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Diario YA


 

Putín ha tirado la primera piedra, Europa contiene el aliento y Biden tiene la respuesta en sus manos.

¿Qué hay de faroleo y de verdad en Ucrania?

Miguel Massanet Bosch.
Lo cierto es que la mayoría pensábamos que quien faroleaba era Putín y que todo no era más que una estrategia para impedir que Ucrania entrara en la OTAN, además de asegurarse que el DONVAS continuara siendo el enclave ruso dentro del país con la consolidación de la apropiación de la provincia de Crimea como punto básico de control del mar negro y base de la importante escuadra rusa de la zona. Pero hoy nos ha sorprendido el líder ruso con el inicio de unas operaciones bélicas contra la ex provincia rusa con los primeros bombardeos y víctimas por parte de ambos bandos. Una muy mala noticia si tenemos en cuenta que acabamos de pasar ( y aún sigue causando víctimas) la sexta crisis del Covid19 y sus distintas modalidades y, concretamente, en España, todavía se puede decir que no se notan los síntomas de recuperación que la ministra, señora Calviño, se empeña en intentar hacernos creer.
Es evidente que todavía es pronto para sacar conclusiones y que se puede decir que estamos ante lo que podría llamarse una incursión de tanteo y aviso por parte de Rusia, con la posibilidad de que pueda llegar a contenerse. Sin embargo, contrariamente al efecto que parece que, por parte de los aliados europeos, pensaban que iba a producir la amenaza de importantes sanciones sobre la economía rusa, los efectos de esta primera jugada de Putín sobre Europa, se puede decir que ya están produciendo una serie de desequilibrios económicos ( bajada espectacular de las Bolsas, subidas de petróleo, cancelación de operaciones, retraimiento del turismo, movilizaciones militares, enfrentamientos entre miembros del Gobierno, como está sucediendo en España etc.) España por su delicada situación, la inseguridad jurídica provocada por las actuaciones gubernamentales y su obligada supeditación a lo que le exigen sus socios de gobierno Podemos y los separatistas vascos y catalanes, se encuentra ante el dilema de seguir apoyando a Europa, mejor dicho, a la OTAN, al tiempo que se está poniendo gravemente en riesgo nuestra economía, gracias a la falta de una política laboral y económica clara y concreta caracterizada por la incertidumbre, los bandazos en materia social y los continuados aumentos del Salario Mínimo, que posibilitarán que muchas pequeñas empresas deban de bajar las persianas por no resultar rentables.
Como en tantas otras ocasiones, pensar que la OTAN, por si sola, puede enfrentarse al poderoso ejército ruso, por mucho que puedan haber mejorado los ejércitos que la integran y sus mandos, sería simplemente una utopía. Consiguientemente, queda un factor muy importante a tener en cuenta: ¿Cuál va a ser la respuesta del señor Biden, el presidente norteamericano, al desafío ruso? No se trata de un hombre especialmente bien dotado para afrontar una situación como esta en la que se encuentra. Suponemos que los militares de la nación americana tendrán algo que decir ante un posible enfrentamiento con los rusos y el peligro latente de que China pensara que ha llegado el momento de medir sus fuerzas con sus grandes rivales mundiales. Pero el presidente Biden se ha comprometido con Europa, ha hablado de sanciones económicas espectaculares capaces de hacer desistir a los rusos de sus amenazas bélica pero que, aparentemente, no parece que estén dando el fruto apetecido. Rusia tiene el respaldo de China y es evidente que los tratados de venta de petróleo y gas desde la nación rusa a la China pueden sustituir una parte importante de la venta de dichos productos a Europa que, si se le cortan estos suministros es posible que tenga grandes dificultades para encontrar sustitutos que puedan suplir con eficiencia los envíos rusos, a través de Ucrania.
¿Qué es lo que puede ocurrir si los rusos siguen en su ofensiva sobre Ucrania, sin detenerse ni hacer caso de lo que podríamos entender como bravatas de occidente? ¿Va la OTAN a responder militarmente en una nación que no pertenece a ella? ¿Se va a quedar el señor Biden tranquilo, simplemente apoyándose en las sanciones económicas? ¿Y si los ucranianos, como es más que posible, sucumben ante la superioridad de sus enemigos rusos, que se hacen con todo el territorio de la nación ucraniana, qué escusa van a dar? Evidentemente el prestigio de Europa, el de la OTAN y, el de los EE.UU quedarían por los suelos, evidenciando que no estaban en condiciones de asumir su papel de gran potencia mundial.
Europa ya no es la Europa de las dos guerras mundiales. Los nacionalismos se han reducido a pequeñas parcelas dentro de los distintos estados, pero los progres, los nuevos europeos ya no se ven como héroes defendiendo a su patria. Las nuevas generaciones,  ajenas a las grandes guerras, acostumbradas a la modernidad que les da, con holgura, todo lo que piden y lo único que esperan es conseguir el cargo de funcionario, ganarse un sueldo fijo y disfrutar de la vida sin tener que pagar tributo alguno por ello. A diferencia de los eslavos, gentes curtidas en la desgracia, empezando por un clima duro, la pobreza, las inmensas distancias y las interminables penurias que la vida en aquellas latitudes, les obliga a soportar son, sin duda alguna, gentes mejor preparadas para una guerra en la que moralmente, con patriotismo, se sienten obligados y dan soporte, sin ninguna clase de objeción, la política expansionista de “la gran Rusia” de la que se ha hecho propagandista el presidente Vladimir Putín.
Puede ser que nos encontremos ante el gran “órdago” del ser o dejar de ser, dependiendo de las medidas que en una ocasión como ésta a la que nos enfrentamos, quienes dirigen las naciones que se encuentran afectadas, prácticamente toda Europa, sean capaces de afrontar el reto con la inteligencia suficiente para salir de este desafío sin que ello nos cueste la destrucción de nuestra civilización o nos veamos obligados a reconocer que no somos más que otro de los satélites de Rusia, si es que el señor Putín se sale con la suya.
Seguramente, los días que seguirán a esta fecha señalada por la invasión rusa, van a ser cruciales para conocer el alcance que van a tener estos primeros escarceos bélicos entre las dos potencias y sus respectivos aliados. El número de víctimas que pueden ir produciéndose a través de las distintas actuaciones de ambos ejércitos van a poner el acento sobre cada facción que se va a ver en el compromiso de valuar los objetivos pretendidos y, a la vez, la responsabilidad de que los muertos o heridos a causa de la contienda no lo hayan producido en balde. Las voces de las familias afectadas van a constituir, sin duda alguna, un factor a tener en cuenta, cuando se trate de mantener el pulso o ceder ante el enemigo.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como un problema local, una pelea de vecinos, nos viene a recordar las causas de la primera Gran Guerra, cuando todo devino a raíz del asesinato (junio 1914), en Sarajevo, del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austrohúngara. La chispa de la que se incendió medio mundo, con millones de muertos y heridos a través de los años que transcurrieron antes de que cesaran las hostilidades(1918). No hay duda que nos encontramos ante uno de los momentos de la Historia más determinante en el que las decisiones de unos pocos pueden ser la causa de la gran debacle mundial. Dios no lo quiera.
Y hoy, una frase lapidaria: “La victoria está reservada para aquellos que estén dispuestos a pagar su precio” Sun Tzu.
 

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