Covadonga Sourbé. Sobrecoje la frialdad del cirujano abortista argentino Germán Pablo Cardoso cuando confiesa sin ningún remordimiento de conciencia practicar abortos a destajo desde el año 2000 a cambio de 786 dólares, aun reconociendo que, según su dilatada experiencia, “no hay mujer a quien no le pese la decisión de abortar”.
Es conocido como “Doctor Aborto” y, a sus 54 años, es todo un experto en el tema del asesinato de niños en el vientre de su madre. En una entrevista que Cardoso ha concedido en Buenos Aires (Argentina) a MDZ Radio, ha comentado que, “para las mujeres, abortar es un peso, es un dolor en el alma, y no hay mujer que no conviva con una culpa".
Cardoso ha sido detenido en junio de 2011 por las autoridades argentinas, acusado de realizar abortos ilegales, si bien fue finalmente puesto en libertad por la juez que instruyó el caso.
Por lo visto, cuentan fuentes que han investigado de cerca este tremendo caso, que Cardoso entraba en contacto con mujeres desesperadas a través de internet, donde él mismo se puso el apodo de "Doctor Aborto". Más tarde, se citaba con las mujeres embarazadas que deseaban abortar en un consultorio que, como relata la Policía Metropolitana de Buenos Aires, tenía unas instalaciones bastante precarias y no demasiado higiénicas. En las mismas encontraron fetos.
Como decíamos al principio, el “Doctor Aborto” no tiene mala conciencia de lo que ha hecho, por eso cuenta con impunidad en la radio que no solo continúa realizando abortos, sino que además se ha unido a la causa de grupos feministas para pedir el aborto libre en Argentina. Sin reparos, Cardoso cuenta que él practica la "técnica quirúrgica" de dilatación y aspiración, para acabar con la vida de los niños.
Justifica su práctica abortiva, según Cardoso, el hecho de que en Argentina se producen 500 000 abortos al año y los médicos "no hacen ni la mitad de las prácticas que se realizan". Además, asegura contar con el apoyo familiar en esta atroz práctica anti-vida. "Si estuviéramos en Europa o en Estados Unidos, no estaríamos hablando de algo ético, ni de culpas, es una cuestión de hacer las leyes que hagan falta".