¿Por qué el campo sale a la calle?
Domingo Martínez Madrid. Las principales organizaciones agrarias han dejado de lado sus intereses particulares para aunarse y convocar un paro agrario –el día 20 de noviembre- y una gran manifestación al día siguiente (21 de noviembre). Con ello quieren llamar la atención no sólo de los poderes públicos (Gobierno y Ejecutivos regionales) sino también del resto de la población.
¿Por qué el campo sale a la calle? Motivos para la movilización hay más que de sobra ante la brutal crisis en la que se encuentra sumido un sector agrario que pierde explotaciones cada día ante la falta de rentabilidad de las mismas. En todo caso las OPAS quieren poner énfasis en la que tal vez es la gran cruz que arrastran los agricultores: los bajos precios que perciben por sus productos, precios en origen.
Y es que a las ya de por sí tensas negociaciones que habitualmente marcan la relación que mantienen entre una distribución excesivamente concentrada y una producción demasiado fragmentada, ahora se une la guerra de precios de las grandes superficies que ahogan más al eslabón más débil de la cadena: agricultores y ganaderos.
Pienso que es, por tanto, una manifestación justificada y necesaria. El campo debe hacer oír su voz ante una sociedad que desconoce buena parte de sus problemas y ante unas administraciones que no pasan, en el mejor de los casos, de buenas palabras que no se concretan en medidas efectivas.