CATALUÑA: LA SIEMBRA DEL ODIO
Manuel Parra Celaya. No estuve en Cataluña el 11 de septiembre; y no es por desacato a la historia, pues, entre otras cosas, reconozco en la figura de Rafael de Casanovas a un gran patriota español, sino por la burda falsificación que hace de la efemérides el nacionalismo catalanista, ese que va a permitir -si Dios no lo remedia- un nuevo gobierno Frankenstein a cambio de muchas ilegalidades. Por otra parte, me queda muy lejana la Guerra de Sucesión (que no de Secesión, por favor) y siempre había apostado por celebrar la diada el Día de las Rosas y el Libro (belleza y cultura), es decir, Sant Jordi, en versión vernácula, en el que se anuncia la primavera, aunque sea la estacional y no la política.