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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

¿Una calle de Madrid para Carrillo? Una infame afrenta a España

Miguel Massanet. Indignación, señores, rabia, repulsa e indignación ante la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid ha decidido dedicar una calle a Santiago Carrillo, algo que ha permitido, con su abstención y mojigatería habitual,  la representación mayoritaria del PP en dicha institución. Una insólita manera de demostrar su autoridad.

Si la mayoría absoluta del señor Rajoy  sólo sirve para que las izquierdas sigan haciendo lo que les convenga a su antojo y nos vayan dando bofetadas a los votantes que pensábamos que, con la entrada del Partido Popular en el Gobierno, el panorama político de España iba a sufrir un cambio y que todas las barrabasadas, inconveniencias, chanchullos, errores y leyes absurdas y desnortadas con las que pretendieron descristianizar a España y convertirla en el paraíso de degenerados, antisistema, separatistas, médicos abortistas y comediantes progresistas, iban a ser derogadas y sustituidas por otras, acordes con los preceptos constitucionales; deberemos reconocer que nos equivocamos, que generamos falsas esperanzas de cambio cuando observamos que, desde que se constituyó el nuevo Gobierno, supuestamente de centro-derecha, no ha hecho más que defraudarnos, sorprendernos negativamente y hacernos llegar a la conclusión de que, en este país, no hay nadie con suficientes arrestos y agallas para coger  el toro de la izquierda por los cuernos y devolverle a España su honra, su honor y su respeto por las costumbres y por la moral y ética  tradicionales; entre las que se deben incluir el respeto por la Iglesia católica y la regeneración de una juventud, adoctrinada por socialistas y nacionalistas en la senda del egoísmo, el libertinaje, la abulia, la falta de respeto por sus mayores y la indisciplina.
 
El que, la señora Botella, alcaldesa de Madrid, no sabemos por qué clase de mal fario, haya permitido que, una calle de la capital del reino, sea dedicada a un individuo con uno de los peores historiales de entre todos aquellos izquierdistas que convirtieron la llegada del Frente Popular al gobierno de la República, en una de las más perversas, despiadada y cruel de las cacerías de religiosos, católicos, miembros de la CEDA y republicanos de pro, permitiendo que las calles se llenaran de cadáveres y las turbas y sindicatos CNT y FAI, apoyados por las Juventudes Socialistas (de las que el mismo  señor Carrillo fue su dirigente), se convirtieron en verdaderos mensajeros de la muerte y ávidos saqueadores de viviendas, sin que ni las fuerzas del orden ni el ejército de la República levantaran un dedo para impedir semejante carnicería. El “venerado” líder de los catalanes, el abogado Companys, fue incapaz de parar la vesania de tantos locos carniceros y, mediatizado por el Comité de Milicias Antifascistas, no se atrevió a parar los desmanes que se extendieron por toda Catalunya.
 
Santiago Carrillo, en el año 1932 estuvo al frente del diario Renovación, desde el cual el 9 de diciembre de 1.933 atacó a las nuevas Cortes, después del claro triunfo de las derechas, con el siguiente panfleto: “(las Cortes) vivirán  lo que el pueblo y el proletariado tarden en prepararse para clausurarlas” ¡Gran sentido de la democracia y respeto por las leyes… republicanas¡ Luego vino su participación dirigiendo a las Juventudes Socialistas, en octubre de 1,934 y, cuando se inició el movimiento nacional de 18 de julio de 1.936, el escabroso y truculento caso de los asesinatos de Paracuellos del Jarama, en los que fueron sacados de las cárceles de Madrid y ajusticiados, (sin ser juzgados ni dándoles la mínima posibilidad de defenderse, sólo por la “presunción de que formaban parte de la V Columna de los rebeldes del victorioso general Franco”) entre los meses de noviembre y diciembre de 1.936, según las relaciones de las cárceles las que los sacaron para matarlos, un total de 2.500 asesinatos, entre los cuales hubo importantes personalidades republicanas. El señor Carrillo fue uno de los responsables ante la Historia de que esta masacre se produjera.
 
Ningún español bien nacido puede quedarse impasible ante una demostración semejante de falta de sensibilidad, de enaltecimiento del crimen y de sectarismo comunista, como la que acaba de protagonizar al Ayuntamiento de Madrid. Todo ello con la connivencia  de los ediles del PP, incapaces, acaso por cobardía, por incompetencia o, quizá, por desconocimiento o ignorancia del papel de este señor en la Guerra Civil española. La señora Ana Botella, la esposa del señor Aznar, debería dimitir automáticamente ante tamaña falta de autoridad y de vergüenza. Una decisión tan inconveniente como si, en la Gran Bretaña, se rindiese un homenaje popular a Jack el Destripador o en Camboya se premiara la labor de exterminio de los Jemeres rojos y su macabra colección de cientos de miles de calaveras humanas. 
 
El PP debería empezar a hacer caso de las repetidas muestras de disgusto de sus votantes, reclamando el cumplimiento de sus promesas electorales –y no nos referimos ni a la bajada de impuestos ni a la reducción del desempleo, que no son de su directa responsabilidad – No obstante, parece que no les está quedando tiempo para cumplir con sus promesas de cambiar la ley del aborto; ni para poner en marcha una política de acorde con las promesas que se les hicieron a las víctimas del terrorismo o respecto a los etarras encarcelados; ni hacer un cambio radical en cuanto se refiere a la tan criticada administración de Justicia o  actuar, con firmeza y sin contemplaciones, con las amenazas secesionistas, especialmente por parte de la comunidad catalana. Notamos mucha tibieza; mucha resignación y muchas ganas de dialogar en algo que no tiene nada que discutir, porque está perfectamente establecido en la Constitución de 1.978. Lo cierto es que se siguen practicando, en este país, cientos de miles de abortos anuales; se trata a los presos de ETA mucho mejor que a los comunes; se permite que, en las comunidades gobernadas por separatistas, la ley española no se aplique, los derechos de los españoles a exigir la educación de sus hijos en castellano no se cumplen; a pesar de las numerosas sentencias de los tribunales, entre ellos del TS, reafirmando este derecho.
 
Se ha transigido con la eliminación de símbolos del régimen anterior; se ha aceptado el trágala de la legalización del partido comunista, un partido que fue responsable de que la guerra se prolongara innecesariamente por la negativa de Negrín a rendirse a los nacionales a pesar de que Besteiro y el general Rojo se lo pidieron. Hemos hecho el esfuerzo de olvidarnos hasta de las famosas “checas” que la KGB rusa nos trajo para que, en ellas, se torturase a las personas que se consideraba poco afines al bando rojo o a los propios miembros de la CNT que, después de los sucesos de mayo de 1.937, en Barcelona, cuando ERC y el PC atacaron a la CNT y al POUM. Esto fue un regalo imprevisto para el general Franco que sacó provecho de los milicianos que abandonaron el frente para acudir en ayuda de sus compañeros en la retaguardia. Pero, ahora ya se nos pide demasiado, cuando comprobamos que estamos ante un gobierno débil incapaz de cumplir sus compromisos. Nos sobran tantas palabras grandilocuentes de la señora Soraya Sáez de Santa María; nos ofende que el señor Rajoy se incline y actúe a la gallega con el gobierno catalán del señor Mas, que se enfrenta a España, exhibiendo su “ejército” de mossos de escuadra; nos desmoraliza que todos los sacrificios que se nos piden a los ciudadanos sean “recompensados” con cesiones a la izquierda, cuando el PP goza de una amplia mayoría absoluta. En fin, señores, esto parece que no tiene remedio. O, al menos, esta es mi visión de lo que nos sucede, a los que somos españoles, en este país.