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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

El Gobierno del PP falta a su compromiso con las víctimas del terrorismo

¿Por qué darle más arnica a ETA?

Miguel Massanet Bosch.  Hay un proverbio chino que dice: “Las bendiciones nunca vienen en pares y los infortunios nunca vienen solos”. Y esta visto que a nosotros, los españoles, se nos vienen negando las primeras pero, por el contrario, en cuanto a infortunios nos caen como si fueran chuzos de punta. Lo que sucede es que creo que es un gran error que cuando uno se encuentra en una situación crítica busque complicarse todavía más la vida abriendo, sin necesidad, nuevos frentes de preocupaciones. La realidad es que los mamporros nos caen de todas partes como si nuestro país estuviese padeciendo las mismísimas plagas de Egipto y no tuviésemos un Moisés que, con sus poderes sobrenaturales, nos condujera por el camino acertado para alcanzar nuestra tierra de Promisión que, para la mayoría de los españoles, bastaría que fuera conseguir la tranquilidad  de poder vivir sin lujos pero sin estar sometidos a las incertidumbres, temores y bamboleos  habituales en los que la crisis nos tiene sumidos.
 
Las malas noticias de una EPA, que parece dispuesta a no dejar de darnos disgustos, ahora con  una cifra casi record de un 24’4% de tasa de paro en el primer trimestre de este 2012; la evidencia de que, en tres meses, ha aumentado en 365.900 personas y  el preocupante hecho de que tenemos, en España, 1’72 millones de hogares enteros en paro; reflejan unos datos que no dan pie a concebir esperanzas de un arreglo, aunque sea a medio plazo, de la situación española. El hecho de que el BCE, como ya comentamos en otro artículo, haya decidido cerrar la espita de la compra de deudas española y que, dentro de nuestro territorio nacional, haya autonomías dispuestas a librar su particular batalla para intentar sacar provecho de la delicada situación de nuestro ejecutivo, unidos al  aldabonazo que va a recibir nuestra deuda pública a causa de la nota de calificación  del Reino de España, que Standard&Poor’s nos ha endosado, al rebajarnos en dos peldaños nuestra nota, pasando de la “A” a la “BBB+”. Esto significa que España, aún estando en condiciones de cumplir con nuestros pagos, sin embargo, está más débil  ante cualquier eventualidad de unas condiciones económicas adversas. 
 
La fragilidad y la impotencia de nuestra nación ha quedado de manifiesto ante el hecho de que la señora Fernández  Kirchner, de Argentina, haya decretado la nacionalización de la empresa IPF, sin haber tenido en cuenta lo que pensaba España y el resto del mundo al respecto. Le ha bastado la excusa de ser un tema de interés público para justificarse, sin tener en cuenta que a la única empresa a la que ha afectado la medida  ha sido a Repsol, la mayor accionista de IPF. No obstante, vean lo curioso del caso: no ha tenido efecto alguno sobre el resto de empresas accionistas, entre ellas una norteamericana que sigue con su 17% de participación sin que le haya afectado en nada la nacionalización...
 
En esta situación, con todos los frentes abiertos y ninguno solucionado, con parte de la ciudadanía molesta por las duras y necesarias medidas adoptadas para intentar reducir nuestro déficit y con 5.600.000 parados; parece que, a alguien del Gobierno, se le ha encendido una bombilla para dar a luz a una idea que, como menos, se puede calificar de inoportuna, innecesaria y muy discutible, cuando parece que no está especialmente prevista en nuestra legislación penal y penitenciaria.
 
Cuando la AVT y el propio señor Alcaraz se han levantado, al unísono, en contra de la medida del gobierno y, el anterior presidente de la ATV, se ha expresado rotundamente respecto a las intenciones del Gobierno, que pretenden acercar presos de ETA a Euskadi “sin necesidad de pedir perdón a las víctimas”,  y facilitarles la realización de ciertos cursillos; advirtiendo indignado, “Saldremos a la calle como con Zapatero”; deberemos concluir que algo se ha hecho mal. Y si la señora, Rosa Diez, de UPyD ha apuntado que, esta iniciativa del Gobierno, le recuerda otros tiempos del señor ZP, diciendo: ¿Recuerdan cuando llamaban traidor a Zapatero?, deberemos convenir que está en lo cierto. 
 
Lo evidente es que, los mismos que votamos al PP, estamos estupefactos y dolidos al detectar lo rápido que el señor Rajoy y sus ministros se han olvidado de sus compromisos con las víctimas del terrorismo. Si he defendido al PP cuando se le ha criticado por no cumplir con sus promesas electorales de no aumentar impuestos y respetar la Sanidad y la Enseñanza; basándome en la nefasta herencia recibida del PSOE; debo afirmar, con la misma energía, que esta decisión me parece una metedura de pata importante. El abrir el tema del terrorismo, en un momento inoportuno, sólo para aliviar las tensiones con socialistas y nacionalistas vascos en un signo de debilidad y falta de autoridad del PP. Da la impresión de seguir una política iniciada en el anterior gobierno del PSOE para preparar el camino político a ETA, sin que se hayan dado las condiciones establecidas en la ley para que esto suceda.
 
Una señal más de debilidad, atribuible con toda probabilidad al ministro de Interior, señor Fernández Diaz y a el despiste del señor Rajoy, que no ha conseguido aclarar los motivos que le han llevado a tamaño error. Sólo se entiende como una cesión a las presiones del PNV y del PSOE sin que sepamos las concesiones que se pretenden de dichas formaciones políticas. A nosotros nos ha bastado comprobar el jolgorio despertado por esta decisión del Gobierno, en el PNV y en el PSOE, para llegar al convencimiento de que lo que se proyecta no traerá nada bueno para España y su unidad. Se han olvidado de que favorecer a los presos etarras,  debía ir precedido: primero, la disolución de ETA, luego pedir perdón a las víctimas y, en tercer lugar,   juzgar a los que hubieran cometido delitos y, los culpables, cumplir, íntegras, las penas.
 
A mi criterio, señores, el señor Rajoy ha cometido, quizá, la mayor equivocación de su legislatura y haría bien en rectificar antes de que, quienes lo han venido apoyando, incluso a contra corriente, acaben por darle la espalda. Y otra cosa que sería importante que tuvieran en cuenta en el PP: es conveniente tomar medidas contra la falta de información respecto a las medidas de austeridad que se nos imponen; mejorar la sincronización de las noticias que se dan y designar a un portavoz oficial que sea el encargado de informar a los ciudadanos y a la prensa; puesto que resulta muy poco tranquilizante que, sobre un mismo tema, existan versiones distintas según sea la fuente del Ejecutivo de la que procedan. No es buena política tener al pueblo desorientado, inquieto y perplejo sobre cuestiones que le afectan directamente a su bolsillo o a sus derechos civiles. En una situación de extrema gravedad si, cuando la ciudadanía está asustada, despistada y temerosa ante un futuro incierto, no se le infunde confianza, no se la tiene debidamente informada, existe el peligro de que tiendan a fiarse de lo que intenta vender la oposición, que en el caso de España, todos sabemos que no está por la labor de apoyar al Gobierno, sino que, muy al contrario, está empeñada en que, cuanto antes, tire la toalla y convoque nuevas elecciones.
 
Convendría que el señor Rajoy se prodigara un poco más, se centrara en su duro trabajo de sacarnos del embolado en el que estamos metidos, pero sin descuidarse de los problemas internos que puedan surgir del anuncio de medidas, como la de participación en el coste de medicamentos o servicios sanitarios, sin tener en cuenta que, si se toman con demasiada prisa, pueden acabar por cometer situaciones no buscadas que acaban por desautorizar la medida. Se que es difícil, pero pequeñas cuestiones son causa, en ocasiones, de grandes males. O eso es, señores, lo que pienso al respecto.

 

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