¿Para cuándo una auditoria a UGT y CC.OO?
Miguel Massanet Bosch
Ya decía nuestro docto y valiente, don Quijote: “Duerme el criado y está velando el señor, pensando como le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes”, una frase que, a poco que queramos actualizarla en lo que se refiere a lo que está sucediendo, en mal hora, en esta España sujeta a la estupidez, incapacidad, desvarío y falta de vergüenza de nuestros gobernantes socialistas, podremos observar que viene como anillo al dedo respecto a la relación de nuestro Ejecutivo, dirigido por el señor Rodríguez Zapatero y sus lacayos, los sindicatos mayoritarios de este país, CC.OO y UGT. A poca imaginación que queramos ponerle a la cosa, es fácil convertir en “amo” al Gobierno y en “el criado”, en este caso ambicioso y respondón, como corresponde al pícaro aprovechado, tipo el Guzmán de Alfarache de M. Alemán; con lo que tenemos materializada la farsa del amo preocupado por tener siempre bien contentado al criado, por aquello de que nunca se sabe si le puede salir respondón y montarle, en cualquier momento, la de San Quintín, traducida a “huelga general”, que pudiera ponerle, a él y a su Ejecutivo, contra las cuerdas y a merced de su adversario político.
Los ciudadanos españoles, yo diría los vergonzosos ciudadanos españoles, si es que queremos juzgarlos por la laxitud, conformismo, credulidad y sometimiento con que se vienen sometiendo, pasivamente, a las excentricidades y manipulaciones de un gobierno sectario que, en lugar de preocuparse por el bien de los ciudadanos y la prosperidad del país, ha preferido amarrarse al poder, intentar perpetuarse en él y, en consecuencia, dedicarse a adoctrinar a los ciudadanos, reducirlos a meros zombis domesticados, desposeyéndolos de los principios morales y éticos para regresarlos, paganizados, a las catacumbas de los romanos; no han sabido o no han podido reaccionar a tiempo y han consentido que, el señor ZP, se haya convertido en un Calígula egocentrista, un dirigente sin sentido común, que no ha dudado en someter a España a los avatares de una política económica absurda, con avances y retrocesos; y todo ello en función de llevar a término sus ideales sectarios y revanchistas, de convertir al país en un remedo de aquel que dio lugar a la Guerra Civil; sin darse cuenta de que estamos en el SigloXXI; que el mundo se mueve por otros resortes y que, el pretender revivir viejos rencores, no lleva más que a volver a separar a los españoles por colores políticos.
El protagonismo que, el señor ZP, les ha concedido a los dos sindicatos mayoritarios, con implantación en nuestra nación, que son UGT y CC.OO; a mi modesto criterio, quizá ha sido una de las mayores equivocaciones que ha cometido. En todo momento ha tenido paralizadas las reformas que, insistentemente, se le han venido pidiendo por el mundo empresarial, de una reforma en profundidad de la legislación laboral española, anclada todavía en aquello de la lucha de clases; en el error de que, el trabajador, tiene en posesión su puesto de trabajo; en la teoría sindical de que, con 8 horas de trabajo, sin esforzarse ya se ha ganado el salario y en considerar el tema de la productividad como algo ajeno al contrato laboral que le une a la empresa. Todos estos tópicos han impedido, al señor ZP, llevar a cabo la reforma que se le pedía desde Bruselas, limitándose, ante las amenazas de los sindicatos de montarle algaradas y huelgas, a las que les tiene un pánico cerval. Ha simulado emprender reformas profundas cuando lo único que, de verdad, ha hecho ha sido alargar la edad de jubilación a los 67 años y extender el periodo para calcular la base reguladora a los 25 años y, todo ello, no va a surtir verdaderos efectos hasta el año 2023.
Nada positivo sobre la negociación colectiva; nada sobre la productividad y nada sobre la necesidad de que, el salario, no esté relacionado con la indexación al coste de la vida y si a la productividad de los trabajadores. Nada sobre el absentismo y nada sobre los costes que las cotizaciones a la Seguridad Social, a cargo de las empresas, un factor que contribuye a que, nuestros costes laborales (hoy hemos sabido que, en Barcelona, están por encima de los del resto de España debido a la fuerza de los sindicatos en esta autonomía) sean de los más elevados entre los países con los que competimos.
No obstante, cuando se abre la caja de Pandora, como ha ocurrido en Andalucía con este tema de los ERE’s fraudulentos, empiezan a tomar forma viejas sospechas que todos habíamos concebido ante la evidencia del chorro de millones que el Gobierno les iba trasladando a los sindicatos CC-OO y UGT, para que mantuvieran a los trabajadores tranquilos a pesar de la dura realidad de que, en España, haya casi 5 millones de parados, lo que, con un gobierno de derechas hubiera incendiado el país. Las únicas protestas se han producido contra la oposición que, en este tema, no tiene ni arte ni parte. El señor Griñán, de Andalucía, no ceja de inyectarles millones a ambas organizaciones sindicales y el señor ministro de Trabajo, acaba de transferirles 16 millones de euros para liberados sindicales y otras “ayudas”. Se habla de que, al año, se les entregan del orden de 360 millones de euros en concepto de ayudas institucionales. Ahora, cuando en Andalucía, se conoce que CC.OO, el año 2009, tuvo que amenazar a militantes de Málaga, que pretendían denunciar ERE fraudulentos, con destituir a la ejecutiva malagueña y sustituirla con una gestora; empezamos a comprender.
Al parecer, según se refleja en la prensa, UGT y CC.OO se llevaron medio millón de euros del ERE fraudulento de Río Tinto y, todo esto, cuando todavía no se ha hecho más que iniciar las investigaciones y, es muy probable, que se destapen más casos de corrupción de los que, al parecer, nadie se quiso dar cuenta ni denunciarlo, con seguridad debido a que fueron muchos los que participaron de la “mordida” y, los que no, por miedo a perder sus enchufes en el sindicato. Ya hace muchos años que se habla de cursos de formación a los que nadie ha acudido, de inversiones que nada tienen que ver con las necesidades de los obreros, de grande beneficios recogidos de las empresas que dirigen los sindicatos. Los informes sobre las riquezas acumuladas por ambos sindicatos parece que los sitúan entre las “empresas” más importante de España. Y uno se pregunta, ¿si es verdad lo que se especula, si los sindicatos cobran por participar en los convenios, de los afiliados y reciben subvenciones del Estado y; perciben ayudas esporádicas de los gobiernos autonómicos? No parece, por contra, que hayan ayudado a los parados con parte de toda esta fortuna. Entonces, ¿a qué se destina, qué cobran los dirigentes, cuáles son los cursos que hacen, quiénes asisten a ellos y quienes los controlan? Se dice que se dan títulos de formación a quienes no la han recibido.
Los españoles pagamos impuestos (directos e indirectos), tasas, cotizaciones a la Seguridad Social y, sin embargo, se nos congelan las pensiones, se recortan los salarios a los funcionarios, se nos piden sacrificios y paciencia y, sin embargo, vean ustedes los despilfarros cometidos por el gobierno socialista, que reparte millones en subvenciones a diestro y siniestro y les tapa la boca a los Sindicatos para que no se muevan y mantenga a los trabajadores parados y sin rechistar. Y todo ello con nuestro dinero, un dinero que muchos precisan para poder mal vivir, mientras los políticos viajan el primera y hacen trampas para cobrar dietas del Parlamento Europeo.¡Es preciso y urgente una auditoria de los balances de los sindicatos y de sus dirigentes! ¡Queremos saber qué hacen con nuestro dinero y en qué lo utilizan! Que rindan cuentas al pueblo.