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Diario YA


 

Odio, violencia, guerra civil, resentimientos, lucha de clases y, sobre todo, el romance de un gran amor

“Andrea Chenier”, la voz de la poesía y la libertad, en el Real

Luís de Haro Serrano

 
Nueve sesiones, que van desde el 13 al 28 de febrero dedica el Real para presentar esta genial obra de Humberto Giordano. Drama histórico en cuatro actos basado en el libreto de Luigi Illica estrenada en la Scala de Milán el 28 de marzo de 1896.
 
El montaje es de Giancarlo del Mónaco. En el foso está Víctor Pablo Pérez dirigiendo al Coro y la Orquesta titulares del Teatro y a un doble elenco en el que se encuentran voces del prestigio de Marcelo Alvarez, Fabio Armiliato, Roberto Frontali, Fiorenza Cedoline, Daniela Desi y el español Jorge de León, entre otros. La producción es de la Opera Nacional de París.
 
El argumento se basa en la vida de un personaje real, el poeta y diplomático francés André Chenier, quien desde una postura intelectual apoyó los ideales de la Revolución. negándoselo más tarde a través de una serie de artículos periodísticos debido a sus excesos. Actitud que le llevó a ser declarado como persona no grata al régimen. Es detenido y encarcelado en la prisión de Saint Honoré donde conoce a la aristócrata Anne de Coigny – en la ópera Maddalena de Coigny- convirtíéndose en la musa de sus últimos poemas como “La jeune Cautive”.
 
 En la realidad no llegó a producirse porque mientras Chenier fue condenado y ejecutado, Anne se salvó y huyó de Francia. En la ópera si se hace  referencia a él. Los dos   se conocieron en una fiesta celebrada en la mansión de los Cogny poco antes de la Revolución. Cinco años después, en pleno periodo de terror, volvieron a encontrarse, surgiendo entre ellos ese apasionado e intenso amor que les llevará, en un final dotado de un gran efectismo, a afrontar juntos la muerte. Otro de los grandes ejes del drama lo constituye el antiguo mayordomo de los Coigny, Carlo Gerad.
 
Giordano consiguió con “Andrea Chenier” realizar una ópera dotada de una gran riqueza melódica en la que aparecen gran variedad de temas y donde la orquesta se concentra para acompañar a los cantantes o complementar sus intervenciones, así como la acción general de la escena. Para su montaje se precisan intérpretes dotados de grandes voces. Andrea Chenier requiere un tenor lírico-spinto para poder afrontar con éxito el aria “D’Improvisso” del primer acto y otros momentos como “Un di all’asurro spazio”. Es un papel muy lucido para el protagonista porque  le permite demostrar sus cualidades vocales y dramáticas. El de Maddalena Coigny exige también una soprano lírica-spinta que sepa transmitir con naturalidad la evolución de un personaje que pasa con rapidez del miedo a la angustia o a la pasión amorosa, como en el aria “Evabate possente” del acto II así como en la  difícil  y extensa “mamma morta” del acto III. A lo largo de la obra ambas voces se unen en unos deliciosos dúos, compuestos en una elevada tesitura.
 
Chenier, aún cuando es  un personaje histórico podemos calificarlo como  moderno. Un poeta que escribió sus últimos versos en la cárcel y al que se le puede considerar como la voz de la poesía y la libertad. Gerard, tercer punto del triángulo principal de protagonistas, es un personaje imaginario. Nace como  sirviente de los Coigny y se convierte en un alto cargo de la Revolución que pierde el sentido de la crueldad debido a su amor por Maddalena. Atraviesa momentos de gran miseria moral con otros de grandeza. Maddalena es un personaje pasivo, una pobre muchacha que se ve arrastrada por la Revolución y necesita la ayuda de un hombre, a pesar de ello tiene la valentía de morir por su amado y su amiga Bersi.
 
Con esta obra se hicieron famosas  voces de grandes intérpretes como Franco Corelli, Mario del Mónaco, Carlo Bergonzi, Luciano Pavarotti, Piero Capuccille, Serril Milnes, Renata Tebaldi, Montserrat Caballé, Eva Marton, Renata Scotto y María Callas, sin olvidar a Plácido Domingo y José Carreras.
 
La producción.- La puesta en escena de G. del Mónaco salvando diversos matices  de casácter histórico es bastante acertada, estando impregnada de principio a fin de un expresivo verismo. Muy fluidos los cambios de escena realizados a la vista del público, bastante llamativos en los actos 1º y 3º. Todo muy apoyado por la perfecta iluminación a los que se unieron los aciertos de vestuario y peluquería.
 
Víctor Pablo Pérez , bien acompañado por la orquesta y el coro dirigido por Burian, junto a su exquisita sensibilidad, fueron los grandes instrumentos que contribuyeron al acierto y exquisitez que tuvo la parte musical, demostrada sobre todo en la forma de apoyar el trabajo de los solistas. Parece que respira con ellos adaptándose   a la perfección a las exigencias  físicas de sus necesidades vocales.
 
El español Jorge de León, Chenier, dotado de una voz con un largo recorrido en su timbre, exquisita sensibilidad y fuerza dramática, hizo gala de un lirismo consecuente con las duras exigencias que su papel requiere.
 
De Daniela Desi y Anna Shafajinskaia, -dos estilos diferentes de concebir al personaje de Magdalena - es de justicia destacar la brillantez, la dulzura y el gran legato de sus voces, manifestado sobre todo en la difícil y larga aria “la mamma morta” y el delicioso dúo de amor con Chenier situado al final de la obra.
 
 En la misma línea de aciertos estuvo Marco de Felice como Gérad, muy aplaudido en su bellísima aria del acto 3º, donde dio prueba de la expresividad , dramatismo y fluidez en los cambios de tonalidades que tiene su gran voz.
Angel Rodríguez, el abate y las mezzosopranos Marina Rodríguez-Cusí, Berta y Larissa Diadkova, Madelón, admirables. Sobre todo esta última que, en su corta intervención, demostró  la gran capacidad dramática que posee.
 
Sintiéndolo mucho no podemos hacer alusión al trabajo del tenor Marcelo Alvarez, Chenier, porque por expreso deseo suyo la organización del Real se vio obligada a vetar la presencia de los representantes de los medios de comunicación en la sesión especial que suele preparar para que realicen con calma sus respectivos comentarios. Lamentable e incomprensible actitud.