Enric Barrull Casals. Los cristianos anestesiados le hacen mal a la Iglesia, como los formalismos, es necesario vencer la inercia espiritual y arriesgar en primera persona para anunciar el evangelio. Lo indicaba el papa Francisco en una de su misa cotidiana que celebra en Santa Marta.
El Pontífice indicó que aquí encontramos dos enfermedades espirituales fuertes. Dos enfermedades sobre las que “nos hará bien reflexionar”. De un lado la resignación del enfermo que triste se lamenta. Y el Papa precisó: “Pienso a tantos cristianos, tantos católicos que sí, son católicos pero sin entusiasmo, tristes”. Que dicen: ‘Sí, es la vida, es así, pero la Iglesia… Voy a misa todos los domingos, pero mejor no meterse, mantengo la fe por motivos de salud, y no tengo necesidad de darla a otro… Mejor cada uno en su casa, tranquilos en la vida… Además si haces algo corres el riesgo que te critiquen. No, mejor no arriesgar…’
Ésta es la enfermedad de la indolencia, de la indiferencia de los cristianos. Esta actitud paraliza el celo apostólico, no se preocupan de salir para anunciar el evangelio. Son personas anestesiadas. Son cristianos tristes, personas no luminosas, personas negativas y esta es una enfermedad de los cristianos. Vamos a misa todos los domingos pero decimos ‘por favor no nos molesten’. Estos cristianos sin celo apostólico no le hacen bien a la Iglesia. Hay muchos cristianos que son egoístas, sólo para sí mismos. Y añadió que “el pecado de la indiferencia es contrario al celo apostólico, de dar la novedad que nos trajo Jesús, que a mí me ha sido dada gratuitamente”.
En este paso del evangelio, explicó el Papa, encontramos también otro pecado, cuando vemos que Jesús es criticado porque realizó una curación siendo día sábado. Es el pecado del formalismo. “Cristianos -dijo Francisco- que no dejan lugar a la gracia de Dios. Y a la vida cristiana, la vida de esta gente, es tener todos los documentos en regla, todos los certificados”. “Los cristianos hipócritas, como éstos, solo se interesan por las formalidades. ¿Era sábado? Entonces no se pueden hacer milagros, la gracia de Dios no puede operar el sábado. Entonces le cierran la puerta a la gracia de Dios”.
Tenemos a tantos así en la Iglesia, a tantos. Es otro pecado. Primero los que no tienen celo apostólico porque decidieron detenerse en sí mismos, en sus tristezas, en sus resentimientos. Y estos otros que no son capaces de llevar la salvación porque le cierran la puerta.