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Diario YA


 

Diez años de cárcel por considerarlos “dirigentes terroristas” y no meros “integrantes en banda armada

¿Se hará efectiva la última condena a Otegui?

Pedro Sáez Martínez de Ubago. Este fin de semana se ha conocido la sentencia de la Audiencia Nacional que condena al exportavoz de Batasuna y también al exdirigente del sindicato LAB, Rafael Diez Usabiaga, por intentar reconstruir Batasuna a través del proyecto Bateragune que ha sido definido por varios testigos como “el comité de dirección de la izquierda abertzale”. El fiscal pidió 10 años de cárcel por considerarlos “dirigentes terroristas” y no meros “integrantes en banda armada”. Según la sentencia los dos eran los receptores directos de las órdenes de ETA que les encargó, en 2008, la formación de Bateragune. Con ésta, Otegui suma cuatro condenas firmes por delitos vinculados al terrorismo.
Junto con estos sujetos, la Audiencia Nacional ha llevado además a la cárcel a otros tres miembros de la banda, Miren Zabaleta, Arkaitz Rodríguez y a Sonia Jacinto, la condena a Usabiaga no ha sido notificada oficialmente y la Audiencia Nacional deberá decidir el lunes sobre su ingreso en prisión a la espera del recurso ante el Supremo. Merece destacarse que Miren Zabaleta es hija del antiguo seminarista Patxi Zabaleta, (Leiza, Navarra, 20 de mayo de 1947) hoy abogado y político español de ideología nacionalista vasca, miembro fundador y exdirigente de Herri Batasuna, y desde 2001 máximo dirigente del partido político Aralar, integrado en Navarra desde 2004, en la coalición Nafarroa Bai.
Otegi acumula ya cuatro condenas firmes por delitos vinculados al terrorismo y tiene pendiente  otra causa en la Audiencia Nacional, donde está procesado en el sumario 35/02, iniciado por Baltasar Garzón, que investiga la subordinación de Batasuna a ETA y la financiación de ésta a través de las 'herriko tabernas', hechos por los que la Fiscalía solicita para él 12 años de prisión.
Posiblemente, sentencias como la del pasado viernes alegren a la mayoría de los españoles que ven cómo, de vez en cuando algún terrorista puede dar con sus huesos en la cárcel. Sin embargo otra parte de la sociedad, generalmente coincidente con la izquierda, del entorno del PNV y ETA en los mil nombres que va tomando últimamente, así como de otros nacionalismos que no son el vasco, recordemos en este sentido las palabras del pasado viernes 19 de agosto donde el miembro de Bildu, Martín Garitano, Diputado General de Guipúzcoa, decía que el que ETA asesine en Cataluña es un error, pero en el resto de España no. Así, sin pelos en la lengua, dijo durante su conferencia 'Crisis democrática y representación territorial', pronunciada en el marco de la XLIII edición de la Universitat Catalana d'Estiu (UCE) que se celebra en Prada de Conflent (Francia), "lo que pasó fue más que un error”. Los vascos debemos respeto en especial a las víctimas de Cataluña porque sucedió en un momento en que la sociedad vasca había recibido mucho apoyo de los catalanes. Parece ser que Garitano apuntaba al atentado de 1987 en Hipercor de Barcelona en el que murieron 21 personas, justo nueve días después de que los catalanes contribuyeran con 40.000 votos a que Herri Batasuna obtuviese representación en el Parlamento Europeo.
Con cuatro condenas ya en firme, es evidente la contumacia de Otegui, o dicho en términos vulgares que lo suyo no tiene arreglo. En realidad muchos estamos convencidos que estos individuos y partidos no creen ni buscan la independencia, pero han encontrado en tal discurso, apoyado o no, por secuestros, extorsiones, tiros y bombas un negocio para ganarse la gran vida chantajeando en todos los aspectos al Gobierno de España.
Con la verdad y la historia en la mano, no debemos bajar la guardia y olvidar que, si Otegui tiene ya cuatro condenas en su haber, no es menor el número de causas de las que ha salido inocente o con el expediente sobresído. Así, En 1989 fue juzgado y absuelto por el secuestro del exdiputado de UCD Javier Rupérez. En diciembre de 2007, la sala de lo penal de la Audiencia Nacional ordenó el archivo de la causa en la que el juez Fernando Grande-Marlaska le investigaba por su participación el 20 de septiembre de 2003 en Bilbao en una manifestación en la que se homenajeó al miembro de ETA Arkaitz Otazua, La participación de Otegi en el entierro de la  etarra, Olaia Castresana, fallecida en 2001 en Torrevieja al manipular un artefacto explosivo, desembocó en un juicio celebrado en marzo de 2007 en el que fue absuelto después de que la Fiscalía, que inicialmente pedía quince meses de cárcel, retirara la acusación. El 13 de enero de 2010, el Tribunal Supremo archivó la causa que sentó en el banquillo a Otegi, al entonces lehendakari Ibarretxe y a Patxi López, entre otros, por las reuniones que mantuvieron durante el alto el fuego de ETA de 2006. Y quizá la más clamorosa de todas fue la de noviembre de 2005 en que el Tribunal Supremo le impuso una condena de 15 meses de prisión por llamar al rey Juan Carlos "jefe de los torturadores", sentencia cuya ejecución fue suspendida por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco hasta que en marzo de 2011, el Estado español fue condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a pagar una indemnización de 20.000 euros por vulnerar la libertad de expresión de Otegui, en una sentencia muy crítica con la sobreprotección judicial de la Corona, que contituyó un varapalo al Tribunal Supremo, que dictara la condena e impidiera al líder abertzale ser elegido para ningún cargo público por el mismo periodo. Y no olvidemos que la sentencia del pasado viernes  también puede recurrirse…
Sin el don de vaticinar qué pasará finalmente, me quedaré con las palabras con que el El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, asistente a la celebración del VII Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, que concluyó el sábado en París y llegó a reunir durante cuatro días a 450 representantes de 35 países, concluyó el acto asegurando que “al terrorista, en su puesto, en su sanción; no hay rencor, pero humanamente tiene que estar en su sitio, y este no es otro que la cárcel”.
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO