Redaccion
Mucho se está hablando en los últimos días sobre la razón de ser y el modelo de la televisión pública en España. Un servicio considerado como público que acumuló una deuda de más de siete mil millones de euros y que, a día de hoy, según la consultora Deloitte, nos cuesta a los españoles casi dos mil millones de euros al año, mil cien millones RTVE y el resto las televisiones autonómicas.
Sin tener en cuenta deudas acumuladas, la aportación por hogar año para mantener las televisiones públicas, es de un poco menos de 120 euros. Por ciudadano, mayor de 18 años, no llega a los 60 euros al año. Si consideramos la aportación por ciudadano español mayor de 18 años, al día, para mantener las actuales, consideradas como televisiones públicas, RTVE y televisiones autonómicas, esta resulta de un poco menos de 0,20 euros. Más allá de la consideración de si es mucho o poco, ¿Cumplen, realmente, las televisiones públicas los objetivos de sus principios fundacionales?, ¿Necesitamos, los ciudadanos, el servicio que ahora prestan? ¿Necesitamos otro tipo de televisión sufragada por los impuestos? ¿O ni siquiera es ya necesario?
Ricardo, ¿Es necesaria la televisión pública?
La provisión de información y el libre acceso a la información y al conocimiento hemos decidido que sea un derecho. Cuando se redactó nuestra Constitución era mucho más complicado para el ciudadano suministrar información y acceder a ella. No existía la posibilidad de proveer información audiovisual y acceder a la misma desde cualquier dispositivo conectado y de manera inalámbrica, como sucede ahora. Para producir una información en su versión audiovisual y suministrarla a la población era necesario disponer de unos equipos y unas estructuras humanas costosísimas. –Ahora, con un teléfono de 200 euros superamos con mucho la calidad e inmediatez en la transmisión de la información audiovisual que hace años costaba millones.-
Una vez más, la interconexión para el envío y el acceso de datos a través de internet altera también los modelos establecidos en la comunicación audiovisual.
¿Cómo afecta internet a la televisión?
La posibilidad de conexión a la red desde dispositivos móviles, ordenadores, y, ahora también, desde el aparato de televisión del hogar cambia totalmente las cosas, avanzamos en libertad. Podemos, si lo deseamos, dejar de someternos a la tiranía de la programación unívoca.
Durante décadas nuestro acceso a la información audiovisual y al ocio audiovisual ha estado sometido a la decisión a los programadores de las cadenas de TV que aplicando criterios y limitaciones de propias de sus personas y condicionados por imposiciones comerciales imponían contenidos y horarios.
En España, además de los cientos de millones de dispositivos conectados a Internet, ya hay casi dos millones de aparatos de televisión conectados que ofrecen la posibilidad de seleccionar el contenido que deseamos ver en cada momento.
A esto se suma que España continua siendo el país con más contenidos audiovisuales y mayor variedad de acceso gratuito en la televisión lineal en abierto “free to air”.
Desde que la capacidad en la transmisión y los sistemas de deconstrucción y reconstrucción de datos permiten la transmisión instantánea de contenidos audiovisuales en alta definición, desde cualquier punto conectado del planeta a cualquier otro punto conectado, Internet pudiera parecer haber sido diseñado para la comunicación audiovisual.
Pensemos en el comercio electrónico. A través de internet podemos comprar cualquier artículo o servicio. Si compramos un objeto, unas zapatillas por ejemplo, necesitamos un canal alternativo para el envío, que tardará un tiempo. Pero si solicitamos un contenido audiovisual, recibimos el producto instantáneamente por el mismo canal. Es fascinante. Esta cuestión supone mucho en la evolución del consumo audiovisual.
¿Cómo se debe financiar la TV pública?
Consideremos los derechos de proveer información y acceder a la misma, lógicamente, extensibles a su versión de máxima persuasión, que es el contenido audiovisual. Y me reafirmaré que lo más necesario es garantizar el acceso al conocimiento y la información.
La necesidad y la función social de la producción y difusión de contenidos audiovisuales es cambiante como la propia sociedad y sus necesidades.
Revisemos los principios fundamentales de nuestra corporación RTVE que ahora sufragamos todos los españoles.
- Promover el conocimiento y difusión de los principios constitucionales y los valores cívicos.
- Garantizar la información objetiva, veraz y plural.
- Facilitar el debate democrático y la libre expresión de opiniones.
- Promover la cohesión territorial, la pluralidad y la diversidad lingüística y cultural de España.
- Ofrecer acceso a los distintos géneros de programación y a los acontecimientos institucionales, sociales, culturales y deportivos, dirigidos a todos los sectores de la audiencia, prestando atención a aquellos temas de especial interés público. Tener por objetivo atender a la más amplia audiencia, asegurando la máxima continuidad y cobertura geográfica y social, con el compromiso de ofrecer calidad, diversidad, innovación y exigencia ética.
Podemos convenir que, en el caso de RTVE, estos principios se atienden y se defienden con la buena voluntad de las personas que dedican su tiempo y su trabajo en la corporación. Conseguir que la plenitud ya es más complicado.
¿Podrían mantenerse y fomentarse estos principios sin la televisión pública que ahora conocemos?
Es probable.
¿Sería deseable?
Sería deseable concentrarse en lo esencial: la educación, la cultura y su difusión, aspectos de la información desatendidos por los medios privados. Sería deseable evitar el medio público como herramienta de poder político y económico.
Una televisión pública que se concentrase en la transmisión del saber mediante el fomento de la producción y difusión de contenidos que contribuyan a formar, a mejorar a las personas facilitando el acceso al conocimiento y el estímulo por el saber. Conocer nuestra historia, cultura, civilización local y global. Permitir el acceso a las expresiones artísticas mediante su difusión y acrecentar la sensibilidad por el respeto a la vida.
Mucho de esto lo hace, y muy bien, la TV pública en nuestro país, pero no trasciende como lo esencial.
¿Podría esta actividad ser sostenible?
Podría, podría. No hay que inventarse demasiado. Hay que tener voluntad.
Los principales inversores en publicidad son grupos de empresas que, además de necesitar mantener su notoriedad y comunicar sus propuestas y ofertas a sus potenciales clientes y consumidores de sus servicios y productos, afortunadamente, cada vez invierten más recursos en el retorno social. Ya sea por estrategias de imagen y comunicación corporativa, por minimizar las imposiciones fiscales, por verdadera vocación de responsabilidad en el retorno social, o por la combinación de las tres razones, las personas que gobiernan estos grupos financieros y empresariales están deseosas de aportar sus recursos para financiar proyectos de retorno social, que mantengan su notoriedad en esta materia. Más allá del patrocinio de emisión que comercializa ahora TVE, la financiación privada de la producción y difusión multiplataforma de contenidos audiovisuales que atiendan a los principios fundamentales de la Corporación RTVE, tendría mucha razón de ser.
Más allá del mecenazgo empresarial, quiero pensar también que podría resultar muy democrático permitirnos a los ciudadanos contribuir voluntariamente mediante sistemas de donaciones por contenidos y proyectos, amparados por una legislación semejante a la que ya existe en otras democracias avanzadas. Nunca ha sido tan sencillo como ahora, con la interconexión permanente a internet.
Me gusta esta propuesta de contenido, de programa, considero que es buena para mí, para mis hijos, para otros, para todos, y quiero contribuir, hago “click” en contribuyo ahora y aporto lo que estime oportuno.
¿Hacia dónde va la televisión?
La televisión entendida como generación y provisión lineal de contenidos desde un punto a todo aquel que pueda recibirlo a través del aire, en forma de ondas electromagnéticas o a través del cable, no digamos que esté muerta, y podremos razonar este aspecto, pero sí que deja de tener amplio sentido.
Como comentábamos, por qué estar sometidos a la tiranía de una programación en contenido y especialmente en tiempo de emisión cuando a través del mismo dispositivo podemos administrar nuestro tiempo para el acceso a la información audiovisual para el entretenimiento audiovisual.
Por qué limitarnos a ver un programa que una persona ha decidido adecuado para una hora determinada cuando tenemos acceso a muchas más posibilidades de entretenimiento formativo a nuestra disposición. Podemos asistir, en las mejores universidades del planeta, a un curso de la materia que más nos atraiga impartido por el profesor que nos hubiera gustado tener. Podemos escuchar el concierto de música de la filarmónica de Berlín, o situarnos en central park para escuchar a nuestro cantante favorito. Podemos ver la película de nuestros sueños, ver la información de última hora tratada por el periódico del planeta de nuestra preferencia, en idioma a elegir. Podemos ver imágenes relajantes o dejarnos guiar en nuestra preparación física y mental, comprobar y ver los estrenos de Broadway o West end, dar un paseo en imágenes por nuestro museo favorito y, casi todo lo imaginable, desde nuestra pantalla de televisión conectada, sea cual fuere el dispositivo que la contenga. Este sueño ya es una realidad.
La televisión nació y fue conformándose como un modelo de concentración de personas. Mucho y muy bien se ha estudiado y escrito sobre la función social de la TV y el reflejo también social de la misma. Emitiendo un contenido/información desde un punto para ser recibido por multitud de personas al mismo tiempo. Fórmula que permitió el establecimiento de modelos de negocio, de acceso libre, sustentados en la publicidad, a imagen y semejanza de la radio.
A finales de los años ochenta, con las primeras concesiones para la gestión privada de la televisión, vimos cómo se desdibujaba el concepto de acceso libre, en nuestro país, con la televisión de pago, con nombre de canal plus, que ocupó privilegios y parcelas de programación a las que se sumó la invención de los canales temáticos, empaquetados de los estudios norteamericanos, que daban salida a sus catálogos y permitieron incrementar los réditos internacionales de sus producciones de temporada.
Ahora experimentamos una gran evolución, en la comunicación audiovisual y la transmisión de conocimiento, en la que conviven fórmulas como la emisión lineal, de un emisor a muchos receptores (broad cast,)con la emisión bajo demanda, de un emisor a cada receptor (uni cast). Los acontecimientos en directo, sociales, deportivos, culturales, siguen congregando a multitud de personas al mismo tiempo pero, cada vez más, a través de las diferentes fórmulas de conexión audiovisual.
En los últimos años hemos visto como incluso las predicciones, más razonables, sobre el futuro del consumo audiovisual han ido alterándose.
Uno de los axiomas, en lo que al consumo del ocio audiovisual se refiere, es que el consumo masivo de ocio audiovisual pasa por la pantalla del salón de los hogares.
Hasta eso está cambiando.
¿Y el cambio es para bien?
Sin lugar a duda, totalmente para bien… Aún no somos capaces de determinar la repercusión en la evolución que supone la tremenda aceleración en los procesos de creación, innovación y progreso debido a la interconexión total permanente y la posibilidad de transmisión instantánea de texto imágenes y sonido a cualquier persona y lugar del planeta. El acceso instantáneo al conocimiento. Poder desarrollar ideas y conceptos sobre ideas y conceptos desarrollados hoy mismo. Antes los procesos de construcción de ideas a partir de otras ideas llevaban, años y décadas, ahora son instantáneos.
Quiero subrayar que hay mucha generosidad en las personas de bien y hay mucha generosidad en internet. Incluso aunque fuera motivado por criterios de marketing, estos hábitos de compartir y de puesta a disposición de contenidos promueve más generosidad y abundancia de saber.
Iniciativas y desarrollos como los promovidos por las personas que lideran google y youtube están contribuyendo sobre manera a la evolución.
Es la democratización del saber.
Perfil de Ricardo Fraguas Poole
Acumula 30 años de dedicación a la comunicación. Es especialista en producción y distribución de contenidos audiovisuales. Es periodista, presentador de radio y TV y profesor de comunicación audiovisual.
Licenciado en Ciencias de la Información y MBA en empresas audiovisuales.
Reportero en su primera etapa profesional, sus entrevistas y fotografías a los líderes de la economía y la política mundial de los cinco continentes se publicaron en medios tan prestigiosos como el diario The Washington Post y la revista US News&world report.
Presentador y editor de la primera serie de programas sobre España emitida por satélite para Los Estados Unidos “Spain-Spain”. Ha trabajado en Televisón Española presentando el informativo semanal “7 días del mundo” y los informativos del canal 24h. En el grupo Árbol desarrolló los servicios de análisis de audiencias y contenidos de los informativos, para el Gabinete de Estudios de Comunicación Audiovisual. Creador e impulsor de nuevos formatos en productoras como Pausoka (“Con otra voz”)y grupo Ganga (“Cuéntame”).
Con el advenimiento de las primeras universidades privadas, Ricardo Fraguas diseñó y desarrollo la enseñanza práctica profesional del periodismo y del tratamiento de la información audiovisual en España. Como dice él, “incorporando a la enseñanza a profesionales en activo de la prensa, radio y televisión, con vocación docente, en contraposición a profesores con vocación profesional frustrada, como nos tenía acostumbrada la Universidad pública en nuestro país.”
Firme defensor y promotor del libre acceso al conocimiento y a la información, garante de la libertad del individuo y del progreso de la sociedad, el profesor Fraguas ha dedicado los últimos años a la búsqueda de modelos sostenibles respetuosos con los derechos de los productores audiovisuales.
Ha liderado el diseño comercial y el desarrollo de la plataforma de puesta a disposición global de la obra audiovisual en español filmotech.com. Ha contribuido al desarrollo de la principal plataforma de provisión legal y autorizada de cine y televisión gratuita adnstream.com
Siempre impulsor de vanguardia, lideró para el diario “el país” las primeras experiencias de puesta a disposición para todo el mundo de cine a través de su web (Películas como El caballero Don Quijote de Gutiérrez Aragón se sirvieron desde elpais.es a todo el mundo para su libre visionado) y participó en el diseño y desarrollo de los servicios de vídeo bajo demanda y TV de Orange en España.
Colaboró con Microsoft Corporation en la aceptación de sus soluciones de televisión sobre protocolos de Internet IPTV, por parte de los principales operadores de comunicación europeos. Ahora presenta el espacio multiplataforma de entretenimiento divulgativo sobre la eficiencia energética, “emisión cero” y ayuda, desde su consultora 4magics, a diversas entidades en el desarrollo de soluciones de comunicación social.