordar el tema de la inmigración desde un punto de vista político. “Es un camino y un encuentro en un proyecto común”.
En este acto, a través del testimonio y de la experiencia desde el ámbito de la política y de la ayuda social, se ha podido ver cómo no existe auténtica integración sin acogida, sin acompañamiento y sin una mirada humana sobre las personas que salen a nuestro paso.