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el periodista madrileño vuelve a la que fue su casa durante muchos años, ahora en internet

Ángel del Río se estrena como articulista en Diario YA

Ángel del Río

Ángel del Río. 2 de diciembre. 

Blanco y Aguirre

    Si Esperanza Aguirre no hubiera salido con vida del accidente de helicóptero que sufrió hace ahora tres años, en compañía de Rajoy y del alcalde de Móstoles, probablemente el PSOE no habría sufrido en Madrid la mayor debacle electoral de su historia. Si Aguirre no hubiera sobrevivido al infierno terrorista de Bombay, el PSOE habría tenido más posibilidades de reconquistar Madrid en 2011. Por eso hay algunos que se sienten molestos porque la presidenta regional se pusiera a salvo del fuego y de las bombas de los terroristas.

    Pepiño Blanco es el político que tropieza dos veces consecutivas en la misma piedra, en el obstáculo rocoso de Esperanza Aguirre, cuyo nombre parece que envenena sus sueños. El pasado fin de semana el vicesecretario general del PSOE se metió con ella, y volvió a hacerlo el lunes, por haber escapado de la masacre de Bombay sin preocuparse del resto de la expedición madrileña, ni siquiera de los turistas que ocasionalmente se encontraban en la ciudad india durante el ataque terrorista. Blanco ha dicho que algunos llevan a su código de vida el sálvese quien pueda, induciendo a pensar que Aguirre se ocupó sólo de ella misma a la hora de salvarse del tiroteo.

    Y Esperanza Aguirre le ha respondido, de forma suave y educada para mi gusto. Le ha dicho que no cree que a Blanco le hubiera gustado que los miembros de la delegación española hubieran regresado de otro modo que no fuera sanos y salvos. Sólo le ha faltado decir a la presidenta, que en ataúdes. Aguirre ha recordado que ya la ministra de Fomento dijo un día que le gustaría verla colgada de una catenaria o tumbada en la vía.

     Y Pepiño Blanco, erre que erre. Dice el villancico que los peces en el río “beben y beben, y vuelven a beber”. Blanco se mete y se mete, y se vuelve a meter con Esperanza Aguirre. Que no, que este gallego de verbo hiriente y apartamento de burgués, creyente confeso al que no le gustan los crucifijos y le pone la cosa del aborto, no está contento con que Esperanza Aguirre se pusiera a salvo en Bombay; le hubiera gustado que resistiera hasta el final, que fuera heroína, porque todavía no hay héroe que haya ganado una batalla después de muerto.

 

 

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