¡Energía más cara!, un problema para España
Miguel Massanet
Los simples ciudadanos, los que no saben de política ni de políticos, los que cada día acuden a su trabajo – si tienen la fortuna de conservarlo – y los que centran todos sus esfuerzos y preocupaciones en intentar cubrir las necesidades de sus familias, conseguir llegar a final de mes sin que sus cuentas, en los bancos, queden en números rojos; esperando que lleguen las pagas extraordinarias para tapar agujeros y respirar un poco menos agobiados; no suelen estar enterados de estos intríngulis laberínticos en los que están instaladas las compañías eléctricas, en este país. Para muchos de nosotros, el vocablo TUR nos sonaba a algo relacionado con los tour operators o, por lo menos, a algo relacionado con el turismo; pero, estos días, han servido para que salgamos de nuestro error y hayamos conseguido enterarnos de que son las siglas de, “Tarifa de Último Recurso” que, si he de serles franco, tampoco me dice mucho más. Pero lo que sí he comprendido, rápidamente, es que, a partir del próximo 1 de enero del año 2001, nuestra factura de la luz experimentará un incremento del 9’8% lo que, teniendo en cuenta los 4.600.000 parados; los que tienen congeladas sus pensiones; los mil euristas, y aquellos funcionarios que han sufrido la rebaja del 5% de sus retribuciones; no es una buena noticia que nos permita asumir la venida del 2011 con un mínimo de optimismo.
Como me gusta conocer las causas de las actuaciones del Gobierno, singularmente, cuando, como suele ocurrir últimamente, afectan a mis escuálidos bolsillos; he intentado averiguar de qué se trata y por qué sucede que las compañías eléctricas repartan unos sustanciosos dividendos a sus accionistas y, por otra parte, se quejan de que su situación es insostenible si no se acude al manido sistema de meter mano en las carteras de los sufridos ciudadanos de a pie. No es fácil, pero intentaré explicarles lo que he conseguido entender de estas curiosas relaciones entre el Gobierno y las eléctricas que, lejos de ser unas empresas independientes y de ser consideradas liberalizadas, sin embargo, no se puede decir que puedan hacer de mangas capirotes sin que el Estado, a través de su gobierno, meta la cuchara en su forma de comercializar su producto. Empecemos por el TUR, esta Tarifa del Último recurso que, por lo visto, es la culpable de que tengamos que pagar un 10% más por la corriente, a partir del próximo año; empezando por decirles que está dividida en dos parte: una, un 55%, corresponde a los peajes eléctricos que remuneran los costes regulados del sistema (transporte, distribución o primas a las regulables), la otra, el 45% restante, cuya evolución depende básicamente de “las subastas” para el suministro a tarifa ( algo así como una competencia en la que lleva el suministro la que más paga). La parte del 55% la fija el Gobierno, la otra, dependerá de la subasta.
Resulta que, la última de las subastas (aquí hablan de valles y picos, que nada tiene que ver con los paisajes naturales, pero que siempre acaban por hacernos polvo nuestras exiguas economías) arrojó un alza de un 4’5% que, no sabemos por qué milagrosos misterios, queda convertido en un 21.3% que, trasladado al famoso TUR, da un incremento final de casi un 10%. Primera conclusión: el Gobierno pudiera haber compensado esta subida reduciendo la parte de los peajes o aumentando el déficit de tarifa. Ojo con este último concepto, porque aquí reside la madre del cordero. En efecto, resulta que la electricidad que se produce en España, les cuesta a las eléctricas más de lo que facturan al consumidor (no es algo nuevo, es algo que viene sucediendo desde hace muchos años y ha pasado por varios gobiernos de todos los colores) Esta aparente contradicción se debe a que el gobierno de turno les compensa, a las eléctricas, una parte del precio de tarifa para que la economía de la nación no sufra en exceso por una tarifa demasiado alta. Pero hay algo que fastidia todo el tinglado y consiste en que, es cierto que el Gobierno se compromete a pagar la diferencia de tarifa pero es igualmente cierto que sólo les paga una parte de dicha compensación dejándoles a deber la otra. De este modo, en estos momentos, el siempre mal pagador gobierno, les viene adeudando, por “déficit de tarifa”, a las eléctricas la friolera de 20.000 millones de euros.
Para la próxima revisión de Enero el Gobierno ha decidido congelar su parte o sea, los peajes, mientras el coste energético se ha disparado un 16%, a causa de la famosa “subasta”. Por otra parte, el señor Sebastián, consiguió que, en el Consejo de Ministros se aprobara, entre otras medidas urgentes, un peaje nuevo aplicable a las empresas generadoras, de 0’5 euros por megavatio/ hora; al tiempo que aplicaba una reducción de un 30% de las horas con derecho a prima de las plantas fotovoltaicas ¬– ya saben, aquellas energías “sostenibles” que tanto promocionó ZP y, sin embargo, ahora las deja colgadas de la brocha, como al famoso pintor – Lo que quizá ignoren es que, por estas dichosas energías renovables, nuestra factura de la luz ha crecido en un 30%. De hecho, el 70% de la energía que consumimos procede del exterior, siendo dependientes en 20 puntos más que la media de la UE; y todo el despliegue montado por ZP sobre las energías renovables, no ha conseguido que nuestra dependencia del exterior haya disminuido. Según un artículo, firmado por don Emilio J.González, las energías renovables resultan muy caras y hay que subvencionarlas y, por otra parte, no han conseguido que mejore nuestra dependencia de otros países, lo que constituye un peligro potencial para toda nuestra industria y, de retruque, para nuestra economía.
Por si la situación no fuera bastante complicada, hete aquí que, al infumable ZP, por el prurito de conservar los votos de la zona minera de Rodiezmo, ha obligado a las eléctricas (que ya habían cambiado sus instalaciones para usar carbón europeo, de mejor calidad y rendimiento) a usar carbón español, de peor calidad para producir energía, lo que, por si no fuera bastante inconveniente, acarreará una contaminación mayor, ya que dicho carbón es altamente contaminante, lo que se contradice con lo marcado por la política europea que establece que “la producción y consumo de energía sean respetuosos con el medio ambiente”. Y aquí debemos hacer mención a un tema importante, el de la energía nuclear, este tabú en el que se han convertido nuestras centrales de energía nuclear para el señor ZP y, de paso, para todos los socialistas; que han conseguido convencer a gran parte de la ciudadanía de que constituyen un peligro para la salud de los españoles. Sin embargo, vean ustedes como, en China, por ejemplo, se están construyendo centrales nucleares a un ritmo de una cada mes; pero es que, en la misma Europa se está retornando al uso de le energía nuclear para producir energía nuclear, que tiene la ventaja de que el precio de la luz que proviene de ellas es un 30% más barato del que pagamos ahora; no es contaminante; proporciona seguridad de abastecimiento (en nuestro país tenemos las reservas de uranio mayores del mundo); se puede reutilizar el uranio en un 95% empleado en la producción de electricidad y existen almacenajes de alta seguridad para el 5% restante. Pero ZP sigue empeñado en cerrar las centrales nucleares que existen en nuestro país, pese a los informes científicos y económicos que aconsejan más construcciones de centrales y afirman la seguridad de esta clase de empresas.
Mientras tanto, el año que viene, España va a tener un dolor de cabeza añadido, debido a que, un encarecimiento de la energía eléctrica en un 9’8%, producirá una cadena de subidas que encarecerá los productos desde su origen hasta el consumidor, lo que va incidir en los costes, un motivo más de inquietud para los españoles,