Redacción. Han pasado más de dos meses desde que militantes talibanes intentaran asesinar de un balazo en la cabeza a Malala Yousufzai, la adolescente de 15 años que desde los 11 defiende los derechos de las niñas en Pakistán. Este ataque ha convertido a la joven en un mito con incontables seguidores en todo el mundo, pero ¿qué ha sido de ella desde entonces?
Los médicos se sorprenden todavía de que el brutal disparo que recibió en la cabeza no dañara gravemente su cerebro de manera irreversible. Malala estuvo inicialmente en la unidad de cuidados intensivos de un hospital pakistaní, desde donde se le trasladó en estado inconsciente hasta la ciudad británica de Birmingham, lugar en el que en la actualidad sigue una lenta recuperación que requerirá más cirugía en los próximos meses. Sin embargo, si hay algo que no le falta a Malala es coraje, el mismo que ha hecho posible que ahora pueda caminar, escribir y leer.
Pakistán le concedió el año pasado el primer Premio Nacional de la Paz y decidió incluso poner su nombre a una escuela, aunque varios ataques talibanes al centro han llevado a Malala a solicitar a las autoridades pakistaníes que se cambie la nomenclatura, puesto que su nombre, ya símbolo de lucha y de enfrentamiento, pone en peligro a los jóvenes que estudian allí.
Malala se atrevió a desafiar desde su blog a uno de los grupos terroristas más temidos en todo el mundo, los talibanes, a los que criticaba abiertamente por impedir la educación en las mujeres. Con sus escritos, entrevistas en televisión y manifestaciones callejeras, la joven animaba a otras chicas a enfrentarse a este tipo de régimen. Antes del brutal atentado, Malala recibió incontables amenazas por acudir a la escuela del Valle de Swat en el noroeste de Pakistán, una zona muy conservadora donde las enseñanzas del islam son llevadas a rajatabla por los grupos extremistas radicales.
Los talibanes se adjudicaron la responsabilidad del ataque en el que otras jóvenes también quedaron heridas, aunque no con la misma gravedad que la joven activista. “No toleramos que gente como Malala hable en contra de nosotros”, admitió un vocero de los talibanes.
Para muchos, Malala es una heroína que ha abierto una causa, la educación en la mujer. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), que estima en 32 millones las niñas en todo el mundo que no tienen acceso a la enseñanza, ha establecido el 10 de noviembre “Día de Malala” en honor a su labor de defensa.
Sin embargo, la joven no puede ya vivir tranquila. Los talibanes prometieron que si sobrevivía al ataque, lo intentarían de nuevo, así como amenazaron también con matar a los periodistas que cubren su historia: “Estos medios indecentes, desprovistos de Dios, se han aprovechado de esta situación, y los periodistas han empezado a emitir un juicio sobre nosotros”, declararon en un comunicado. Mientras, Malala afirma no sentirse intimidada. A pesar de su terrible experiencia, continúa creyendo firmemente en la educación de las mujeres.