¡Usted si que vale, señor J.R. Martínez!
Miguel Massanet Bosch. Es posible que el señor Secretario General de la UGT de Madrid no estime en lo que vale que le trate de “señor”, pero es que a uno, de pequeño, le enseñaron a comportarse y a respetar a las personas, en especial cuando se trataba de personas de una determinada categoría, ilustradas, de reconocido talento y de sobrada experiencia en su profesión. Yo me he permitido ampliar el abanico, excepcionalmente, incluyéndole a usted. En todo caso, ya que parece que este señor no ha sido capaz de ponerse a la altura de su cargo en su Sindicato, no estará de más que, adaptándonos a su nivel intelectual, intentemos darle una pequeña explicación de cómo funcionan las cosas en este mundo donde vivimos, (no, por supuesto, en el que supongo en el que, el señor Martínez, se cree que está viviendo). Es posible que si le decimos a usted que, para poder pagar jornales, para crear trabajo y para que los trabajadores (fíjese que hablo de “trabajadores”, no de “liberados” ni de “enchufados” ni de “paniaguados”, no, no, me refiero a los que dan el callo en el tajo, para ganarse honradamente su jornal) tengan opción a mejorar sus salarios se requieren algunas condiciones previas sin las cuales es imposible restablecer el orden económico de este país..
Comencemos por lo más primordial, algo que parece que hay determinados colectivos que parecen ignorarlo. La riqueza, el progreso, el bienestar y los avances de la civilización siempre han dependido de que un grupo de personas excepcionales, de que expertos y estudiosos, hayan dedicado su vida a investigar para conseguir nuevas ideas, descubrir nuevas técnicas, aplicar nuevos métodos a prácticas anticuadas e inventar nuevos procedimientos que puedan mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. A este grupo de investigadores se les debe añadir otro compuesto por personas de ideas, de empuje, capaces de arriesgar su dinero y su tiempo para que, partiendo de los descubrimientos de aquellos, saber encauzarlos de forma que se conviertan en métodos, objetos, mecanismos, maquinarias u otro tipo de artículos para ponerlos a disposición de los consumidores a cambio de un precio. A esto, muy señor mío, se llama crear riqueza; algo que nunca se debe confundir con la parafernalia de un Sindicato, por ejemplo, o la burocracia de las administraciones, sobresaturadas, mal organizadas y sedes del enchufismo de los partidos. Es decir. que lo de la I+D, explicado de una forma muy elemental, vendría a ser esto. Por supuesto que, los empresarios, para poner en marcha sus fábricas, sus oficinas y sus talleres precisan de mano de obra, cualificada y no cualificada que, cono no podía ser de otra forma, tiene derecho a una retribución justa y proporcionada a la clase de participación que tengan en la elaboración, distribución y venta del producto final.
Si hemos comprendido lo anterior y el señor Martínez ha cogido el hilo de la explicación, fácilmente podrá entender que, sin los investigadores y los empresarios, difícilmente se conseguiría avanzar en el progreso de una nación. Hay gente que ha dedicado mucho esfuerzo, mucho tiempo libre y muchos estudios para comprender el funcionamiento de la economía, como por ejemplo, el señor Fernández Ordóñez, que como socialista no me gusta nada, pero que, como economista, me merece todos los respetos y, si cabe, le respeto más porque es capaz de cantarle las verdades al señor Rodríguez Zapatero que, en esto de economía, esta todavía en el Catón; y, por eso, cuando este señor hace una advertencia como Gobernador ( que no como Presidente como lo denomina el airado señor Martínez) del Banco de España, sabe perfectamente de lo que está hablando y –por cierto, el señor Martínez debiera enterarse de las recomendaciones que nos llegan desde Bruselas, el FMI, el BCE y demás instituciones relacionadas con la economía que sería muy prolijo enumerar, en las que todos coinciden en recomendarnos que, con urgencia, hagamos una adaptación de nuestro sistema laboral al de los otros países de la CU –.No está bien que alguien tan poco dotado para criticar, lo haga y, por añadidura, de forma soez y desabrida.
La secuencia no puede ser más aleccionadora: sin investigadores no hay ideas; sin empresarios que tomen la iniciativa no hay fábricas que produzcan y sin fábricas que produzcan o promotores que construyan viviendas o servicios que requieran empleados para atender al público, no hay economía, no hay demanda de puestos de trabajo ni hay salarios para que la gente se gane la vida. Ahora analicemos la situación actual de la que, aparentemente, el señor Martínez parece no haberse enterado y, ¡no sólo él!, por desgracia tampoco lo han hecho su jefe, el señor Méndez, y el mandamás de CC.OO el señor Fernández Toxo; ambos convertidos en “sostenedores” del señor Zapatero, que ha tenido que acudir a ellos para intentar que le ayuden a salir de las arenas movedizas en las que se está debatiendo. Evidentemente, y esto lo han tenido que reconocer, por fin, el señor ZP y la señora Salgado, estamos en una situación precaria, tan precaria que han tenido que recurrir a subir impuestos para poder pagar los intereses de la deuda ( 22.000 millones de euros, sólo para este concepto) y las prestaciones por desempleo (33.000 millones de euros más para el 2010). Bien, estamos en recesión, las empresas no tienen pedidos; la productividad, en España, es más baja que en el resto de naciones europeas; estamos en deflación ( ya llevamos siete meses en ella); no hay demanda de productos, incluso han bajado las ventas de los de primera necesidad; ha aumentado el ahorro familiar hasta el 24%, lo que indica a las claras una preocupación por el futuro; los precios han bajado e, incluso con viviendas a precio de saldo, no se consigue que se reanime la demanda.
Y, ante este panorama, sale un inconsciente pretendiendo culpar a los empresarios de ser los causantes de la crisis, cuando son los primeros en lamentarse de sus efectos. Confunden los Sindicatos a la industria, el comercio y los servicios con las entidades financieras ¡las verdaderas causantes de la crisis de las “sub prime”; las que especularon pensando que nunca se iba a acabar lo de la “burbuja inmobiliaria”. Hablan los Sindicatos, demostrando su grado de sumisión al gobierno (claro, si las está inundando se “subvenciones” en lugar de retirárselas todas, para que dejaran de incordiar y se pusieran a trabajar, que es lo que hace falta) en convocar una gran huelga contra los empresarios – me temo que muchos de ellos estarían encantados de que se pusieran de huelga un par de meses para ahorrase el pagar los salarios ¬– exonerando de culpas al Gobierno, que no se “enteró”, hasta hubo pasado medio año, de lo de la crisis; el verdadero causante con sus despilfarros; promesas de mejoras sociales y leyes incumplibles por falta de cobertura económica. ¡Piden aumentos de salario esgrimiendo el coste de vida, cuando el coste vida está por debajo del registrado el año 2008! ¿Qué sentido tiene una reclamación semejante, cuando hay 4.000.000 de parados que viven con dos perras, cuando no sea que resulte que ya no tienen subsidios? Lo que se debe procurar es dar facilidades para que las empresas salgan del letargo en el que están, no aumentando las cargas, sino reduciéndoselas ¿lo entiende usted JR? Si no se genera riqueza las subvenciones se acabarán, porque el Estado no cobrará impuestos (uno de los errores del gobierno al pretender cargar más a los contribuyentes) que son los que le permiten pagar a los parados. Si matan la gallina de los huevos de oro se les acabó el negocio. Quizá es lo que pretendan entre todos, porque el lenguaje empleado por usted, señor JR Martínez, a algunos que ya somos mayores, nos podría recordar la jerga infame de aquellos criminales de la CNT y la FAI. Hablaban como usted.