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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

firme defensora de la Justicia

¿El otro personaje del año? ¡La jueza Mercedes Alaya!

 “En cualquier cosa que ella se ocupe, a cualquier lugar al que ella vaya, acompáñala una gracia ligera y silenciosa” Tíbulo

Miguel Massanet Bosch. Mercedes Alaya, ecijana de pro, licenciada en derecho por la Universidad de Sevilla y titular del Juzgado nº 6 de dicha capital desde 1.998.Esta señora de buena presencia, distinguida, de mirada firme y apariencia frágil, ha resultado ser una firme defensora de la Justicia en un país donde, por desgracia, no acostumbramos a ver a muchos de sus colegas actuar con la valentía, el tino, la meticulosidad y la tenacidad que ha demostrado esta jueza, cuando ha sido capaz de poner de vuelta y media a toda una Junta de Andalucía, sacar los colores a la UGT de Andalucía y meter entre rejas a una serie de facinerosos que, amparados en la impunidad de pertenecer a un sindicato mayoritario, se han dedicado a dilapidar, despilfarrar y apoderarse de parte de las subvenciones recibidas del Estado, para la ayuda a trabajadores a los que se les había aplicado un ERE.

Cuando los españoles hemos tenido que soportar el que la Administración de Justicia sea uno de los estamentos que más desconfianza han generado por su, más que evidente politización; cuando jueces, magistrados y fiscales han usado, en más ocasiones de las que hubiera sido conveniente para conservar el prestigio del tercer poder Estado, según Montesquieu, su poder de emitir sentencias, que han favorecido en muchas ocasiones a aquellos con los que les unía una mayor afinidad política y, por el contrario, han cargado la mano, en el fondo y en las formas, cuando los imputados han pertenecido al partido de la oposición y, por si esto no bastara, hemos tenido que asistir entre pasmados  e incrédulos, a la aparición de una nueva categoría de jueces, a los que se los podría denominar como “justicieros”, que no han tenido empacho en manejar las leyes a su antojo, interpretarlas a su manera y conveniencia y utilizarlas para su propia autopromoción y popularidad, hasta conseguir que el pueblo español haya situado a la Admnistración de Justicia entre uno de los problemas más acuciantes de la nación.

Vayan ustedes a saber por qué medios, de que artilugios y a través de que itinerarios la izquierda de siempre, la que no puede soportar estar apartada del poder y que, tradicionalmente, es la consigue llevar al país a situaciones de las que la derecha tiene que rescatarlo; ganándose, en muchos casos, la ojeriza del pueblo debido que nunca es agradable que el cirujano, aunque sea para salvar la vida del paciente, introduzca el bisturí para extirpar el tumor; se las ha ingeniado para que una gran mayoría de los fiscales, un gran número de jueces y magistrados “progresistas”, estén hoy en día ocupando puestos relevantes en los tribunales y juzgados; algo que se viene notando cuando, alguien como el exministro socialista y fiscal, señor Mariano Bermejo, nos dejó atónitos con aquella peregrina teoría de que:“las leyes están hechas para aplicarlas según convenga”. O sea que, para estos señores, “el fin justifica los medios”, lo que permite que nos expliquemos como, el caso del “Chivatazo”, haya quedado resuelto castigando a los que fueron meros ejecutores de órdenes recibidas o, como el señor Chávez de Andalucia que, con una serie de cargos por ayudas, con dineros públicos, a miembros de su familia, haya salido de rositas de semejante acusación.

No, no señores, por desgracia la consideración que hoy se tiene, a nivel de ciudadano de a pie, no es ni mucho menos de confianza en los encargados de aplicar la Justicia en esta nación. Y no sólo por las implicaciones políticas, que puedan interferir en sus resoluciones, sino por su retraso en la resolución de los casos que tienen asignados, su lentitud en las tramitaciones; su evidente incumplimiento de los plazos procesales; la incuria de algunos funcionarios de los juzgados y la falta de productividad que se les puede atribuir en comparación con otras ramas de la misma administración. Por eso es que, rara avis, cuando aparece la excepción, cuando surge una jueza con los machos bien puestos; con ganas de trabajar; sin miedo a lo que le pueda deparar enfrentarse al “PODER” fáctico, con mayúsculas, y en el propio feudo del Partido Socialista andaluz, la nave insignia del señor Rubalcaba, no nos queda más remedio que quitarnos el sombrero, extender la capa en el suelo para que la pise y gritarle con todas nuestras fuerzas ¡Viva la madre que te parió, jueza de nuestras entrañas!

Y es que, lo que viene haciendo esta jueza, a la que no le han cambiado la vida los complicados casos que está llevando; que ha asumido, sin inmutarse, los riesgo que comporta empapelar a personajes importantes de la política, de la Junta de Andalucía y del todopoderoso sindicato socialista, la UGT; ha resistido, impávida, que se concentrasen delante de su juzgado una serie de indeseables, malencarados y vociferantes para protestar, sólo por cumplir con su deber, por estar haciendo lo que han dejado de hacer otros jueces, precisamente por el miedo en meterse en asuntos que los sobrepasaban. Esta señora, convertida en el terror de los defraudadores, los que se apropian de dinero público y la malversan caudales públicos; ha recibido elogios de toda España  ya que, entre otras cosas, le han llamado “dama de Hierro de la Justicia española y “discreta, trabajadora e inteligente”.

Entre los casos que han pasado o siguen en sus manos podemos citar: el caso Betis, en el que empapeló a su presidente Manuel Ruiz Lopera que llevaba 18 años al frente del club; el caso Mercasevilla del que derivó el caso de los ERE’s fraudulentos que ha devenido en uno de los más importantes casos de defraudación que afecta a la UGT y a la propia Junta de Andalucía y que ha llevado a la cárcel a importantes personalidades entre ellos: funcionarios y sindicalistas. Ni que decir tiene que, sus actuaciones impecables, le han granjeado una cantidad considerable de enemigos, de los que no siempre aquellos organismos judiciales que debieran de haberla defendido, como el CGPJ, lo han hecho con la debida diligencia e, incluso, llegaron a requerirla para que abreviase la instrucción del expediente, sin tener en cuenta el arduo trabajo que había cargado sobre sí misma la señora jueza.
En fin, son las servidumbres de no dejarse presionar por quienes manejan las riendas de la política, que no pueden soportar que una mujer al frente de un Juzgado de Instrucción sea capaz de levantar la alfombra que tienen bajo sus pies, para destapar los polvos de corrupción, abuso de autoridad, desviación de caudales públicos, malversación de caudales y toda una retahíla de cacicadas propias de aquellos que vienen ostentando el poder durante 30 años en Andalucía; sin que nadie se haya atrevido, hasta ahora, a pedirles cuentas de sus actos. La Audiencia Provincial también ha extremado las exigencias cuando se ha tratado de imputar a determinados altos cargos de la Junta, pero ella, impertérrita, ha aguantado las tarascadas y ha devuelto las imputaciones, debidamente razonadas, para que aquellos que intentan pararle los pies, no se salgan con la suya.

Por esto, señores, y porque se lo merece más que cualquiera otra persona en España, para mi la jueza Mercedes Alaya se merecería, con todos los honores y méritos para ello, ser nombra la persona más importante de España, por su trabajo, por su valentía, por su tenacidad y, porque no decirlo, ¡por guapa! O esta es, señores, mi propuesta personal y, si a alguien le no le gusta, pues lo siento, no rectifico.