Cristo desterrado
Muchos corazones han decidido prescindir de Cristo en sus vidas, con lo cual se alejan cada día un poco más del bien, de la verdad, de la belleza, de la justicia y de la verdadera libertad.
No son felices porque su corazón ha sido creado para amar a Jesús y no se siente pleno amando a la tarjeta de crédito, al rencor social o al sexo decadente, etc.
Llevan una existencia de efímeros fuegos artificiales, prueban frutos dulces que terminan resultado amargos y, durándoles este sabor largo tiempo, pese a lo cual vuelven a insistir o, cansados, prueban otros de la misma índole con el mismo resultado, pero se obstinan en no cambiar.
Necesitan urgentemente una Metanoia (cambio de mente) una conversión sincera para recuperar la paz y la alegría recibiendo a un Señor que, si supieran cuanto les ama, llorarían de alegría... pero son obstinados.
El único aspecto positivo de esta crisis económica es que no pocos acuden de nuevo a su verdadera casa tras años de ausencia voluntaria, vuelven a la Iglesia porque ya no se fían de un Sistema que les decía lo que tenían que hacer y ahora les dice que no se puede hacer nada.
Cristo enjaulado
Otros corazones sólo están con Cristo en su vida privada, pero prescinden de El en la vida pública.
Son corazones tibios y miedosos, tratan con Él y le sirven pero sólo en su vida privada, pero no se atreven o no desean de verdad que Cristo Reine en la sociedad, que Reine en España.
Convendría recordarles que Dios deja bien claro en la Biblia que se avergonzaría de quienes se avergonzaran de El en la tierra. Como cualquiera que haya leído la Sagrada Escritura sabe, Dios dedica las palabras más duras no a los malos sino a los tibios.
Al final, este tipo de personas terminan siendo como una alfombra roja para que por encima de ellos pasen los descreídos o malos, quienes, sin la colaboración por omisión de los tibios poco o nada podrían hacer .
Cristo es Rey
Pocos corazones desean que su Señor Reine no sólo en sus vidas sino en la sociedad entera.
Pero estos son almas que realmente sirven enteramente a su Señor. Cristo quiere y debe Reinar en todos los corazones, es decir: en las familias, en el Colegio, en la Universidad , en los medios de comunicación, en la Banca, en el mundo laboral, en el Ejército, en la Judicatura, en los Ayuntamientos, en el Congreso de Diputados, en el Senado, en el Gobierno y en la Jefatura del Estado .
Los corazones en los que Cristo reina de verdad son la gran esperanza para la Iglesia y para España.
¿Cuándo vamos a recibir en España a Nuestro Señor Jesucristo como se merece?
Miguel Ángel Gutiérrez