¿Quo Vadis, Pepé?
La Lupa del YA. Se nos va ya el verano, este verano en el que el leal Ministerio de la Oposición cerró por vacaciones. Y finaliza con celebración. Nada menos que la boda de la Cospedal, la venus manchega obsesionada por las escuchas y los cero cero sietes. Tan magno evento ha convocado a todos aquellos en los que tantos españoles han depositado sus deseos de que el mal sueño de Zapatero termine en un feliz despertar. El convite ha sacado de su colmena estival a todo un panal, más numeroso en zánganos que en obreras, al que que hemos de recordar con frecuencia aquella famosa sentencia de la Madre Teresa de Calcuta: "El peor mal es la indiferencia". Y mucho de indiferencia y talentos guardados bajo tierra ha habido durante estos último meses.
Vienen a nuestra mente las imágenes de aquel encuentro en Vista Alegre, tras el golpe electoral, y quién sabe si también de otro carácter, que supuso el 14-M de 2004. Un encuentro que pretendió sacarnos de la modorra y devolvernos la esperanza a los que ya habíamos empezado a dudar del pepé tras su segundo mandato triunfal.
Una caravana de autocares, una riada de gente, miles de banderas blancas con el emblema del PP, muchas banderas de Europa, un montón de banderas de España -unas con el escudo "constitucional", otras con un crespón de luto, e incluso alguna con un toro negro- se dieron cita entonces en la plaza de toros de Vista Alegre para dar un homenaje de partido a José María Aznar, entonces presidente del Gobierno en funciones y poco más: no era diputado, no quería ser "candidato a nada".
Se trataba de que su partido le rindiera homenaje, le diera las gracias por sus ocho años de Gobierno. Le dijera, incluso, que había sido el "mejor presidente de España desde las Cortes de Cádiz". Y de que él fuera el protagonista del mitin.
Le recibieron al grito de "¡Aznar, por siempre, serás mi presidente!". Llegó con su mujer, Ana Botella, con Mariano Rajoy y la esposa de éste, Elvira Fernández, a las 12.10. Y Aznar, Botella y Rajoy, por este orden, fueron besados y apretujados por su militancia hasta llegar al estrado, mientras la mujer de Rajoy les seguía a los tres un paso más atrás y dando la impresión de que no sabía dónde meterse. Sólo tuvo un recibimiento similar Ángel Acebes, que luego fue elogiado por Rajoy y por Aznar.
El líder es el que habla el último y Aznar habló el último, durante más tiempo que Rajoy, con más aplausos y más mensajes. Arrancó defendiendo la convocatoria del mitin de Vista Alegre: "Nos hemos reunido aquí porque queremos y para dar solemnemente las gracias a 9,7 millones de españoles que nos han votado". Concluyó con un "¡viva el PP!" y un "¡viva España!".
El patriotismo de partido y de España, la defensa del propio legado y el anuncio de que la oposición se basará en reivindicar los principios y políticas desarrollados estos ocho años fueron las claves del mitin de ambos.
"Vamos a ejercer una oposición firme, exigente, patriótica, buscando el interés general del España", proclamó Rajoy. Todo ello para recuperar cuanto antes "la confianza de la mayoría de los españoles". Rajoy dijo que, desde ya, el PP se ocuparía de pedir el voto a quienes les han "votado y a quienes no lo han hecho y ahora se preguntan por qué".
Pero el mitin de ayer era para Aznar. Éste arrancó con una declaración que concentró los mayores abucheos de los populares y que, pese a ser una obviedad, resulta hoy imprescindible: "En democracia hay una regla fundamental. El que gana gobierna y no hay más que discutir. El PSOE ha ganado las elecciones".
Un sonoro pateo y algunos gritos de "¡no limpiamente!" le interrumpieron. Él les mandó callar: "A mí eso me gusta lo mismo que a vosotros, o tal vez menos. Pero nosotros podemos hacer muchas cosas menos una, que es no asumir la realidad de frente". Esa realidad es que el PSOE ha ganado las elecciones y ahora es al "presidente [José Luis] Rodríguez Zapatero al que le corresponde la responsabilidad de hacerse cargo de la situación". Aznar les animó: "Aquí seguimos trabajando para España desde la tarea que nos han dado los españoles", es decir, la oposición. Y como siempre en el PP, España fue una de las palabras más veces repetida.
El PSOE había ganado pero, para no desanimar a su militancia, Aznar les dijo que el PP no había perdido. "Hemos tenido un contratiempo electoral. Hay que decirlo de esa manera y asumirlo de esa manera. Y como decía don Quijote, 'en peores nos hemos visto, amigo Sancho". Otra frase, que repitieron tanto Aznar como Rajoy fue: "No pasa nada. Se puede ganar y se puede perder. Y nosotros sabemos hacer las dos cosas".
Fue el segundo mensaje del día. El PP sabe perder y es demócrata, y son otros los que no han respetado las reglas. "Podemos tener contratiempos electorales, y los aceptamos con el talante democrático que a nosotros nos caracteriza, entre otras cosas porque nosotros no hemos mandado ni mandaremos nunca gente a manifestarse en la jornada de reflexión ante la sede de otro partido". En esto insistió mucho: "Nosotros no mandamos gente a llamar a nadie asesino". Por eso, mantuvo que el PP no tiene que recibir "lecciones de democracia" sino que puede darlas.
El PP presume siempre de ser un partido cohesionado y unido en el que nadie desentona del discurso oficial. Ahora, en la oposición, eso será mucho más difícil. Aznar les dijo a los suyos que esa disensión, y no "el contratiempo electoral", sí sería una derrota. "Nosotros tenemos ideas, principios y convicciones. La única derrota es renunciar a nuestras ideas, a nuestros principios y a nuestras convicciones, y eso no lo vamos a hacer nunca".
Esto fue muy jaleado y formaba parte de la reivindicación del patriotismo de partido de una convocatoria destinada, más que nada, a restañar las heridas por una debacle electoral inesperada. "Algunos nos van a intentar dividir, o van a intentar acabar con nosotros, o nos van a intentar callar", pronosticó Aznar para concluir: "No lo van a conseguir".
Otro riesgo, y más para un partido que presume tanta capacidad de influencia a los medios de comunicación, es que desde la oposición sus mensajes no lleguen. "Este partido tiene derecho a ganar unas elecciones cuando convence a la mayoría del país, y tiene derecho también a transmitir su mensaje limpiamente, honradamente, y a pedir que llegue limpiamente a los oídos de todos los ciudadanos de España". Adelantó porqué teme que su mensaje deje de llegar ahora: "Algunos nos dicen: '¡Qué solos os vais a quedar ahora!".
Pero, como se trataba de dar ánimos, siguió: "Prefiero la soledad de 9,7 millones electores a llevar a algunos montados en mi coche a los que no llevaría nunca a ningún sitio". Lo del coche podría tener varias interpretaciones. Lo aclaró así: "Prefiero esta maravillosa soledad a tener al lado de copiloto a algunos que no voy a nombrar hoy porque no tengo ganas de nombrarles".
A estas alturas de discurso, la militancia popular estaba tan lanzada en aplaudir a su líder que no profirieron los gritos contra el Grupo PRISA y la Cadena SER con los que había comenzado la concentración, antes de que llegaran Aznar y Rajoy, o con los que acompañaron parte de la intervención de este último. El encono militante contra PRISA tuvo su punto álgido después de que Rajoy hiciera su relato de "lo que pasó" tras la cadena de atentados del 11-M. Después de que el nuevo líder de la oposición dijera que el PP actuó "con dignidad", "con respeto a las víctimas", sin "intentar buscar ventajas políticas", ni "hacer falsas acusaciones". Justo cuando Rajoy proclamó: "Eran momentos para ser decentes y nosotros fuimos decentes", los 15.000 militantes que llenaban la plaza de Vista Alegre prorrumpieron en un estruendoso pateo, al grito de "¡Grupo PRISA, España no se pisa!" y "¡PRISA, manipulador!". Rajoy les animó: "Se produjo un acoso a nuestras sedes y los que hablan de tolerancia, de diálogo...". No se pudo oír más pues los populares bramaron: "¡Mentirosos!, ¡manipulación!". Les jaleó un poco más: "Fueron otros los que mintieron y lo saben". Los suyos respondieron "¡fuera la SER!".
Aznar ya los recogió fogueados. Fue Rajoy el que primero dijo: "No nos vamos ni con paro, ni con despilfarro, ni con corrupción". Luego Aznar remató: "No dejamos escándalos, ni deudas, ni papeles escondidos, ni corrupción". Y llegó a decir: "Sobre todo, no dejamos rencor, nos vamos llenos de esperanza. No dejamos ningún rencor".
Con ese compromiso de actuar sin rencor, Rajoy anunció que su oposición se basará en exigir al PSOE que cumpla "con la obligación de dejar una España mejor de la que encuentran". Aznar apostilló: "Les deseo todo el éxito y ojalá puedan decir eso que me criticaban a mí de que 'España va bien'. ¡Y cuanto mejor, mejor!".
Rajoy viajó tras su última derrota a Méjico lindo, y regresó tras haber experimentado una enorme catarsis. ¿Cuánto queda en este septiembre de 2009 de todo aquello? ¿Hay alguna alternativa para España?