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Diario YA


 

Ante la cada vez mayor distancia entre los políticos

¿Por qué no un Tea Party español?

Miguel Massanet Bosch

Es muy llamativo que, a nivel de ciudadano de a pie, se perciban con más nitidez y realismo algunas de las necesidades más acuciantes que es necesario que sean atendidas en este viejo y atribulado país, al que conocemos como España. Es penoso que, cada vez más, la distancia entre los políticos, en especial aquellos que forman parte de los grandes partidos mayoritarios, que ejercen su predominio en la Cortes de esta nación, resulte tan manifiesta e inexplicable que, en ocasiones, a muchos nos hace el efecto de que no compartimos el mismo país. Por ejemplo, centrándonos en los ciudadanos de derechas, los que no estamos en absoluto de acuerdo con la forma de gobernar que han puesto de moda los del PSOE y de la que, por supuesto, renegamos todos los españoles que no tomamos parte en este aborregamiento de quienes se dejan imponer un modelo de sociedad  carente de valores, imbricada en el materialismo puro e inspirada en los viejos y anacrónicos principios del comunismo más obsoleto. Hemos tenido que aceptar, a regañadientes, el hecho cierto de que, el partido que fundó  Fraga Iribarne y al que llevó, con habilidad y firmeza, el señor Aznar a cotas nunca conseguidas por las derechas; haya prescindido de sus valores básicos, se haya dejado llevar por los intereses de aquellos que sólo pretenden  recuperar el poder, en lugar de defender los valores y principios del partido, frente a una política de desgaste en contra la unidad de la patria y destrucción de todo el acervo de cultura cristiana a cargo de los socialistas de ZP.

Las izquierdas, a falta de argumentos válidos y contrastados, para  negar la eficacia del capitalismo, del libre funcionamiento de los mercados, de la libertad de los ciudadanos para regular la economía, mediante el procedimiento del funcionamiento, sin trabas administrativas, de la oferta y la demanda; del premio a la iniciativa; del estudio, el esfuerzo y la constancia, como elementos básicos para conseguir los objetivos de excelencia en esta vida; del apoyo a los mejor preparados para acceder a los cargos de responsabilidad; de la disciplina y el orden como medio de regular las relaciones entre los miembros de una sociedad y el respeto mutuo entre todos los ciudadanos, de modo que las libertades exageradas y desorbitadas de unos no pudieran, en ningún caso, interferir en las de otros; han estado utilizando el procedimiento de pintar a las derechas como los “enemigos del pueblo” como los “reaccionarios” que pretenden favorecer sólo a los grande millonarios y aquellos que están en contra de las mejoras sociales de los trabajadores. Sin embargo; han bastando seis años del gobierno de las izquierda para dejar en evidencia que las prédicas de estos defensores del Estado como Gran Hermano que se ocupa de los ciudadanos para que nada les falte y regula la economía de la nación por métodos keynesianos, con intervención directa en las decisiones de los diversos sectores económicos supliendo la iniciativa, la libertad y la autonomía de las empresas privadas según los métodos utilizados por los regímenes estatalizantes, que se desarrollaron detrás del Telón de Acero durante los años del bolchevismo.

Ahora, estos mismo que, con sus políticas disparatadas, han llevado a España a una depresión como hace muchos años no se conocía, con más de 4’5 millones de parados y sin que hayan sido capaces de llevar a buen término ninguno de los proyectos sociales de los que se  ufanaban –cuando prometieron a los obreros pleno empleo para el 2008 y recuperación absoluta de nuestra economía para el pasado 2009 –. Ahora han tenido que agachar las orejas y someterse a las instrucciones que ha recibido del señor Obama y de la UE, debiendo renunciar a aquellos proyectos estrella que ofrecieron llevar a cabo cuando se promocionaban para que los votaran en marzo del pasado 2008; se rasgan las vestiduras ante una corriente pujante que ha surgido en EE.UU, que ha sido la que ha conducido a los Republicanos a una victoria que los ha llevado a una mayoría holgada en el Congreso de aquella nación, lo que pone en cuestión que el señor Obama pueda seguir haciendo y deshaciendo a su placer sus proyectos socializantes que, como era de esperar, no han conseguido más que endeudar a su país y mantener el desempleo en cotas cercanas al 10%. Y es que, en los EE.UU. ha surgido, en una parte de los republicanos, un grupo de patriotas, un conjunto de personas de ideas claras y de gran empuje, que se han posicionado en contra de las intenciones del señor Obama de convertir al país en una tercera o cuarta potencia, con su empeño en poner en práctica sus utopías socializantes que son más fáciles de predicar que de llevarlas a la realidad, al menos, sin que el coste de las mismas haga tambalear la economía de todo el país.

Yo les preguntaría a todos estos sectarios que se ponen las manos sobre la cabeza y que hablan de “extrema derecha”, ¿qué es lo que hay de malo en una corriente de opinión que propone un cambio en la política del país, basada en unos valores tradicionales que, por otra parte, antes de que llegara Obama al poder, habían sido considerados como las bases de la propia sociedad estadounidense?   Porque, muchos estaríamos de acuerdo en aceptar como buenas y deseables, las siguientes propuestas:
a) Una menor intervención de la Administración en las vidas de los individuos y en las organizaciones sociales. Algo así como decirle al Gobierno: “dejadnos en paz”
b) En economía una reducción de la presión fiscal, como elemento clave de la recuperación económica.
c) Una recuperación de los valores patrióticos plasmados en la Constitución.
d) una regeneración moral de la sociedad y el respeto de los derechos y las libertades fundamentales.
Y es que nos apercibimos asombrados de que, desde estos partidos separatistas, estos grupos antisistema, estos colectivos gays y de lesbianas, y desde los partidos que ocupan el poder en España, se elevan olas de reproches y descalificaciones ante estos grupos que van adquiriendo cada vez más auge en el pueblo americano y que están ocupando más espacio en el partido republicano; con hombres de una solvencia y una limpieza de pensamiento como el hispano americano, señor Marco Rubio, en Florida, un posible candidato a la propia presidencia de los EE.UU., (que no procede de una familia adinerada, sino que es hijo de un camarero y una criada). Sin duda esta corriente fresca de opinión, sería la que muchos desearíamos que se impusiera en el PP, que parece que no se atreve a exponer sus propias propuestas; que se siente cohibido por su indecisión y no osa dejar traslucir sus propuestas a cerca de temas fundamentales como el aborto, los matrimonios gays o la propia defensa del idioma castellano, cada vez más combatido en comunidades como el País Vasco, Catalunya y Baleares.

El tiempo va trascurriendo y, como ya anunciábamos en otro artículo, las encuestas que favorecen hoy en día al PP pueden, como ya ha ocurrido en parte, modificarse a medida que se vayan acercando las próximas legislativas. En España ya tenemos algunos colectivos, quizá incipientes, pero que sería conveniente que se hicieran oír con más fuerza como, por ejemplo, el grupo HazteOir.org., o Democracia y Libertad; que sería bueno que se unieran y concentraran sus esfuerzos, para intentar ofrecer una alternativa fiable que pudiera ejercer su influencia en el seno del PP, de modo que se rompiese este hermetismo impuesto por el grupo de Rajoy, que parece querer perpetuarse en el poder a pesar de que, a la vista está, son incapaces de ofrecer a los electores aquellos valores y principios que hicieron grande al partido durante las dos legislaturas del señor Aznar. No queda mucho tiempo para rectificar si es que se quiere ganar al PSOE.

El partido del Te