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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

¿hemos vuelto a Dios, en estos días de tribulación?

¿Lasciate ogni speranza?

Gonzalo Rojas.
Hemos vuelto a la casa, hemos vuelto a horarios más serenos y conversaciones familiares más pausadas, hemos vuelto a mirar con más detención lo pequeño de cada instante. Pero…. ¿hemos vuelto a Dios, en estos días de tribulación?
Un gran amigo me interpeló, de buen modo, requiriendo que le hablara de la esperanza cristiana, porque se sentía -me dijo- totalmente descolocado con el momento presente.
Para ayudarlo, le pedí un poco de tiempo. Y me fui a la Spe Salvi de Benedicto XVI. ¡Qué joya!
Te voy a mandar unos parrafitos, le dije; son “esperanza pura”, pero me voy a permitir hacerle a cada uno una apostilla; sí, una apostilla, porque lo que agregué no da ni para comentario.
“La época moderna ha desarrollado la esperanza de la instauración de un mundo perfecto que parecía poder lograrse gracias a los conocimientos de la ciencia y a una política fundada científicamente.” (Benedicto XVI, Spe Salvi)
Punto de partida: Hemos estado muy locos; y cuando los santos nos han dicho que estábamos locos, les hemos dicho a los santos que ellos eran unos fundamentalistas. Locos, totalmente locos, nosotros.
“Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito.” (Benedicto XVI, Spe Salvi)
Camino a recorrer: La aceptación es puro realismo, recuperación de la sensatez. Y tiene una ventaja absoluta: es la única manera de enfrentar el sufrimiento.
“La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando ‘hasta el extremo’, ‘hasta el total cumplimiento’.”  (Benedicto XVI, Spe Salvi)
Punto de llegada: El Dios encarnado, Jesucristo a las puertas de su pasión y de su muerte, Presencia real en la Eucaristía, Hijo del Padre, Hijo de su Madre Santísima. ¿Volveremos a Él o abandonaremos toda esperanza?

 

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