¿En qué casos se considera que existe una baja visión?
Quienes padecen una patología de tipo visual se muestran especialmente preocupados no solo por la pérdida de visión, sino por el hecho de que su calidad de vida se puede ver afectada en distintos ámbitos, hasta el punto de encontrar serias dificultades para realizar algunas de las tareas del día a día.
Algunas de dichas enfermedades son la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), la retinopatía diabética, el glaucoma, la miopía magna y la retinosis pigmentaria, en las cuales es fundamental un pronto diagnóstico para evitar que el problema se agrave.
Es la recomendación de los expertos con respecto a los pacientes de baja visión, que son aquellos cuya agudeza visual en el mejor de sus ojos es del 30% o menos, o bien tienen un campo visual inferior a 20º.
Para el año 2020, el número de pacientes con baja visión puede llegar a ser el doble
Estos advierten que la OMS publicó un estudio en el que se preveía que antes de 2020, la cifra de personas con baja visión llegaría a duplicarse. Se trata de un dato bastante negativo, teniendo en cuenta que las patologías que la originan no se pueden corregir a través de las gafas graduadas habituales, las lentillas o con tratamientos médicos, quirúrgicos o farmacológicos.
Es por ello que resulta tan importante aprender a potenciar la capacidad visual de la que se dispone todavía, recurriendo a los servicios de centros experimentados como las ópticas Afflelou, donde profesionales de la optometría pueden evaluar la ayuda que cada paciente necesita.
¿Es recomendable hacerse un test más intenso para poder conducir?
Para los expertos, se trata de un problema de salud complejo, el cual precisa de ayuda multidisciplinar especializada para conseguir los resultados de una buena terapia. Se trata de lograr que el paciente entienda que ha de comenzar una nueva etapa de vida, a través del uso y el entrenamiento de las ayudas para la rehabilitación del resto de visión que le queda aún, por poca que sea.
Síntomas de la baja visión
Algunas de las limitaciones propias de las personas con baja visión son una percepción borrosa y parcheada, reducida al centro del ojo o bien a la periferia. Hay quien puede leer y recordar caras pero no moverse de forma autónoma, aunque también puede ocurrir lo contrario.
¿Cuáles es el procedimiento adecuado con respecto a estos pacientes?
Se recomienda que quienes presenten estos síntomas visiten al oftalmólogo cuanto antes, para que este pueda realizar un diagnóstico, prescribir el tratamiento adecuado para el paciente, y derivarlo a un centro especializado en baja visión.
Ya en la clínica, el especialista valorará la máxima visión susceptible de ser aprovechada, le prescribirá los aumentos necesarios para su caso, en función de sus necesidades y limitaciones visuales, ejercicios para enseñarle a utilizar y aprovechar al máximo su visión, y también utilizar las ayudas visuales y programas para la mejora de las habilidades de su vida diaria, para conseguir la máxima autonomía personal.