Luis Losada Pescador

El PP acudirá a la marcha provida del próximo domingo 24. La marcha se convoca contra la cultura de la muerte y en demanda de políticas en defensa de la maternidad, el nuevo discurso del PP. Los ‘populares’ -en contraprestación- anuncian su intención de asistir. Círculo cerrado.

Pero, ¿qué es exactamente lo que quiere el PP? Casado tiene tres discursos diferentes. El primero, que hay que regresar a la ley del 85 que -dice- generó consenso social y político, no como la propuesta Gallardón. Añadía entonces Casado que la medida era necesaria para combatir la grave crisis de natalidad. La segunda, que hay que apoyar la maternidad. Y la tercera, que el PP apoyará a las mujeres que quieran ser madres y también a las mujeres que no quieran ser madres porque los ‘populares’ creen en la libertad.

Veamos. La Ley del 85 no generó consenso social; de hecho, el PP la llevó al Constitucional porque entendía -con razón- que suponía un ataque al art. 15 de nuestra Carta Magna: “todos tienen derecho a la vida”. Por otra parte, calificar de “radical” la propuesta de Gallardón por pretender incorporar en nuestra legislación el Convenio Internacional de Personas con Discapacidad del que España es signatario y legislar conforme a la sentencia del Constitucional es -como mínimo- inconsistente.

Y argumentar que la ley es necesaria para combatir la crisis de natalidad es mezclar churras con merinas. Las dos tienen cuatro patas, pero no conviene confundirlas.

Tras las críticas internas, Casado recula y apuesta por una Ley de Apoyo a la Maternidad. Probablemente el bien posible cuando la cultura de la muerte está tan extendida y la conciencia del aborto como derecho es prácticamente universal. Pero, ¿en qué consiste exactamente la propuesta?, ¿qué ayudas prevé para las madres que se encuentran ante un embarazo inesperado? La última propuesta consiste en favorecer la adopción mediante el anonimato de la madre biológica. ¿Y el derecho del niño a conocer sus orígenes biológicos?

Es verdad que la adopción es opción. Pero debe de ser la última opción. Antes hay que plantear programas sociales que permitan que el hijo permanezca con su madre. Pisos de acogida, preferencia en el empleo, etc. En España hay muchas asociaciones coraje haciendo esta labor en permanente última pregunta. Ayudar a ayudar debería de ser una prioridad.

Pero la última propuesta de Casado resulta todavía más inquietante. Dice -sin concretar- que apoyará a las mujeres que quieran ser madres y a las que no quieran, también, porque para eso el PP es un partido liberal. ¿Abortar es ejercer la libertad?, ¿debe un gobierno apoyar a quien comete un delito aunque esté despenalizado?, ¿debemos de seguir financiando el aborto con el esfuerzo fiscal de los españoles? Y por cierto: la madre que no quiere ser madre sólo puede elegir entre ser madre de un hijo vivo o madre de un hijo muerto.

Estaría bien estudiarse los temas antes de pronunciarse. Quizás es lo que están haciendo los del Vox, silentes en este asunto. En sus 100 puntos programáticos apelan a una genérica defensa de la vida desde la concepción. Proponen asistencia y alternativas para embarazos inesperados y una reforma de la Ley de Adopción. Creo que el camino es el correcto. La urgencia es ofrecer alternativas dignas, con la adopción como último recurso. Pero eso no impide como objetivo último -como la supresión de las CCAA- la reforma de una ley que desprotege la vida y que considera que algunas vidas humanas son disponibles.

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