¿Es oportuna y pertinente la reforma constitucional?
Redacción. A falta de un mes para que se disuelvan las agónicas cortes de esta legislatura patética, PSOE y el PP han negociando “in articulo mortis” una reforma constitucional que contempla la disciplina presupuestaria de las administraciones públicas y una futurible ley orgánica en la que se recogería la cifra de límite máximo de déficit, que se establecería en un 0,4% el déficit estructural global máximo, donde el déficit estructural del Estado no podrá superar el 0,26% del PIB nacional mientras que las CCAA no podrán tener un déficit superior al 0,14% del PIB regional.
La coordinadora de la campaña electoral del PSOE, Elena Valenciano, calificó como fundamental el acuerdo con el PP en el que trabajó su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, y los socialistas han insistido para que la reforma de la Constitución no incluya una cifra exacta de tope de déficit y sólo falta cerrar algunos flecos con el Partido Popular sobre la mencionada ley orgánica donde sí se fijarían cifras concretas, que no han sido precisadas. Esto permitiría "flexibilidad para que la economía pueda adaptarse a los tiempos buenos y también en los momentos malos", que garantice la sostenibilidad de la política social, y ha manifestado su voluntad de que otras fuerzas políticas apoyen el texto. El objetivo, ha subrayado, es que la economía española alcance una estabilidad que permita no volver a cometer "los errores del pasado".
Ya sólo falta que se debatan las enmiendas para que la medida pueda tramitarse en las Cortes Generales antes de que se disuelvan, el 27 de septiembre, tras la convocatoria electoral del 20-N y, si finalmente hay acuerdo, la reforma constitucional será aprobada por la Cámara Baja la próxima semana, en tres días, ya que será tomada en consideración el martes y verá la luz verde el viernes, antes de pasar al Senado.
Fue el exiguo resto desacreditado de presidente del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien, en un pleno extraordinario del Congreso el pasado martes, abogó por fijar un techo de deuda y déficit públicos en la propia Constitución, en la línea de Alemania que gobierna la para él otrora “fracasada” Angela Merkel; y Rajoy aceptó la oferta, que necesita ser aprobada por los tres quintos de los miembros de las Cortes Generales, lo que obliga a los dos principales partidos a votar juntos. Algo que no han querido hacer en los últimos siete años…
Fuera del Parlamento, los sindicatos CCOO y UGT han mostrado su "firme rechazo" a la reforma, frente al "completo apoyo" expresado por las patronales CEOE y CEPYME. Es decir, un magnífico consenso sobre el porvenir que se augura a tan urgente medida.
¿Pero qué valor efectivo tiene una reforma constitucional que no establece cifras? ¿Qué confianza inspiran las cifras que pueda establecer una simple Ley Orgánica que puede variarse en cada momento y que vuelve a poner la estabilidad de España en manos de los partidos minoritarios que ya se están frotando las manos? Aprovechando este debate, desde el ámbito autonómico, al que también afectaría esta disciplina fiscal, los presidentes de Andalucía, José Antonio Griñán (PSOE), La Rioja, Pedro Sanz (PP), y Canarias, Paulino Rivero, han apostado por la flexibilidad, mientras que el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, ha adelantado que los nacionalistas vascos pedirán que también se incluya en la reforma el derecho de autodeterminación y en sentido opuesto Derecha Navarra y Española ha instado a UPN, PSN y PPN a ir más allá y que exijan la derogación y supresión de la Transitoria Cuarta de la Constitución, argumentando que “Navarra no merece estar en esta tesitura ni por pasadas o futuras prebendas económicas o políticas. El Sr. Del Burgo, que se ha proclamado autor y fiel defensor de esta Transitoria Cuarta, tiene ahora la oportunidad de enmendarlo. UPN por su parte siempre se ha manifestado a favor de la supresión, incluso nació como partido político navarro a consecuencia de esta disposición”.
Lo cierto es que es justo preguntarse qué sentido tiene tal reforma ahora. No parece admisible otro que el de, después de tantos años de falta de gobierno y de iniciativas de una oposición que se han limitado a riñas de “y tú más” como auténticos parvulitos, querer darse un lavado de cara ante la inminencia de la campaña electoral. ¿Si esta reforma ven que era tan necesaria por qué no la pactaron antes? ¿Y, si no lo es, por qué la pretenden ahora? Posiblemente sea una payasada más del circo del parlamento. En ese sentido, viene a cuento recordar las palabras del periodista Coulson Kernahan: “Las circunstancias jamás hicieron que obrara bien el hombre que no obró bien, a pesar de ellas”.